Recorte a las pensiones del sida
El 35% de los minusv¨¢lidos por VIH que recib¨ªan ayuda del Estado la han perdido, seg¨²n 70 ONG
Cuando en 1986 a Fernando Due?as, un madrile?o de 37 a?os, le diagnosticaron sida, comenz¨® a percibir una pensi¨®n no contributiva por minusval¨ªa de 40.000 pesetas. Hace cuatro meses se la quitaron. Sigue padeciendo esta enfermedad incurable, pero seg¨²n el nuevo baremo del Real Decreto del 23 de diciembre de 1999, ha pasado del 65% de minusval¨ªa al 33% y no tiene derecho a la pensi¨®n. Ha llevado su caso a los tribunales. 'Para mi sorpresa, ahora s¨®lo tienen en cuenta la diabetes y la migra?a que padezco por el VIH', explica Due?as. 'Llevo ocho a?os fuera de las drogas; la pensi¨®n me ayud¨® a salir de ese mundo, con mis limitaciones, porque no daba para mucho. Menos mal que vivo con mi madre', a?ade.
Se conocen casos de enfermos de sida que dejan la medicaci¨®n para no perder la pensi¨®n
Se desconoce el n¨²mero exacto de personas enfermas de sida que perciben este tipo de pensiones, pero se estima en unas 11.000 (cifra de octubre de 2000). En los ¨²ltimos ocho meses el n¨²mero de beneficiarios de la pensi¨®n ha disminuido un 25%, lo que significa que un a?o y tres meses despu¨¦s de la entrada en vigor del Real Decreto el 35% la ha perdido, seg¨²n la Mesa. La raz¨®n es que se ha endurecido el baremo para determinar que una persona es minusv¨¢lida.
Empieza a cundir la alarma entre los afectados. Hay enfermos que, seg¨²n han confirmado tres ONG a este peri¨®dico, han llegado al extremo de dejar la medicaci¨®n para obtener la pensi¨®n. Otros han llevado su caso a los tribunales y algunos la han recuperado.
En Espa?a se han diagnosticado 60.458 casos de sida desde 1981, de los que ha fallecido el 55%, aunque se calcula que 120.000 personas est¨¢n infectadas por el virus. 'Cuando comenz¨® a extenderse la enfermedad, la Administraci¨®n dio pensiones de forma muy generosa. Pensaban que iban a morirse todos. Ahora, con la nueva medicaci¨®n, sobreviven pero se quedan sin el ingreso que han tenido durante diez a?os. No han trabajado en este tiempo y encuentran muchas dificultades para que les den empleo. Est¨¢n agobiad¨ªsimos. Hay gente a la que ni tan siquiera han avisado: va al banco y se encuentran que no hay paga', explica Gloria Garc¨ªa Lalinde, miembro de la Mesa.
Si les aplicaran el nuevo baremo a las m¨¢s de cien personas que reciben pensi¨®n y acuden a la consulta de Juan Gonz¨¢lez, m¨¦dico de VIH del Hospital La Paz y presidente de la ONG Apoyo Positivo, s¨®lo una tendr¨ªa derecho a ella. 'Para recibir la ayuda, el baremo exige un nivel de defensas que s¨®lo alcanzan los enfermos terminales. Tambi¨¦n punt¨²a el n¨²mero de veces que el enfermo est¨¢ ingresado en un hospital. Se da la contradicci¨®n de que el enfermo toma la medicaci¨®n en casa y s¨®lo acude al hospital para las revisiones. La baremaci¨®n la ha hecho un grupo de expertos de la Universidad de Salamanca sin experiencia cl¨ªnica ni conocimiento de la realidad psicol¨®gica y social del mundo del sida', explica Gonz¨¢lez.
Tener VIH no representa ya ninguna ventaja para obtener la pensi¨®n. 'No se ha creado una baremaci¨®n espec¨ªfica. Se eval¨²an las disfunciones de cada ¨®rgano, pero no los riesgos del propio VIH como son los devastadores efectos de la medicaci¨®n, ni las dificultades laborales y sociales del seropositivo', afirma Gonz¨¢lez.
En la revisi¨®n de la pensi¨®n que le hicieron en diciembre, Jos¨¦ Pego, de 36 a?os, vecino de Santiago de Compostela y enfermo desde hace 15, su grado de minusval¨ªa pas¨® del 75% al 24% y por tanto dej¨® de percibir la pensi¨®n que disfrut¨® durante cuatro a?os. Jos¨¦ padece hepatitis C, ha tenido accesos de pulm¨®n y c¨®licos al ri?¨®n, y toma retrovirales que lo dejan 'hecho polvo'. 'Me han quitado hasta la cartilla de pensionista; los medicamentos, salvo los del VIH, me los pago yo'. Cuando estaba sano, Jos¨¦ era marinero. No puede volver a la mar porque 'el cuerpo no aguanta'. Quiere trabajar pero de momento se tiene que conformar con las 10.000 pesetas mensuales que gana en un taller ocupacional. Como Fernando, Jos¨¦ ha acudido a los tribunales.
El Ministerio de Trabajo y Asuntos Sociales est¨¢ en negociaciones con la Mesa y en un intento de acercarse a las posiciones de los afectados ha enviado a las Comunidades Aut¨®nomas unas recomendaciones para la aplicaci¨®n del decreto que, sin embargo, no son vinculantes. Consecuencia: cada provincia est¨¢ aplic¨¢ndolo de una manera distinta, seg¨²n Gonz¨¢lez, que considera que hay tres posibles soluciones. 'O se busca una compensaci¨®n alternativa a las pensiones; o se modifica el baremo; o se flexibiliza su aplicaci¨®n adecu¨¢ndolo a la realidad del VIH como est¨¢n haciendo algunas Comunidades Aut¨®nomas y ante la duda se le da la ayuda al enfermo'.
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