Cachalote a la vista
Mientras la Comisi¨®n Ballenera Internacional se debate entre el anacronismo de su propia existencia y los cruces de acusaciones entre quienes defienden las capturas balleneras y los partidarios de la moratoria, algunos pa¨ªses costeros han descubierto en los cet¨¢ceos una mina.
Sin ir m¨¢s lejos, Espa?a. El norte ha perdido su flota ballenera. Pero en el sur y las islas Canarias las ballenas se han convertido en un objeto de deseo para los turistas. Ya es el segundo pa¨ªs del mundo en 'avistamientos', por detr¨¢s de Estados Unidos. Y Tenerife la primera regi¨®n del mundo en sacarle partido. S¨®lo el a?o pasado las peque?as empresas tinerfe?as encargadas de trasladar a los curiosos desplazaron a un mill¨®n de visitantes. El sector factur¨® el a?o pasado m¨¢s de 2.000 millones de pesetas s¨®lo en Canarias. Islandia, uno de los pa¨ªses persistentes en mantener las capturas, desplaz¨® a 100 observadores de cet¨¢ceos en 1991; el a?o pasado a 44.000.
34 avistadores en Tarifa
La avidez por esta nueva faceta tur¨ªstica crece a tal velocidad que este mismo viernes Renaud de Stephanis, miembro de la Sociedad Espa?ola de Cet¨¢ceos (SEC), lanz¨® una llamada de socorro a la organizaci¨®n desde Tarifa porque un cachalote se encontraba inmovilizado en el Estrecho de tantos barcos que le rodeaban.
El Gobierno canario lo ha regulado, despu¨¦s de que varias embarcaciones fueran abordadas por los gigantescos mam¨ªferos. Pero Andaluc¨ªa no lo ha hecho todav¨ªa. La franja litoral entre Algeciras, Gibraltar y Tarifa est¨¢ invadida de barcos 'avistadores' que obstaculizan el desplazamiento de los cet¨¢ceos por el Estrecho. 'S¨®lo en Tarifa hay 34 barcos que se dedican a avistamientos de cet¨¢ceos', dice Erika Urquila, coordinadora de la SEC. 'El tir¨®n de este nuevo fil¨®n tur¨ªstico est¨¢ desbordado'.
Erika y sus compa?eros de la SEC reclaman del Ministerio de Medio Ambiente que saque del armario el borrador de un decreto que regule estas pr¨¢cticas. De continuar por la misma senda pueden resultar tan nocivas como las capturas balleneras.
Entretanto, varios equipos de bi¨®logos investigan el censo de estas especies en el Mediterr¨¢neo, tratan de elaborar un banco gen¨¦tico y la localizaci¨®n de h¨¢bitats para protegerlos, sobre todo en las Columbretes y el mar de Albor¨¢n. Buques que faenan para Jap¨®n y pescadores franceses e italianos que utilizan redes de deriva o el arte del palangre acosan a las ballenas y, de paso, la supervivencia de los escasos recursos pesqueros espa?oles en el Mediterr¨¢neo.
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