El di¨¢logo con ETA
El acuerdo program¨¢tico del Gobierno de coalici¨®n formado por PNV y EA propugna la apertura de 'un proceso de distensi¨®n y di¨¢logo' orientado a solucionar 'el problema de la violencia'; durante el discurso pronunciado hace una semana ante el Parlamento de Vitoria en la sesi¨®n de su investidura, Juan Jos¨¦ Ibarretxe invit¨® tambi¨¦n al di¨¢logo sin exclusiones a los partidos representados en la C¨¢mara vasca, inclu¨ªdo el brazo pol¨ªtico de ETA. La brutal respuesta de la organizaci¨®n terrorista al llamamiento del reci¨¦n elegido lehendakari no se hizo esperar: el mismo d¨ªa en que Ibarretxe juraba su cargo, Jos¨¦ Javier M¨²gica, concejal de Uni¨®n del Pueblo Navarro (UPN) en Leitza, era v¨ªctima mortal de un atentado y el ertzaina Mikel Uribe ca¨ªa acribillado en una emboscada.
A nadie le pod¨ªa coger de sorpresa esa sangrienta devoluci¨®n de tarjeta: los dos portavoces de ETA que se confesaron el pasado 7 de junio al diario Gara -¨®rgano oficioso del nacionalismo radical tras el cierre de Egin- expusieron de manera di¨¢fana sus ideas en torno al di¨¢logo. Los terroristas entrevistados escupieron sobre las tumbas de Juan Mar¨ªa J¨¢uregui y Ernest Lluch -dos socialistas asesinados por ETA pese a sus esfuerzos para buscar una 'salida dialogada'- con hirientes menciones a su memoria. Tambi¨¦n recibieron su correspondiente rociada de injurias los dirigentes de la organizaci¨®n pacifista Elkarri, promotores de una Conferencia de Paz apadrinada por el Gobierno de Vitoria: 'Parece un montaje. Eso s¨ª, primero han comenzado a recaudar dinero. ?Para qu¨¦? ?Para seguir haciendo fraude durante otros diez a?os? La paz es algo demasiado serio para dejarlo en manos de Elkarri'. Finalmente, los portavoces de ETA avisaron ominosamente a los concejales de UPN que ingresar¨ªan en el corredor de la muerte -donde ya guardan turno los cargos representativos del PP y del PSOE en el Pa¨ªs Vasco- a menos que exigieran al Gobierno el acercamiento a Navarra de los presos condenados por delitos terroristas y mostraran 'una actitud clara y p¨²blica' en favor de las tesis del Pacto de Estella.
De las declaraciones publicadas en Gara se desprende que el ¨²nico di¨¢logo posible con ETA tendr¨ªa que versar obligadamente sobre una reedici¨®n al alza ('habr¨¢ que hacer un nuevo intento m¨¢s firme, m¨¢s elaborado, m¨¢s honesto y m¨¢s maduro') de sus acuerdos con PNV y EA, firmados en secreto durante el verano de 1998, y del Pacto de Estella, suscrito p¨²blicamente un mes despu¨¦s por todas las fuerzas nacionalistas: la ruptura con el Estatuto de Gernika, el abandono de las instituciones auton¨®micas, la creaci¨®n de un censo electoral reservado a los nacionalistas y la marginaci¨®n de los vascos constitucionalistas abrir¨ªan la marcha hacia una Euskal Herr¨ªa independiente.
?Qu¨¦ sentido tiene, as¨ª pues, repetir como un sonsonete m¨¢gico la palabra di¨¢logo si sus potenciales destinatarios no s¨®lo rechazan la invitaci¨®n sino que adem¨¢s asesinan a sus promotores (como ocurri¨® con J¨¢uregui y Lluch) o los insultan (caso de los dirigentes de Elkarri)? Ni siquiera se trata de una cl¨¢usula de estilo inofensiva; en su monograf¨ªa Patriotas de la muerte (Taurus, 2001), Fernando Reinares subraya la previsible utilizaci¨®n de esos llamamientos como combustible para la hoguera de la violencia: el nacionalismo radical siempre ha interpretado tales propuestas como un s¨ªntoma de la debilidad de sus adversarios y como la confirmaci¨®n de que la estrategia de terror es altamente rentable. Los actuales jelkides del PNV dicen compartir con los dirigentes de ETA los fines independentistas e irredentistas de la Gran Euskal Herria, aunque discrepen en los medios y condenen los asesinatos perpetrados por sus hermanos separados; tanto los unos como los otros realizan una interpretaci¨®n hist¨®rica gratuitamente fatalista de las instituciones auton¨®micas, concebidas arbitrariamente como escal¨®n meramente temporal de la ineluctable constituci¨®n -por las buenas o por las malas- de un Estado vasco independiente formado por el actual Pa¨ªs Vasco, Navarra y los territorios franceses euskaldunes. Conformes sobre los fines, el desacuerdo entre nacionalistas moderados y radicales sobre sus respectivos medios tiene incluso un aliviadero que los hace sincr¨®nicos y complementarios: el PNV nunca condicion¨® hasta ahora el di¨¢logo con ETA al cese definitivo de la violencia.
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