En busca de la paz en Angola
El Gobierno y la guerrilla UNITA buscan el di¨¢logo para conseguir un alto el fuego, pero a la vez mantienen la guerra abierta
El presidente angole?o, Jos¨¦ Eduardo dos Santos, y el responsable de la guerrilla de UNITA (Uni¨®n Nacional para la Independencia Total de Angola), Jonas Savimbi, han admitido su total disposici¨®n para reabrir un nuevo proceso de negociaciones que acabe con una guerra civil que ya dura m¨¢s de 25 a?os. Sin embargo, ambos sostienen un di¨¢logo de sordos y han asegurado que mantendr¨¢n sus ofensivas militares hasta que no exista un compromiso claro por las dos partes para decretar el alto el fuego.
Cuando acaba de cumplirse el d¨¦cimo aniversario de los acuerdos de paz de Bicesse, firmados en Lisboa, la guerra civil en Angola registra un saldo estremecedor: cerca de un mill¨®n de muertos, cuatro millones de desplazados y una situaci¨®n humanitaria catastr¨®fica. Pero, adem¨¢s, ha convertido a uno de los pa¨ªses m¨¢s ricos de ?frica en una inmensa ruina.
La guerra ha dejado un mill¨®n de muertos, cuatro millones de desplazados y un pa¨ªs en la ruina
Presionado por una carta del nuevo presidente estadounidense George W. Bush, quien le ped¨ªa 'la b¨²squeda de una soluci¨®n pac¨ªfica para el conflicto que paraliza el pleno desarrollo de las inmensas riquezas y el potencial de su pa¨ªs y de su pueblo', el presidente Eduardo dos Santos anunci¨® recientemente su absoluta disposici¨®n para el restablecimiento de los contactos con la guerrilla.
Cambio de estrategia
Convenientemente informado de que la Administraci¨®n de Bush no apoyar¨¢ incondicionalmente al r¨¦gimen de Angola a pesar de sus concesiones petrol¨ªferas, el presidente Dos Santos ha cambiado radicalmente de estrategia y ha aceptado un nuevo proceso de negociaciones con su eterno enemigo, Jonas Savimbi.
No obstante, el jefe del Estado ha descartado la suspensi¨®n de las ofensivas militares, especialmente despu¨¦s de que la guerrilla matase a m¨¢s de 200 civiles en Caxito, a unos sesenta kil¨®metros de Luanda, y secuestrase a unos sesenta ni?os.
Enfurecido ante el salvaje ataque, Dos Santos explic¨® que 'el Gobierno ha reiterado en varias ocasiones sus deseos de paz', pero 'no tiene intenci¨®n de decretar un alto el fuego frente a bandidos armados'.
El presidente de Angola ha planteado como condiciones b¨¢sicas para el restablecimiento del di¨¢logo el cese de la violencia, el desarme de la guerrilla, el reconocimiento de los acuerdos de paz (Bicesse, en 1991, y Lusaka, en 1994) y el respeto por las leyes y las instituciones del Estado.
Por su parte, un comunicado de la guerrilla, que responsabiliza al Gobierno angole?o del fracaso de esos acuerdos, expresaba su 'disposici¨®n para abrir un di¨¢logo sobre las causas profundas de los conflictos c¨ªclicos que han devastado el pa¨ªs en los ¨²ltimos 25 a?os' e indicaba que ahora compete 'a las Naciones Unidas y a Jos¨¦ Eduardo dos Santos informar a la direcci¨®n de UNITA c¨®mo se van a establecer los primeros contactos exploratorios'.
El comunicado advert¨ªa que las ofensivas guerrilleras continuar¨¢n en todo el pa¨ªs 'mientras el presidente no cese con las operaciones de masacre contra las poblaciones indefensas en las ¨¢reas de UNITA'. La guerrilla afirma que las fuerzas gubernamentales mantienen actualmente 'ofensivas de gran envergadura' en las provincias de U¨ªge, Bi¨¦, Moxico y Cuando Cubango, as¨ª como otras de menor intensidad en otras cinco de las 18 en que est¨¢ dividido el pa¨ªs. La guerra est¨¢ provocando un terrible goteo de refugiados que se desplazan al ritmo de los combates. Ayer mismo, los trabajadores humanitarios destacados en Bi¨¦ denunciaron que la situaci¨®n es grav¨ªsima. Se espera que miles de personas se encaminen desde la localidad de Camacupa hacia Kuito, m¨¢s al sur, por las operaciones gubernamentales de limpieza contra las fuerzas rebeldes. Camacupa tiene 15.000 refugiados de las luchas en Kuito que podr¨ªan ahora desplazarse masivamente en sentido contrario.
La Conferencia Episcopal de Angola calific¨® el ataque a Caxito como 'un acto cobarde y b¨¢rbaro' y advirti¨® que 'no es matando inocentes ni sembrando la muerte como la UNITA armada va a alcanzar el poder o piensa crear el clima de di¨¢logo' para acabar con la guerra. 'Las muertes y el p¨¢nico entre las poblaciones no son las f¨®rmulas de enviar recados al supuesto enemigo', subrayaron los obispos.
Por su parte, el secretario general adjunto de la ONU para los asuntos africanos, Ibrahim Gambari, ha reclamado a los responsables de UNITA el fin de las acciones armadas y el inicio de nuevas conversaciones. 'Esos ataques', dijo, 's¨®lo complican la situaci¨®n, no ayudan en nada al proceso de paz y deben parar. (...) No se justifica hacer rehenes como medio de alcanzar objetivos pol¨ªticos'. A pesar de las evidentes dificultades que plantea un nuevo di¨¢logo entre dos hombres que se odian profundamente, Gambari reconoci¨® que las negociaciones 'han registrado algunos progresos' y admiti¨® que la ONU tomar¨¢n 'nuevas medidas' en busca de la paz en Angola.
Enfermedad y desnutrici¨®n
Los informes oficiales registran m¨¢s de un mill¨®n de afectados por la malaria (de los cuales mueren unas 25.000 personas al a?o), m¨¢s de 500.000 seropositivos y cerca de 100.000 diagn¨®sticos de la enfermedad del sue?o. La desnutrici¨®n afecta al 80% de los ni?os y la media de vida se ha reducido a los 46 a?os de edad. La explotaci¨®n de sus inmensas reservas de petr¨®leo, las florecientes minas de diamantes o los inagotables bancos de pesca no han impedido que el 82% de la poblaci¨®n (de un total de unos doce millones de personas) sobreviva por debajo del denominado ¨ªndice de la pobreza; la mitad duerma a la intemperie; s¨®lo un 37% tenga acceso a agua potable, y, un 16%, a un m¨ªnimo servicio de saneamiento.
Ni los esfuerzos de las Naciones Unidas, la mediaci¨®n de la Iglesia o la poderosa influencia de los Gobiernos de Estados Unidos y Francia -cuyas multinacionales explotan las reservas de petr¨®leo en el norte de Angola- han conseguido paralizar una cruel y olvidada guerra que ha sumido al pa¨ªs en la miseria y el caos. Los intereses del actual Gobierno, ahora apoyados por los pa¨ªses que se benefician de esas reservas de crudo, y la explotaci¨®n de las minas de diamantes, fuente b¨¢sica de financiaci¨®n de UNITA, tampoco han impedido que el conflicto termine y la poblaci¨®n pueda beneficiarse de los inmensos recursos de su propio pa¨ªs.
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