Putin trata de maquillar las concesiones a Estados Unidos sobre el escudo antimisiles

Si hay una norma que rija las relaciones entre Rusia y EE UU, ¨¦sa es la del doble lenguaje. Cuando sus l¨ªderes se re¨²nen -ocurre con Bush y Putin, pero tambi¨¦n pas¨® con sus predecesores-, todo son buenas palabras, declaraciones de amistad y 'buenas vibraciones', que apuntan a que las disputas pendientes est¨¢n en v¨ªas de soluci¨®n.

Pero antes y despu¨¦s, las cosas se ponen en su sitio, se utiliza un lenguaje casi propio de la guerra fr¨ªa, se marcan las distancias y se comprueba que queda mucha le?a por cortar. As¨ª ocurri¨® tras la cumbre de la capital eslovena, Liubliana, del 16 de junio, cuando Bush y Putin se conocieron personalmente. Y as¨ª est¨¢ empezando a ocurrir ahora.

'Comenzaremos pronto intensas consultas sobre los temas relacionados de los sistemas ofensivos y defensivos', rezaba el comunicado conjunto del domingo, seg¨²n el cual 'ya hay algunos puntos de acuerdo tangibles y fuertes'. La interpretaci¨®n m¨¢s generalizada es que Putin retira su oposici¨®n a ultranza al escudo antimisiles norteamericano y a su consecuencia inevitable: la destrucci¨®n del tratado ABM anticohetes bal¨ªsticos. A cambio, espera conseguir reducciones adicionales en los respectivos arsenales estrat¨¦gicos, m¨¢s all¨¢ de lo que se esperaba concretar en el tratado START III, que ni siquiera ha comenzado a negociarse.

Por mucho que se quiera dorar la p¨ªldora, esa vinculaci¨®n entre armas ofensivas y defensivas es una victoria de las tesis estadounidenses. Bush ya apuesta por esa v¨ªa desde hace tiempo. Que Putin entre en esa din¨¢mica es el primer paso para aceptar que el ABM no es intocable, aunque ayer insistiera en que en G¨¦nova hab¨ªa reafirmado su adhesi¨®n al tratado, que oficialmente se sigue considerando la piedra angular del proceso de desarme.

Cabe esperar en los pr¨®ximos d¨ªas un aparente endurecimiento de las posiciones respectivas, que se pondr¨¢ de manifiesto con ocasi¨®n de la visita a Mosc¨² de Condoleeza Rice, la consejera de Seguridad Nacional de EE UU. Tambi¨¦n tratar¨¢n del tema en Hanoi, durante una reuni¨®n de la Asociaci¨®n de Pa¨ªses del Sureste Asi¨¢tico (ASEAN), los respectivos ministros de Exteriores, ?gor Ivanov y Colin Powell.

Las claves del probable entendimiento se van aclarando: pase lo que pase, EE UU no renunciar¨¢ al escudo espacial. Y Rusia terminar¨¢ aceptando lo inevitable, porque no est¨¢ en condiciones de mantener el pulso como hicieron sovi¨¦ticos y norteamericanos durante la guerra fr¨ªa.

Bush asegur¨® ayer en Roma, en una conferencia de prensa con el primer ministro italiano, Silvio Berlusconi, que comprende que Putin necesita tiempo, y que le va a dar alguno.