Mapas p¨¦rfidos
?ltimamente hemos asistido a un continuo desfilar de entidades y particulares quej¨¢ndose por el cambio s¨²bito de la denominaci¨®n oficial de las carreteras catalanas pertenecientes a la Generalitat. Han pasado varias semanas y se rumorea que va a haber m¨¢s de lo mismo: despu¨¦s de cambiarles el nombre a las carreteras principales, la Generalitat est¨¢ preparando el cambio de las comarcales y locales. Para despu¨¦s del verano, no se asusten. ?Recuerdan las afamadas l¨¢grimas de cocodrilo? No son nada comparadas con las que vertieron muchos editores de mapas de carreteras la ma?ana siguiente al anuncio del cambio de denominaci¨®n. Parecidas a las del desastre provocado por el corrimiento de fronteras en Europa en los ¨²ltimos 10 a?os. Y seguramente ten¨ªan raz¨®n. L¨¢grimas amargas del buen editor que no deben hacernos olvidar las l¨¢grimas a¨²n m¨¢s amargas que el buen ciudadano ha vertido m¨¢s de una vez cuando ha tenido que fiarse de ellos y de sus mapas y gu¨ªas urbanas. Hace unas semanas les propusimos un itinerario in¨¦dito por Barcelona, el de los edificios que han cambiado su ubicaci¨®n original. Pues bien, hoy les proponemos otro itinerario, pero m¨¢s salvaje: la Barcelona invisible. S¨ª, se?oras y se?ores, a tenor de la informaci¨®n que nos ofrecen determinados planos, a veces Barcelona parece una ciudad virtual, de ensue?o, de fantasmagor¨ªa. Y vamos a los ejemplos, verificados sobre el terreno. Cojamos uno de los casos de competencia comercial m¨¢s estimulantes de los ¨²ltimos a?os: P¨¢ginas amarillas versus Gu¨ªa QDQ. Una de las mejoras debidas a dicha competencia fue la incorporaci¨®n de un plano de la ciudad acompa?ado de su correspondiente y flamante callejero. Pues bien, a pesar de los brillantes servicios que pueda dar la Gu¨ªa QDQ, si nos fiamos y vamos por Barcelona con su mapa, lo dicho: nos topamos con una ciudad virtual, como en pleno viaje de ¨¦xtasis. Es cierto que las P¨¢ginas amarillas, sin ir m¨¢s lejos, no dan referencia de la Rambla del Raval: ni existe, ni est¨¢ prevista. Pero ello no es nada comparado con el mapa que nos ofrece la Gu¨ªa QDQ, que generosamente se ofrece gratuitamente por las porter¨ªas de Barcelona bajo el lema 'la gu¨ªa ¨²til' Est¨¢ reci¨¦n hecha. Es la de 2001-2002. R¨¢pidamente ver¨¢n que el lema tendr¨ªa que ser 'la gu¨ªa in¨²til', por lo menos en el apartado del plano. Es fabuloso, ¨¦chenle un vistazo y no se asusten. Tampoco aparece para nada la Rambla del Raval, y a¨²n menos la calle de Maria Aur¨¨lia Capmany, anterior y continuaci¨®n suya. Tampoco se da la m¨ªnima raz¨®n de la importante prolongaci¨®n de la avenida de Camb¨® (teniendo en cuenta que en 2002 la cosa estar¨¢ acabada) ni de la de Fabra y Puig, uno de los ejes propagand¨ªsticos de las ¨²ltimas elecciones municipales. Aunque, claro, est¨¢ en Nou Barris..., ?a qui¨¦n le importa? Lo mismo que la prolongaci¨®n de Bilbao hasta Taulat, uno de los hitos de la reforma monta?a-mar en Poblenou, no existe en su tramo final. Ni, ag¨¢rrense fuerte, la prolongaci¨®n de Ciutat de Granada m¨¢s all¨¢ de la nueva Diagonal, una de las bazas importantes cuando se construy¨® el centro comercial de Gl¨°ries. Definitivamente, para la Gu¨ªa QDQ 2001-2002, 'la gu¨ªa ¨²til', lo suyo no son las prolongaciones. Lo que s¨ª hace, por el contrario, es, a golpe de bulldozer imaginario, abrir por cuenta propia la uni¨®n entre las dos partes separadas de la calle de Bol¨ªvia o arrasar, como si sobraran los equipamientos en el barrio, los jardines de Ca l'Arany¨®, su modesto campo de f¨²tbol. Eso por no hablar de las calles interiores del centro comercial de Gl¨°ries, que en el plano de QDQ aparecen clamorosamente elevadas a v¨ªas p¨²blicas dignas del mism¨ªsimo Eixample. El colmo ya es ver la calle de Llacuna interrumpida entre Pujades y Pallars, cuando hace tiempo que est¨¢ abierta, y en cambio, verla abierta entre Pallars y Pere IV, cuando toda la vida ha estado cerrada. O el sue?o futurista de ver toda la calle del Marroc abierta o derribado el muro que separa las dos mitades de la calle de Pal¨¨ncia... Y es que en muchos casos lo de m¨¢s vale prevenir que curar se convierte en una pesadilla enloquecedora para el turista.
Seg¨²n determinados planos, a veces Barcelona parece una ciudad virtual, de fantasmagor¨ªa
Si sirve de paliativo a la Gu¨ªa QDQ, tan ¨²til en general, debemos decir que por desgracia no es el ¨²nico ejemplo de desidia en el tratamiento de los planos y gu¨ªas. Es algo constante. Los ejemplos ser¨ªan innumerables. En 10 a?os, en Barcelona y en Catalu?a se ha vivido una transformaci¨®n urbana y de carreteras capaz de arruinar al mejor de los editores de planos. Pero todo tiene un l¨ªmite. El caso de la apertura de la nueva Diagonal hasta la Rambla de Prim es paradigm¨¢tico. Ya en los Juegos Ol¨ªmpicos, m¨¢s de un mapa oficial la hab¨ªa abierto por su cuenta (cuando ha tardado casi diez a?os en hacerse). Recordamos en particular la Gu¨ªa de Barcelona publicada por Planeta en marzo del 92 para aprovechar la cosa ol¨ªmpica: te ofrec¨ªa el dise?o de una flamante e inexistente Diagonal que llegaba hasta una inexistente calle de Pla (confund¨ªan Pla con Prim). Pulsiones urbanizadoras que sin embargo, sin ir m¨¢s lejos, no reflejaban en su mapa uno de los primeros logros de maquillaje de la ciudad preol¨ªmpica: el puente de Calatrava, inaugurado casi cinco a?os antes. En fin, que no somos nadie, y si nos fiamos de algunos mapas, menos.
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