Realismo m¨¢gico
La inmediatez y el enorme n¨²mero de noticias hacen que los peri¨®dicos, una vez le¨ªdos, se tiren o, a lo sumo, se reciclen. As¨ª perdemos joyas que con el tiempo echaremos en falta. En un hogar medio no es posible guardar todos los recortes que a uno le interesan -no hay espacio-, y tampoco es propicio el ritmo apresurado de nuestras vidas para guardar, archivar, releer esa noticia, este reportaje, aquel art¨ªculo que tanto nos interesaron o conmovieron. S¨®lo las hemerotecas y los gabinetes de los especialistas acogen, sin la premura del tiempo y la pulsi¨®n de las obligaciones perentorias, el papel impreso que protocoliza el devenir de los d¨ªas. Sin embargo, hay ocasiones en las que todo te induce a recortar, fotocopiar, circularizar, guardar como un tesoro las p¨¢ginas del diario. A m¨ª me ha ocurrido varias veces. Por ejemplo, ahora.
Un extra?o juego de casualidades hace que mi esposa me pase una copia del testamento vital atribuido a Garc¨ªa M¨¢rquez. Retomo Cien a?os de soledad a la vez que leo El viaje de Baldassare, de Amin Malouf, en el que otro cien y otro manuscrito (El cent¨¦simo nombre) son protagonistas de una peripecia vital. En ¨¦l se cita a la ciudad de Alepo. Y aqu¨ª empieza el desenfreno de casualidades personales del ¨²ltimo fin de semana: Rosa Reg¨¤s se enamora de Alepo, la ciudad blanca, en El Viajero (EL PA?S, 14 de julio), y Gabriel Garc¨ªa M¨¢rquez, desde la mism¨ªsima portada (EL PA?S, 15 de julio), nos regala otro diamante cont¨¢ndonos magistralmente el proceso de elaboraci¨®n de su obra grande, las peripecias vitales de su particular viaje con un manuscrito ¨²nico bajo el brazo, las penurias econ¨®micas, el valor de la amistad, las casualidades...
Creo que, a veces, su peri¨®dico escribe pensando s¨®lo en m¨ª y en c¨®mo regalarme un fin de semana inolvidable. Es puro realismo m¨¢gico.
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