La prueba ciclista de Getxo se vuelca en el homenaje al desaparecido Ricardo Otxoa
La Sociedad Punta Galea y los vecinos de Getxo y Berango se vuelcan para despedir al ciclista
La familia Otxoa hubiera prescindido ampliamente del protagonismo que la prueba, ahora rebautizada como Memorial Ricardo Otxoa, quiso concederle. Sencillamente, los padres y el hermano mayor de los gemelos atropellados el pasado mes de febrero se hubieran contentado con el anonimato al que se hab¨ªan acostumbrada estos ¨²ltimos a?os, apostados en la cuneta, atentos a descubrir entre el pelot¨®n a Ricardo y Javier. Desaparecido el primero, el segundo ofici¨® ayer de Director de Carrera, pr¨¢cticamente su primera aparici¨®n p¨²blica desde que se confirm¨® el milagro de su recuperaci¨®n e ingres¨® en el Hospital Aita Menni de Arrasate. Hace un a?o, el desaparecido Ricardo subi¨® al podio para recoger el premio de la monta?a. Ese mismo d¨ªa, Javier salud¨® a un peque?o vestido con los colores del Kelme, con unos muslos que no llenaban el culotte y que le hac¨ªa parecer vestido con bermudas. Le firm¨® un aut¨®grafo y se alej¨® pedaleando. La casualidad volvi¨® ayer a reunirles: el peque?o, de nuevo vestido de ciclista, pudo ver a Javier justo cuando el descapotable se detuvo a su lado. No se hab¨ªa olvidado de su ¨ªdolo; seguramente conoce ya las circunstancias de su nueva vida.
Por la ma?ana, minutos antes de la salida, se hizo un silencio sobrecogedor cuando la Sociedad Punta Galea, organizadora de la carrera, entreg¨® el dorsal n¨²mero uno a los padres de Ricardo y a la que fue su novia, Inma. Nadie volver¨¢ a portar ese dorsal, desde ayer patrimonio de la familia Otxoa. Despu¨¦s, el desarrollo de la cita se encarg¨® de homenajear -a medias- a los gemelos. Tanto el ONCE-Eroski como el Kelme, los dos equipos profesionales que conoci¨® Ricardo, se aplicaron de salida en pesar sobre la prueba. Ni unos ni otros lograron alzarse con el triunfo. No import¨®, puesto que el vencedor, el italiano Alessandro Bertolini (Alessio), tuvo el detalle de invitar en el podio a la familia Otxoa, lo que hubiera hecho cualquiera en su lugar.
Una fuga madrugadora de 19 corredores acab¨® con el pelot¨®n pr¨¢cticamente doblado (el circuito constaba de 14,6 kil¨®metros) y con el ONCE-Eroski sobrerepresentado: coloc¨® a cinco corredores en vanguardia, Joseba Beloki entre ellos. Sin embargo, la presencia del tercer clasificado del Tour acab¨® frustrando las expectativas de su equipo.
El 'maillot' de Armstrong El p¨²blico no acert¨® a entender la apat¨ªa del pelot¨®n, que circulaba a un cuarto de hora de distancia de los fugados. Se escucharon silbidos de desaprobaci¨®n s¨®lo alterados para saludar el paso de otro h¨¦roe local, Roberto Laiseka, que viajaba a cola de grupo, un escalador sin puertos donde expresarse. Tampoco Paco Cabello acertaba a traducir su decepci¨®n en meta, superado por Bertolini en un mano a mano tradicionalemente fat¨ªdico para los que no han nacido en Italia.
Hubo otro homenaje, el del Tour, la prueba que consagr¨® el apellido Otxoa. Los corredores del Kelme firmaron y entregaron uno de los maillots amarillos de Armstrong a Javier Otxoa. Tambi¨¦n recibi¨® uno de los leones que reparte la organizaci¨®n de la prueba francesa y un maillot del Kelme, estampado con el n¨²mero uno que ¨¦l mismo deber¨ªa haber portado en la Cl¨¢sica de Ordizia y que port¨® Paco Cabello en su lugar. 'Con este maillot ya puedo retirarme', brom¨¦o Javier sosteniendo en sus manos la prenda amarilla.
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