Genio de los n¨²meros a los quince a?os
Un madrile?o consigue la medalla de bronce en la Olimpiada Internacional de Matem¨¢ticas, celebrada en EE UU
Piense en el siguiente problema: 21 chicas y 21 chicos participan en un concurso matem¨¢tico. Cada participante resuelve, como mucho, seis problemas. Y cada pareja posible de chica y chico resuelve al menos uno en com¨²n. Pruebe que hubo por lo menos un problema que fue resuelto por tres chicos y tres chicas.
Dif¨ªcil, ?verdad? Pues a seis enunciados como ¨¦ste, sin soluci¨®n aparente, se tuvo que enfrentar Luis Hern¨¢ndez Corbato, un chaval de 15 a?os que ha conseguido una medalla de bronce en la Olimpiada Internacional de las Matem¨¢ticas, cuya edici¨®n n¨²mero 42 se llev¨® a cabo en EE UU, en el Estado de Washington, del 3 al 14 de julio pasados.
Luis acudi¨® al encuentro, en el que participaron unos 500 representantes de 83 pa¨ªses, como parte del equipo espa?ol, al que tambi¨¦n pertenec¨ªan Ignacio Cascudo Pueyo, Joaquim Cevallos Morales, Sergio Mill¨¢n L¨®pez, Miquel Oliu Barton y Mart¨ª Prats Soler. Cevallos, Mill¨¢n, Oliu y Prats son de Barcelona. Y Cascudo, de Oviedo. El ¨²nico representante madrile?o era Luis, que, adem¨¢s, era el benjam¨ªn del grupo.
Una vez all¨ª se tuvo que enfrentar a dos maratonianas jornadas, en las que cada d¨ªa deb¨ªa resolver seis problemas. En la primera sesi¨®n, que se inici¨® a las nueve de la ma?ana y concluy¨® pasadas las dos de la tarde, Luis s¨®lo pudo resolver dos enunciados. La respuesta de uno de ellos fue puntuada con un seis -el m¨¢ximo era siete-, pero el resultado del otro ejercicio era incorrecto. En la segunda sesi¨®n alcanz¨® la mayor puntuaci¨®n en una de sus respuestas.
Dado el grado de dificultad de la competici¨®n, la puntuaci¨®n de Luis le vali¨® para colocarse como ganador de una codiciada medalla de bronce. Dos de sus compa?eros de equipo s¨®lo alcanzaron a recibir una menci¨®n de honor, todo un m¨¦rito si se tiene en cuenta que este evento es considerado como uno de los m¨¢s importantes del mundo. 'Es la cima de las matem¨¢ticas', dice, emocionado, Gregorio Hern¨¢ndez, el padre de Luis.
A Luis, en cambio, parece no alterarle demasiado su impresionante habilidad para las matem¨¢ticas. Cuando habla de su triunfo, lo hace de forma pausada, tranquila. Es m¨¢s, parece un poco molesto cuando le preguntan, a manera de broma, aquello de '?para qu¨¦ sirven las matem¨¢ticas?' 'Para pensar. Para crear', afirma sin titubeos. Y su padre enseguida aclara: 'El c¨®digo de barras, el lector de un CD, detr¨¢s de todo eso, s¨®lo por poner un ejemplo, se esconden las matem¨¢ticas'.
Lo de las llamadas ciencias exactas es, en el caso de los Hern¨¢ndez Corbato, un asunto de familia. Azucena, la madre, es profesora de matem¨¢ticas en el instituto Fortuny, donde estudia Luis. Y Gregorio, el padre, lo es en la Universidad Polit¨¦cnica. Carlos, el hijo mayor, tambi¨¦n ha ganado varios concursos en la misma materia y ahora se prepara para cursar estudios de ingenier¨ªa industrial.
