Juan Jos¨¦ Padilla, herido muy grave en el cuello
Seg¨²n el parte facultativo, firmado por el doctor y cirujano de la plaza de Pamplona, H¨¦ctor Ortiz, Juan Jos¨¦ Padilla sufri¨® 'cornada en regi¨®n cervical que diseca en su totalidad y en sentido transversal el cuello. Presenta fractura de la cara anterior de la segunda y tercera v¨¦rtebras cervicales y contusi¨®n en el es¨®fago. Pron¨®stico muy grave'.
El matador fue trasladado al hospital Virgen del Camino, donde permanecer¨¢ en observaci¨®n. Antes, justo despu¨¦s de que Padilla entrara a matar a su primer toro, en la puerta de enfermer¨ªa, ?scar Padilla, hermano del diestro, y Luis Bl¨¢zquez no pod¨ªan reprimir las l¨¢grimas. Los dos son banderilleros del de Jerez y acababan de recoger su cuerpo inerte. 'Estaba inconsciente. Ha sido terrible. Estos toros son muy dif¨ªciles', acierta a decir ?scar. A la tensi¨®n se suman todos.
En las enfermer¨ªas de las plazas de toros, la gravedad de las heridas avanza con el estruendo de la bota de un picador. La impaciencia hace que las monas (as¨ª se llama la armadura que protege la pierna derecha de la embestida del toro) pongan ritmo a la tragedia. Justo Ja¨¦n es picador y en el castore?o guarda a la Virgen de la Soledad de Trebujana (C¨¢diz). 'Le ha cogido en el aire', dice a su compa?ero de cuadrilla, tambi¨¦n varilarguero, Antonio N¨²?ez.
El comentario tiene por testigo la c¨¢mara digital de un fot¨®grafo por la que, fotograma a fotograma, se reproduce entera la cogida. 'El pit¨®n derecho le ha entrado por el lado izquierdo', dice uno. 'Creo que ha sido al rev¨¦s', responde el colega sobre otra imagen.
El mismo vestido
Pasados unos minutos, en el traj¨ªn de una puerta enferma de impaciencia, llegan las primeras noticias tranquilizadoras. 'No parece que haya afectado a ninguna arteria o cosa importante', afirma Jos¨¦ Luis Segura, el apoderado. El comentario es traducido en cadena. 'No ha dado en vena', apostilla ?scar. 'Nos tem¨ªamos lo peor y, al final...', a?ade El Mangui, el banderillero que completa la terna de subalternos.
'Ya lo dec¨ªa yo. Este vestido es el mismo de San Sebasti¨¢n', dice Segura con aire de negro enigma. El 31 de marzo, en Illumbe, un toro de Victorino Mart¨ªn asaetaba el traje rosa que Padilla volvi¨® a calzar ayer. Los malos presagios empiezan a rodar. 'Ya es mala suerte. Pero estos toros', insiste el hermano y pe¨®n de confianza. En efecto, este hierro ya conoce la anatom¨ªa del diestro herido. 'Y adem¨¢s tambi¨¦n fue aqu¨ª'. Hace dos a?os, otro miura se llev¨® tambi¨¦n a Padilla camino de la enfermer¨ªa. De paso, le dio el triunfo. 'Y en Sevilla, no hay que olvidarlo', apostilla.
Jos¨¦ Luis Molinero, m¨¦dico y amigo del torero, recuerda que el toro que ha provocado el desaguisado se llama Sure?o, pesa 670 kilos y en el encierro fue como un rayo. 'Fue el que estuvo media carrera con una camiseta en las astas', dice otro.
Babelia
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