El etarra Azkoiti muere en la clandestinidad
Fue protagonista de una operaci¨®n fracasada que auspici¨® el PNV para conseguir una tregua de ETA en 1993
El hist¨®rico miembro de ETA Jos¨¦ Luis Arrieta Zubimendi, Azkoiti, muri¨® ayer de un ataque al coraz¨®n en Toulouse (Francia), donde resid¨ªa clandestinamente desde que desapareci¨® del control policial en 1994. La biograf¨ªa del viejo dirigente etarra nacido en Azpeitia (Guip¨²zcoa) arranca paralela a la de su amigo Txomin Iturbe Abasolo, del que fue estrecho colaborador, y recorre pr¨¢cticamente la historia de ETA desde su participaci¨®n, en 1970, en el secuestro del c¨®nsul alem¨¢n en San Sebasti¨¢n, Eug¨¦ne Beihl, una de las primeras acciones de ETA con la que logr¨® una gran repercusi¨®n internacional para el proceso de Burgos.
La muerte por enfermedad le sobreviene a Azkoiti a los 56 a?os y en situaci¨®n de clandestinidad, circunstancias que delatan el fracaso y la incapacidad que ha tenido la generaci¨®n que milita en ETA desde sus inicios, para hacer valer su veteran¨ªa, influir internamente y evitar que se perpetuara la violencia a trav¨¦s de sucesivas generaciones con el paso de los a?os. Un fracaso que es a¨²n mayor si se tiene en cuenta las oportunidades de las que sus componentes han disfrutado, y desaprovechado, para que dieran un golpe interno y recobraran el poder en la ejecutiva etarra con el fin de iniciar una negociaci¨®n. Esta generaci¨®n ha mantenido una interlocuci¨®n peri¨®dica con el PNV y las autoridades francesas que siempre tuvieron en cuenta su condici¨®n de veteranos.
Azkoiti fue el tesorero, y como tal el hombre fuerte de la ejecutiva que lider¨® Txomin Iturbe hasta que fue detenido en 1985. Como responsable de las finanzas de la banda llevaba puntualmente un archivo de todos los empresarios y profesionales extorsionados esos a?os con el impuesto revolucionario en un zulo construido en los s¨®tanos de la cooperativa de muebles Sokoa, situada a orillas del Bidasoa, en la misma frontera de Hendaya, donde tambi¨¦n iban a parar las armas antes de ser enviadas a Espa?a. Su descubrimiento, en una espectacular operaci¨®n, supuso, en noviembre de 1987, la detenci¨®n de Azkoiti cuando era n¨²mero uno y sucesor de Txomin.
Su captura producida poco despu¨¦s de la muerte de Iturbe en Argelia, supuso el definitivo traspaso del poder en ETA a la siguiente generaci¨®n. La lideraba entonces el responsable pol¨ªtico de la ejecutiva, Jos¨¦ Antonio Urrutikoetxea, Josu Ternera, un jefe m¨¢s joven y con perfil de negociador duro. Fue detenido en 1989 poco antes del inicio de las conversaciones de Argel entre el Gobierno socialista y ETA y su ca¨ªda dej¨® expedita la v¨ªa a la direcci¨®n al jefe operativo de la ejecutiva, el temible Francisco Mugika Garmendia, Paquito, a Jos¨¦ Luis ?lvarez Santacristina, Txelis, y a Jos¨¦ Arregi Erostarbe, Fitipaldi. Esta troika protagoniz¨® otra sangrienta etapa de ETA hasta su detenci¨®n en Bidart, en abril de 1992.
Esta ca¨ªda de la direcci¨®n en bloque dej¨® descabezada a ETA y supuso para Azkoiti una oportunidad extraordinaria que dur¨® entre 1992 y 1994, el momento m¨¢s delicado y d¨¦bil por el que ha atravesado la banda en su historia. A pesar de estar detenido en Francia y con numerosos sumarios sobre sus espaldas, el ex finaciero de ETA fue el protagonista de una negociaci¨®n -se denomin¨® Operaci¨®n Azkoiti- que auspiciaron el PNV y el Ministerio de Interior socialista, y facilitaron las autoridades judiciales y policiales francesas, con el jefe antiterrorista Joel Cathal¨¢ a la cabeza, para tratar de que ETA declarara una tregua que posibilitara la apertura de un di¨¢logo en busca de una soluci¨®n.
En julio de 1992, tres meses despu¨¦s de Bidart, la juez Laurence Levert orden¨® su liberaci¨®n y confinamiento en Perpignan. Era una decisi¨®n pol¨ªtica para que Azkoiti, quien en libertad acced¨ªa autom¨¢ticamente a la ejecutiva etarra, impulsara a ETA hacia un alto al fuego. En febrero de 1993, Azkoiti se traslad¨® a un piso en Par¨ªs en compa?¨ªa de otros militantes de su generaci¨®n como Eloy Uriarte, Se?or Robles, y Jos¨¦ Luis Ansola, Pello el viejo, todos ellos liberados del peso de la justicia con la misma condici¨®n.
El piso parisino se convirti¨® as¨ª en la sede de una negociaci¨®n, impulsada por los Gobiernos espa?ol y franc¨¦s, en la que intervinieron la vieja generaci¨®n de ETA -entre ellos Juan Jos¨¦ Etxabe-, dirigentes del PNV, los abogados de HB afines pero retirados, como I?aki Esnaola y Christianne Fando, y hasta el secretario para la Seguridad Rafael Vera. El comisario Cathal¨¢ contribuy¨® a la misma con numerosas visitas a los dirigentes, quienes, para su sorpresa, no se negaron del todo a una tregua.
Fueron meses en los que Azkoiti, libre, hasta disfrut¨® de movilidad por territorio franc¨¦s y cierta financiaci¨®n con el objeto de conocer la opini¨®n de la militancia etarra. Hasta que un d¨ªa de 1994 desapareci¨® con el apoyo de la direcci¨®n etarra, que lo sac¨® del c¨ªrculo de vigilancia al que estaba sometido. Pas¨® a la clandestinidad sin dejar rastro. ETA, un a?o m¨¢s tarde, aprobaba una nueva estrategia que para HB se concret¨® en la ponencia Oldartzen. Institu¨ªan la desestabilizaci¨®n pol¨ªtica a base de sabotajes combinada con una lucha armada selectiva.
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