D¨¦ficit de futuro
Cuando Espa?a podr¨ªa estar m¨¢s cerca de entrar en el exclusivo club del G-8, tras la cumbre de G¨¦nova ¨¦ste empieza a ser cuestionado como directorio desde el que gobernar la globalizaci¨®n. Otros argumentan que ser¨ªa m¨¢s justo y eficiente hacerlo en el G-20, que incluye tambi¨¦n a pa¨ªses como China, India, Brasil o M¨¦xico. Sea como sea, ?llega Espa?a tarde a ese futuro? 'Vamos a m¨¢s', reza el lema del PP. No vamos mal, ser¨ªa m¨¢s correcto, para a?adir, sin embargo, que uno de los m¨¢s graves problemas que tiene Espa?a en la actualidad es lo que cabe definir como un d¨¦ficit de futuro, puesto de relieve por varios recientes informes.
Espa?a no invierte lo suficiente para crear buenas bases para las siguientes generaciones. Estas consideraciones han llevado al Foro Econ¨®mico Mundial (que organiza los encuentros de Davos) a situar a Espa?a en su ?ndice de Preparaci¨®n para el Futuro en el puesto 19?, por detr¨¢s de Portugal, Eslovenia y la Rep¨²blica Checa, aunque por delante, en la UE, de Italia (debido a la elevada deuda p¨²blica italiana) y Grecia. Pero lejos del 10? puesto (8?, seg¨²n Bush) que le corresponde en cuanto al volumen de su econom¨ªa. El ¨ªndice est¨¢ elaborado a partir de 18 variables contadas en cuatro grandes grupos: desarrollo humano, armon¨ªa, sostenibilidad econ¨®mica y potencial de desarrollo. Es en estos ¨²ltimos en los que Espa?a pincha, con la m¨¢s alta tasa de paro juvenil de la UE, o las bajas cotas en acceso a Internet, patentes o investigaci¨®n y desarrollo (1,6 investigadores frente a 5,5 en Francia, por ejemplo, por cada 1.000 habitantes), y con unas inversiones, p¨²blicas y privadas, en este campo esencial para la construcci¨®n del futuro, pr¨¢cticamente estancadas en t¨¦rminos reales desde 1990.
El ranking del ¨²ltimo informe sobre Desarrollo Humano del PNUD (Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo), por su parte, sit¨²a a Espa?a en el puesto 21?, el mismo que el a?o anterior, pero habiendo retrocedido respecto a a?os atr¨¢s, y seis puestos por detr¨¢s a lo que le corresponde en PIB por habitante. Tal retroceso ordinal no significa que no se haya progresado, pues el ?ndice de Desarrollo Humano de Espa?a es ahora (datos de 1999) 0,908, frente a 0,893 en 1995 y 0,817 en 1975. El progreso ha sido espectacular. Pero hay datos preocupantes, por ejemplo, en materia de difusi¨®n de la tecnolog¨ªa en la agricultura y la manufactura, en cuyo ranking Espa?a retrocede a¨²n m¨¢s. Por su parte, el informe eEspa?a 2001, de la Fundaci¨®n Retevisi¨®n, ha situado a este pa¨ªs como el tercero empezando por la cola en acceso a Internet.
Hace unos a?os, el economista Robert J. Shapiro present¨® una propuesta de organizaci¨®n del gasto fiscal para lo que ¨¦l llamaba 'pagar el progreso', y que lleg¨® a ser objeto de un proyecto en Italia por el senador y posterior ministro de Interior Beniamino Andreatta, prematuramente fallecido. Se trata de dividir los presupuestos p¨²blicos en dos cuentas: una de 'consumo p¨²blico', en la que el d¨¦ficit quedar¨ªa prohibido, y otra de 'inversi¨®n p¨²blica' en la que quedar¨ªa autorizado, junto con una elevaci¨®n de impuestos para financiarlo. El d¨¦ficit cero, tan en boga en la actualidad, no va, evidentemente, en esta direcci¨®n. Pero ser¨ªa interesante analizar el gasto de los ¨²ltimos a?os de las administraciones p¨²blicas seg¨²n tres categor¨ªas: el pago del pasado (como la deuda y las pensiones); los gastos del presente (gastos corrientes, sanidad y mantenimiento), y los gastos en futuro. ?stos incluir¨ªan educaci¨®n, infraestructuras e I+D, adem¨¢s de, por ejemplo, guarder¨ªas p¨²blicas, de las que tan falto est¨¢ este pa¨ªs, lo que afecta a la demograf¨ªa y al principal elemento del futuro: las personas. Pues las tendencias demogr¨¢ficas alimentan este d¨¦ficit de futuro con una de las tasas de fecundidad m¨¢s bajas del mundo y una poblaci¨®n que, seg¨²n el PNUD, sin contar la inmigraci¨®n, puede pasar de 39,9 millones en 1999 a 39 millones en 2015. Pocos, y para entonces el futuro ya ser¨¢ presente.
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