Al d¨ªa siguiente, como nuevo
Tour de 1948, und¨¦cima etapa: un joven franc¨¦s llamado Louison Bobet, que est¨¢ poniendo en apuros al mism¨ªsimo Bartali, se desmaya nada m¨¢s llegar a la meta de una etapa en la que ha atacado mil veces. Piensa en abandonar. El masaje, una buena cena y una noche de sue?o reparador le hacen cambiar de idea. Gana la etapa del d¨ªa siguiente y llega cuarto a Par¨ªs. En 1987, la historia se repite: Stephen Roche cae redondo en la meta de La Plagne y le tienen que dar ox¨ªgeno. Al d¨ªa siguiente, como nuevo. Y cuatro d¨ªas despu¨¦s gana el Tour delante de Perico Delgado. ?A qu¨¦ se deben estas milagrosas recuperaciones? ?C¨®mo se recuperan los ciclistas de un d¨ªa para otro?
Cinco de la tarde. Acaba la etapa. Quedan 18 horas para el comienzo de la siguiente. La recuperaci¨®n empieza desde que el corredor cruza la meta. Antes incluso de bajarse de la bicicleta: lo ideal ser¨ªa que pedalease suave, durante unos 15 minutos, en vez de parar de golpe. As¨ª eliminar¨ªa mejor las toxinas acumuladas en los m¨²sculos. Al pedalear, los m¨²sculos de las piernas estrujan las finas paredes de las venas, haciendo que, en vez de estancarse, la sangre fluya m¨¢s r¨¢pido y se lleve las toxinas fuera de los mismos. Demasiado ut¨®pico, de todos modos: llegan tan cansados y hartos de bicicleta, que a ver qui¨¦n se atreve a pedirles m¨¢s kil¨®metros.
Nada m¨¢s bajarse de la bicicleta, y tras abrigarse con ropa seca para prevenir catarros, a comer y a beber. Aunque no apetezca. Hay que rehidratarse y empezar a rellenar cuanto antes los dep¨®sitos de gluc¨®geno, vaciados al final de cada etapa. Una buena soluci¨®n es matar dos p¨¢jaros de un tiro: ingerir bebidas energ¨¦ticas, que aportan a la vez glucosa y l¨ªquidos. ?Cu¨¢nto hay que beber? Al menos medio litro por cada kilogramo de peso perdido (en el hotel se podr¨¢n pesar y comprobar el peso perdido en relaci¨®n con lo que marcaba la b¨¢scula por la ma?ana). ?Y comer? Cu¨¢ntos m¨¢s hidratos de carbono, mejor, pues es necesario ingerir unos 800 gramos de hidratos para rellenar al m¨¢ximo los dep¨®sitos. Un ejemplo de men¨² para alcanzar esa cifra: dos litros de zumo de naranja, dos vasos de leche, 20 rebanadas de pan integral, dos platos de cereales, dos platos de espaguetis, 6 pl¨¢tanos y 4 manzanas. As¨ª que m¨¢s vale empezar cu¨¢nto antes para llegar a engullir casi un kilo de hidratos en s¨®lo 18 horas...
Ya en el hotel, a la ducha. Algo de agua fr¨ªa en las piernas siempre ayuda a activar la circulaci¨®n venosa. Y enseguida, a merendar. O mejor dicho, a seguir merendando. Pero esta vez de plato. Al menos, un buen plato de cereales. Y a esperar el masaje. En efecto, una vez puesta en marcha la recuperaci¨®n de los dep¨®sitos energ¨¦ticos (lo m¨¢s urgente), hay que recuperar los m¨²sculos de las piernas. A lo largo de la etapa tambi¨¦n se producen m¨²ltiples microtraumatismos o microlesiones musculares que desencadenan una reacci¨®n inflamatoria en toda la regla y que se manifiestan como agujetas. Igual que hac¨ªa el pedaleo suave, la compresi¨®n manual sobre los m¨²sculos de las piernas favorece el drenaje de toxinas a trav¨¦s de las venas y vasos linf¨¢ticos. Los cuidadores meten a veces los dedos bien a fondo, para deshacer cicatrices fibrosas y adherencias entre haces musculares.
As¨ª que nos plantamos a eso de las siete de la tarde. Y pongamos que el ciclista se ha recuperado ya del cansancio en un 40%. Toca esperar a la cena. Mejor tumbado con las piernas en alto (para acelerar la dichosa circulaci¨®n venosa, una vez m¨¢s). Bueno, entre medias siempre ayuda una visitilla al m¨¦dico de equipo, para que le inyecte a cada ciclista los famosos recuperantes. Como por ejemplo la vitamina B12 y diversas sustancias antioxidantes que permiten eliminar los radicales libres que se liberan en los m¨²sculos durante las etapas.
A eso de las 8:30, cena pantagru¨¦lica. Pero esta vez de mantel y con carne o pescado. Entre unas cosas y otras, el ciclista ya se encuentra m¨¢s animado y listo para dormir. Si no est¨¢ demasiado exhausto, puede conciliar bien el sue?o. Unas nueve horas seguidas. Nueve horas para que trabajen sus hormonas anab¨®licas. Como la insulina, la hormona del crecimiento o la testosterona, que se encargan de reparar las c¨¦lulas musculares da?adas y de acabar de rellenar sus dep¨®sitos mientras duerme.
As¨ª, a la ma?ana siguiente los ciclistas est¨¢n listos para una nueva etapa. Por eso precisamente no hay otro deporte tan duro: porque el ciclista tiene la desgracia de que sus m¨²sculos se han recuperado.
Alejandro Luc¨ªaes fisi¨®logo de la Universidad Europea.
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