KANBRICH ME MATA
No s¨¦, t¨ªos, pero sospecho que mis padres me mandan a estudiar ingl¨¦s al extranjero para poder librarse de m¨ª durante unos d¨ªas. Ya van cinko a?os y siempre es lo mismo. No mola nada. Lo primero es averiguar si la tribu ke te akoje es de Oksfor o Kanbrich, esas dos pe?as ke, en sus ratos libres, se rompen el kulo remando por r¨ªos askerosos que van a dar a un mar de mierda. Kon gafas de sol y kareto de haber pillado la malaria en alg¨²n tigre de la ruta de pubs, te presentas en klase y deskubres ke, en el mejor de los kasos, s¨®lo vas a estudiar italiano, ya ke todos tus colegas son tortellinis. En el pa¨ªs de los ciegos, el tuerto es rey, dicen, as¨ª ke, como s¨®lo vas de tripi, intentas adivinar k¨¦ alumnos son los m¨¢s peligrosos y los que m¨¢s chanan. Luego, en la fiesta que montar¨¢ la piba del piercing en la ceja, komparar¨¢s su kapacidad destruktiva y la textura de sus vomitonas, que te rekordar¨¢ la de los bajos fondos de Tul¨²s. Los muy salvajes son kapaces de meterse todo lo ke pillan, tronkos. No les afekta ni el kalor ni las respektivas lokuras. Los hay ke korren por la kasa en pelota pikada, apunt¨¢ndose con fuskas imaginarias o markando en sus m¨®viles el n¨²mero 666. 'Satan¨¢s komunika', me dice uno antes de manchar la pared con sus tres primeras papillas, de un abstrakto ke te kagas. Ak¨ª no voy a aprender un karajo de ingl¨¦s pero hay un milan¨¦s ke kiere dar un palo y ke me est¨¢ ense?ando a reventar puertas. Esta ma?ana, mientras la profe intentaba llamar nuestra atenci¨®n con una insulsa converseichon, vi c¨®mo se kedaba dormido sobre el pupitre. Parec¨ªa un mensaka despu¨¦s de una jornada de katorce horas. Me temo que no lo habr¨ªa reanimado ni una transfusi¨®n de Redb¨²l. Luego result¨® ke el novio de la profe es un bofia que rekuerda vagamente al Torrente ¨¦se del apatrullando la ciudad. A la salida, alucinaba kolores viendo k¨®mo los alumnos se abr¨ªan en buska del pub m¨¢s pr¨®ximo y piojoso. Algo estoy aprendiendo: ke ak¨ª la cerveza se toma caliente y ke, cuando est¨¢s tope rayado, lo suyo es cantar hasta ke te echen. Ah, y tambi¨¦n que las patadas se dan con el tak¨®n y no con la puntera. Todos los veranos son iguales, y ¨¦ste tampoko ser¨¢ una excepci¨®n: una puta resaka de tres meses, gafas de sol y algunos momentos de paz interior y exterior. Por cierto: tengo que llamar a mis viejos para que me manden m¨¢s pelas. Es el precio ke tienen que pagar por su libertad.
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