'Pero lo de Luis no tiene nada que ver con que seamos profesores de matem¨¢ticas; creo que no hemos alcanzado a influirle tanto', aclara Azucena. 'Eso le viene de peque?ito; ya cuando estaba en el parvulario repet¨ªa un par de veces las tablas de multiplicar y enseguida se las aprend¨ªa', cuenta.
?Y c¨®mo es la vida de un chico de 15 a?os entregado a las matem¨¢ticas? 'Muy tranquila, normal. No hago nada fuera de lo com¨²n. De vez en cuando practico alg¨²n problema, pero tambi¨¦n voy al cine, a jugar al f¨²tbol...'
Selecto grupo
Tan de lejos le viene a Luis su habilidad para las matem¨¢ticas, que a los 11 a?os comenz¨® a formar parte de un selecto grupo que el catedr¨¢tico Miguel de Guzm¨¢n puso en marcha, con el patrocinio de varias instituciones, para descubrir el talento precoz en esta materia.
Se trataba de trabajar, durante todos los s¨¢bados del curso, en la resoluci¨®n de problemas que requer¨ªan una alta dosis de habilidad y concentraci¨®n, y que, adem¨¢s, estaban fuera de la programaci¨®n normal del instituto.
Luis perteneci¨® a la primera promoci¨®n y, a partir de ah¨ª, comenz¨® a participar en cuanto concurso regional se llevara a cabo en Madrid. Este chico, que acaba de terminar cuarto de la ESO y se prepara para comenzar su bachillerato, fue segundo en el primero de los concursos regionales en los que particip¨®. Despu¨¦s se ha ido coronando campe¨®n a?o tras a?o. Parece invencible.
Pero sus logros no terminan ah¨ª. En el extenso historial de medallas, menciones especiales y reconocimientos de este genio de las matem¨¢ticas se encuentran tambi¨¦n torneos hispanoamericanos, como el Rioplatense, que se celebra en Argentina y que goza de gran prestigio en Latinoam¨¦rica. All¨ª ha conseguido tres preseas doradas en cuatro competiciones. Ahora est¨¢ a la espera de los resultados de una prueba que envi¨® por correo y que espera le otorgue otra medalla m¨¢s.
Para llegar hasta Washington, Luis tuvo que participar en un largo proceso del que siempre sali¨® airoso. Primero fueron las olimpiadas regionales; despu¨¦s, las nacionales, y finalmente las internacionales. 'Este a?o, la fase nacional se llev¨® a cabo en Murcia, organizada por la Real Sociedad Matem¨¢tica Espa?ola. Fue la edici¨®n n¨²mero 37', explica Luis.
A la competici¨®n se presentan, por lo general, chicos con edades comprendidas entre los 17 y los 18 a?os. Casi todos, a punto de entrar en la Universidad.
Una vez que fue seleccionado para el equipo espa?ol, la Real Sociedad Matem¨¢tica organiz¨® intensas jornadas de preparaci¨®n. Las primeras, en C¨®rdoba, con profesores universitarios, y las otras, en Barcelona.
Para enfrentarse a los dif¨ªciles enunciados, Luis asegura que los conocimientos no hacen tanta falta. Hay que tener bases, claro. 'Pero lo que cuenta son tus capacidades y tu talento. Es que sobre todo son problemas que requieren mucho ingenio', dice.
En las t¨¦cnicas que se utilizan para resolver los ejercicios existen reglas de c¨¢lculo, abstracci¨®n, teor¨ªa de los n¨²meros y geometr¨ªa, que Luis maneja como todo un experto. 'Y hay muchas cosas que ¨¦l no ve en el instituto, porque el nivel es inferior', subraya su madre.
Como todav¨ªa hay muchas cosas que, en efecto, a¨²n no ha visto Luis en el instituto, por ahora sus gustos pasan por el ¨¢lgebra, las sucesiones y las combinatorias. 'Es que no hay explicaci¨®n para esto; sencillamente, me gusta', dice con su tono pausado. Pero no todo son las matem¨¢ticas: 'La f¨ªsica tambi¨¦n me gusta', comenta sonriente.
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