Ambiente de pol¨¦mica en el estreno del 'Macbeth' de Calixto Bieito en Salzburgo
El espl¨¦ndido montaje acab¨® convenciendo a buena parte de los asistentes al festival
Vertido al alem¨¢n por Frank G¨¹nter e interpretado por un excelente elenco de j¨®venes actores berlineses, este Macbeth confirma la madurez del talento creativo de Calixto Bieito. Buen conocedor de la obra de Shakespeare -del que ha montado media docena de obras, entre las que destaca el excelente montaje de El rey Juan, que lo puso, hace ya a?os, en la pista de su imparable ascenso nacional e internacional-, Bieito confirma tambi¨¦n con este Macbeth su especial capacidad para suscitar la pol¨¦mica a lo largo y a lo ancho del panorama esc¨¦nico europeo, ya sea en Edimburgo con las Comedias b¨¢rbaras, en Barcelona con Un ballo in maschera o en Londres con Don Giovanni.
La historia de Macbeth, que Bieito lleva a escena sin interrupciones, enlazando siempre en un mismo espacio multidimensional todas las secuencias, en un tiempo continuo casi televisivo que acelera la acci¨®n, ha dejado de narrar aqu¨ª una lejana historia medieval para narrar otra historia, actual, marginal, de violencia y poder, ambici¨®n y muerte. Ya no hay espadas, sino navajas y pistolas en el seno de un peque?o clan mafioso. El vestuario de Merc¨¨ Paloma, de aire hispano, refuerza este anclaje en lo contempor¨¢neo con una mezcla de elegancia ostentosa y mal gusto hortera para perfilar un ¨¢mbito en el que el asesinato sigue siendo una forma de expresi¨®n, no necesariamente un crimen, y en el que la conciencia queda anestesiada por la l¨®gica de la violencia.
A lo que asiste el p¨²blico es a la aniquilaci¨®n del clan. La muerte como ausencia queda metaforizada en un espacio cada vez m¨¢s deshabitado, sucio, m¨¢s ca¨®tico, en el que los restos de la vieja armon¨ªa familiar, las botellas medio vac¨ªas de champa?a, la piscina de pl¨¢stico de los ni?os, se convierten en los instrumentos de la muerte. Es en la inocente piscinita donde morir¨¢n ahogados los hijos de Macduff; la madre es estrangulada con el cable el¨¦ctrico de la plancha. Muertes habituales, sin importancia, sin culpa. La ausencia de culpa diluye la locura final de Lady Macbeth, una locura que nada tiene de tr¨¢gica y que tampoco anuncia el fin de la tiran¨ªa de Macbeth, que queda solo, completamente solo en escena, acompa?ado ¨²nicamente por la presencia de la bruja que, al principio de la obra, le anuncia que ser¨¢ rey y luego lo acompa?a hasta el final, una figura cada vez m¨¢s presente, dominante, que crece en la tragedia, que florece en la aniquilaci¨®n de este espacio ca¨®tico y vac¨ªo de toda presencia de vida humana.
La tragedia de Macbeth se centra, en la versi¨®n de Bieito, exclusivamente en ¨¦l. Todos los dem¨¢s son comparsas, entre los que s¨®lo alcanzar¨¢n cierta presencia esc¨¦nica Lady Macbeth, Banquo, Macduff y Lady Macduff, adem¨¢s de los ni?os, mon¨ªsimos, destinados a protagonizar la escena m¨¢s violenta, m¨¢s c¨ªnica: la de su asesinato.
Andreas Grothgar (Macbeth), Anne Tismer (Lady Macbeth), Michael Neuenschwander (Banquo), Max Hopp (Macduff) y Katharina Schubert (Lady Macduff) componen el n¨²cleo de este montaje, que se completa con sombras, sombras de lujo en un elenco impecable compuesto por Roland Renner, Lorenz Nufer, Matthias Bundschuh, Gerhard Greiner, Michael Tregor, Robert D?lle y Jeanette Spassova. Un elenco muy joven que sobrevuela la fr¨ªa brutalidad de este magn¨ªfico montaje.
Babelia
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