Malestar pactado

El nuevo malestar es el de las discusiones entre el partido socialista y el conservador para la provisi¨®n de cargos institucionales, sobre todo en los tribunales. Molesta que el PP haya presentado un magistrado que tuvo un brillante ejercicio fascista, o franquista -si se acepta el sin¨®nimo-; molesta que los dos hayan acordado suprimir un puesto que ha tenido siempre el PNV, continuando la disparatada, antidemocr¨¢tica y m¨¢s bien salvaje campa?a electoral. Hay algo m¨¢s grave: que se elijan as¨ª los jueces.

El Poder Judicial no es tal poder si los dos partidos ¨²nicos lo configuran, y s¨ª debe significar un equilibrio entre ellos. ?C¨®mo deber¨ªa formarse? No s¨¦ si por elecci¨®n, como son esos cargos en EE UU y creo que en alg¨²n otro pa¨ªs: he perdido la confianza en los resultados electorales, y me han ayudado mucho a esta liberaci¨®n las pel¨ªculas donde se ve c¨®mo se eligen en EE UU tales cargos. Esa gran naci¨®n mantiene sobre todo su independencia en el cine. A pesar de las dificultades de productores y directores.

Quiz¨¢ por cooptaci¨®n: que los propios jueces de todas clases designaran entre s¨ª a sus representantes. Tampoco est¨¢ claro. La idea de nombrarlos por el Parlamento, como otros cargos -el Consejo de RTVE, por ejemplo-, se malea cuando el Parlamento no tiene una verdadera representaci¨®n popular, ni hay discusiones, examen de candidatos, intervenci¨®n de las minor¨ªas. Las mayor¨ªas absolutas no permiten mucha libertad, pero a¨²n quedar¨ªa la de hablar, opinar, informar o dar datos por parte de los partidos minoritarios: que el pa¨ªs, o como llamemos a la gente -ciudadanos, pueblo-, supiera de qu¨¦ se trataba y a qui¨¦n se le impon¨ªa, o qu¨¦ art¨ªculos en las leyes. Los consensos lo est¨¢n derribando todo: los pactos, los acuerdos, se comen a los partidos menores. Y a la opini¨®n p¨²blica, puesto que muchas veces los grandes medios de informaci¨®n participan del consenso, sin duda porque la opini¨®n de cada uno coincide con algo, pero tambi¨¦n porque algunos confunden el respeto a la legalidad con la cr¨ªtica a esa legalidad o las propuestas de reforma.

El sentido de la democracia, tan frecuentemente profanado, parece herido por estos sistemas, y creo yo que es m¨¢s interesante y m¨¢s valioso defender el fondo de la cultura democr¨¢tica -sin su m¨ªstica, sin su sacralizaci¨®n de la Constituci¨®n o de las leyes viejas- que estas derivaciones o corruptelas con que se ha ido desarrollando. O arrollando.