"Consejos para un megapollo como la cumbre del G-8"
La avanzadilla antiglobalizaci¨®n espa?ola super¨® un control policial en La Jonquera camino de un c¨¢mping en G¨¦nova
La octavilla corr¨ªa de mano en mano entre los cincuenta y pocos j¨®venes espa?oles que ocupaban el autob¨²s camino de la frontera italiana de Ventimiglia, principal obst¨¢culo antes de llegar a G¨¦nova, sede a partir del viernes de la cumbre de los ocho pa¨ªses m¨¢s ricos del mundo (G-8). Su t¨ªtulo era Peque?o manual para manifestantes anti-G-8 y consist¨ªa en unas someras recomendaciones 'para un megapollo como el de G¨¦nova': qu¨¦ es delito en Italia, c¨®mo hay que actuar ante la polic¨ªa, qu¨¦ hacer en caso de detenci¨®n... El grupo de espa?oles que anoche lleg¨® a G¨¦nova constitu¨ªa s¨®lo una avanzadilla de las decenas de miles de desobedientes que viajan ya hacia la cumbre del G-8 para luchar contra la globalizaci¨®n.
El autocar sali¨® ayer a las diez de la ma?ana de Barcelona. Otros dos hicieron lo mismo desde el Pa¨ªs Vasco y Madrid. En total, unos 200 activistas espa?oles de pelaje variado (ecologistas, okupas, miembros del colectivo radical Attack...) con ganas de plantar cara al poder en G¨¦nova.
La octavilla con las instrucciones para el "megapollo" de G¨¦nova no dej¨® ning¨²n detalle al azar: hay que ir siempre identificado, evitar el di¨¢logo por cuenta propia con las fuerzas del orden (para eso est¨¢n las organizaciones) e intentar mantener bien unidos los llamados "grupos de afinidad" (entre cinco y diez personas que se intercambian tel¨¦fonos de contactos y que se cuidan mutuamente durante las jornadas de protesta para avisar en caso de detenci¨®n o para atender al que resulte herido en los enfrentamientos con las fuerzas del orden). El papel recoge adem¨¢s informaci¨®n ¨²til sobre el sistema legal italiano. Por ejemplo, diez personas que insultan o amenazan a la polic¨ªa constituyen una reuni¨®n ilegal y, por lo tanto, pueden ser detenidas; camuflarse o dificultar la identificaci¨®n (con un casco, por ejemplo), es delito; interrumpir un servicio p¨²blico (el paso de un autob¨²s, por ejemplo), tambi¨¦n.
Apenas tres horas despu¨¦s de la salida del autob¨²s desde la estaci¨®n de Sants en Barcelona, comenzaron los problemas. Un control del Cuerpo Nacional de Polic¨ªa en el paso fronterizo de La Jonquera vino a reforzar la tesis de los grupos antiglobalizaci¨®n de que existe una "acci¨®n coordinada de intercambio de informaci¨®n" entre las polic¨ªas de UE contra los desobedientes. Cuatro furgones policiales retuvieron durante una hora al pasaje para comprobar la documentaci¨®n de sus ocupantes. Lourdes, andorrana de 21 a?os, o Marcos, tambi¨¦n de 21, que sali¨® de Valladolid y lleva dos d¨ªas viajando vieron el final de su aventura cuando se llevaron sus documentos. Ella, por entregar un pasaporte caducado; ¨¦l, con el pelo largo, barba, collares y pulseras, por acertar adrede con el estigma est¨¦tico que buscaban las autoridades.
Corrieron mejor suerte los tres griegos, otros tantos argentinos y dos irlandeses que se mezclaron con el grupo espa?ol. "Est¨¢bamos de viaje por Espa?a y nos enteramos de lo de G¨¦nova. Contactamos con el grupo a trav¨¦s de Internet, y aqu¨ª estamos", declar¨® unos de ellos. El incidente desat¨® de inmediato las especulaciones sobre los controles en la frontera italiana de Ventimiglia, donde se esperaba un imporante dispositivo de la polic¨ªa italiana para impedir la llegada de manifestantes a G¨¦nova.
La tranquilidad apareci¨® a media tarde por tel¨¦fono. El autob¨²s que hab¨ªa salido del Pa¨ªs Vasco pas¨® el control fronterizo "sin problemas" y confirm¨® su llegada a G¨¦nova a las nueve de la noche. "Si un autob¨²s lleno de vascos ha pasado, nosotros no tendremos problema", coment¨® un sevillano. Efectivamente, el resto de los espa?oles lleg¨® en torno a la medianoche, derechos al camping. Tras 12 horas de viaje, cuatro paradas y la proyecci¨®n de Torrente, la tensi¨®n acumulada se desinfl¨® solo a medias. Adem¨¢s de la organizaci¨®n de la protesta, hay otras incertidumbres: qu¨¦ pasa en la frontera con los otros autobuses, si funcionar¨¢n los m¨®viles, a qui¨¦n le sobra sitio en la tienda de campa?a. El tel¨¦fono m¨®vil ha creado en estos casos una verdadera rumorolog¨ªa de autob¨²s, y ya sabe todo el mundo lo que dicen los peri¨®dicos de ma?ana, como que el autob¨²s de Madrid est¨¢ en la frontera de la Junquera ?Todav¨ªa? Y sobre todo que el mi¨¦rcoles tocar¨¢ Manu Chao y el jueves podr¨ªa sorprendernos Bob Dylan.
La previsi¨®n de las organizaciones convocantes de las movilizaciones es que m¨¢s de 1.000 espa?oles est¨¦n entre los 100.000 manifestantes que se dar¨¢n cita en G¨¦nova entre el jueves y el s¨¢bado. Las autoridades francesas y alemanas empezaron ayer a filtrar a los antiglobalizaci¨®n en su territorio. No les ser¨¢ f¨¢cil, ya que, desde las numerosas p¨¢ginas de Internet a trav¨¦s de las que se comunica esta pl¨¦yade de movimientos sociales, se recomienda disfrazarse lo mejor posible de apacibles turistas.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.