Miles de temporeros deambulan por Lleida buscando trabajo en la recogida de fruta
Miles de personas participan en Argentona en la Festa del C¨¤ntir y en la Fira de Cer¨¤mica i TerrissaS¨®lo una cuarta parte de los 5.000 inmigrantes que aspira a un empleo logra tener contrato
'Sin papeles nadie te quiere dar trabajo y si no trabajas no tienes para comer', se lamenta Hadji R., un temporero argelino de 22 a?os en una plaza de Aitona (Segri¨¤), mientras espera que alg¨²n empresario samaritano le contrate. La misma queja es entonada estos d¨ªas por centenares de inmigrantes de las m¨¢s diversas procedencias que han llegado a alguna de las pr¨®speras poblaciones agr¨ªcolas de la plana de Lleida con la esperanza de encontrar trabajo en la campa?a de recogida de la fruta. Los empresarios agr¨ªcolas s¨®lo pueden ocupar a unos 2.000 temporeros.
Este a?o han venido el doble de inmigrantes, en aut¨¦nticas oleadas, como si buscaran en Lleida una tierra prometida inexistente. Hay trabajo, s¨ª, pero menos del que se cree. La recolecci¨®n de la fruta se concentra en periodos de tiempo determinados en los que hace falta mucha mano de obra, pero a medida que avanza la campa?a la demanda baja considerablemente. Adem¨¢s, este a?o el granizo ha arrasado buena parte de la cosecha, por lo que posiblemente no har¨¢ falta recolectar la fruta. A menos producci¨®n, menos jornales.
La situaci¨®n de estos inmigrantes es especialmente conflictiva en Lleida capital y en las poblaciones de la zona del Baix Segre como Aitona, Ser¨®s, Soses, Torres de Segre, La Granja d'Escarp y Alcarr¨¤s, donde se registran las mayores concentraciones. Este a?o la mano de obra disponible se ha quintuplicado respecto a la campa?a anterior, pero la oferta no ha aumentado. Los m¨¢s afortunados, aproximadamente uno de cada cuatro, podr¨¢n trabajar y alojarse en alguno de los albergues municipales. Todos los dem¨¢s se ver¨¢n obligados a deambular por las calles.
Los agricultores calculan que en las pr¨®ximas semanas necesitar¨¢n m¨¢s trabajadores y entonces las cifras de contrataci¨®n subir¨¢n. El inter¨¦s del contingente de extranjeros que han viajado a Lleida para trabajar contrasta con la actitud de los 8.000 parados catalanes a los que el Departamento de Trabajo envi¨® una carta la pasada primavera ofreci¨¦ndoles la posibilidad de trabajar durante tres meses en el campo. S¨®lo se interesaron por la oferta 328 y de ¨¦stos s¨®lo trabajan en el campo 16.
A la hora de emplear a los temporeros se establece un orden de prioridad. Los espa?oles y los inmigrantes contratados en origen -colombianos- tienen preferencia, lo que despierta recelos entre el colectivo magreb¨ª. Si falta mano de obra se recurre a subsaharianos, magreb¨ªes, latinoamericanos y ciudadanos del este de Europa. En ¨²ltimo lugar est¨¢n los sin papeles, a los que nadie da trabajo y se ven abocados a malvivir en la v¨ªa p¨²blica.
Aitona, con unos 2.400 habitantes, es una de las poblaciones donde la aglomeraci¨®n de temporeros es m¨¢s evidente. Sus calles registran un constante ajetreo de personas que van y vienen. Nadie sabe con exactitud cu¨¢ntos son. Las autoridades s¨®lo tienen constancia de que en la oficina municipal de empleo se han inscrito desde el pasado 11 de junio 307 inmigrantes, de los cuales 222 han sido contratados. El Ayuntamiento alquil¨® hace unas semanas un autocar para enviar a Zaragoza, Calatayud y Madrid a un grupo de 50 indocumentados que llevaba m¨¢s de un mes viviendo de las ayudas municipales, porque ning¨²n pay¨¦s les hab¨ªa contratado.
Nueve de cada 10 temporeros inscritos en las 41 oficinas municipales de colocaci¨®n que hay en Lleida son extranjeros, lo que significa que se est¨¢ invirtiendo la proporci¨®n de hace tres a?os, cuando s¨®lo lo era uno de cada cuatro.
La llegada de inmigrantes ha colapsado los centros asistenciales. La situaci¨®n es especialmente preocupante en la ciudad de Lleida, donde centenares de extranjeros, muchos de ellos sin permisos de residencia ni de trabajo, se agolpan cada d¨ªa en las puertas del albergue y de algunas parroquias en busca de alimentos.
Para paliar el problema, el Ayuntamiento de Lleida y seis entidades sociales y ben¨¦ficas pusieron en marcha un plan para atender a las personas sin recursos. La avalancha de inmigrantes oblig¨® a reforzar la vigilancia policial para prevenir altercados. A los pocos d¨ªas de activarse el plan, el consistorio denunci¨® la presencia de grupos organizados de inmigrantes que pretend¨ªan desacreditar los servicios sociales.
Programa de acogida
El momento m¨¢s cr¨ªtico se vivi¨® a principios de julio, cuando un centenar de sin papeles se concentr¨® en la Oficina de Extranjer¨ªa para reclamar su regularizaci¨®n. Al no conseguirlo porque no reun¨ªan los requisitos legales decidieron encerrarse en una iglesia, pero el Obispado orden¨® cerrar todos los templos. Entonces los inmigrantes se concentraron ante la Catedral Nova e iniciaron una huelga de hambre. La protesta apenas dur¨® 24 horas porque fueron desalojados por los Mossos d'Esquadra, que detuvieron a los 13 cabecillas.
El alcalde de Lleida, el socialista Antoni Siurana, que aplaudi¨® la decisi¨®n del Obispado y la intervenci¨®n policial, cree que los pa¨ªses de origen de los inmigrantes son los culpables de la crispaci¨®n que se vive en Lleida. Siurana asegur¨® que entre los que buscan trabajo hay personas enviadas para exacerbar los ¨¢nimos de sus compatriotas y organizar manifestaciones.
Despu¨¦s de la experiencia de este a?o, el Ayuntamiento se plantea no repetir el programa de acogida a los inmigrantes. El consistorio ha anunciado que no continuar¨¢ esta experiencia si el resto de administraciones, en concreto la Generalitat, no colaboran con el programa y tiene que asumir todo el coste, como ocurre ahora. En el primer mes de funcionamiento de esta experiencia, en los locales habilitados se han repartido cerca de 10.000 bolsas de comida y en el albergue municipal se han servido unos 2.000 almuerzos, comidas y cenas, adem¨¢s de prestar un servicio de duchas y de alojamiento.
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