Los otros
Manuel Aza?a, que en agosto de 1932 era presidente del Gobierno a la par que ministro de Guerra, escrib¨ªa en su Diario (me refiero a la parte publicada recientemente como Cuadernos robados) el d¨ªa 11 del citado mes: 'Me he levantado tarde, creo con derecho, despu¨¦s de estos dos d¨ªas. Sanjurjo est¨¢ ya preso. En Sevilla, motines del pueblo soberano, que se desquita en las casas de algunos mon¨¢rquicos. Tambi¨¦n en Granada hay alborotos. En Madrid, tranquilidad. Anoche hubo algunas manifestaciones callejeras; pero pac¨ªficas. Vivas y mueras!'. Los d¨ªas anteriores del citado diario est¨¢n llenos de referencias a Sanjurjo, as¨ª como a la manera en que Aza?a estuvo informado de lo que ocurr¨ªa en Sevilla, ciudad en la que el general se hab¨ªa sublevado. El presidente subrayaba especialmente el hecho de no haber atendido la opini¨®n de quienes le aconsejaron la suspensi¨®n de Cortes, pues pensaba que, muy al contrario, se deb¨ªa mantener el orden constitucional en todos sus aspectos.
La sanjurjada apenas tuvo eco fuera de Sevilla, pero en la capital andaluza se destituy¨® al gobernador civil, se ocuparon los centros de tel¨¦grafos, tel¨¦fonos, el ferrocarril, y Sanjurjo se pase¨® por el centro de la ciudad, en la ma?ana del d¨ªa 10, con aires de triunfo. Pero no todo fue f¨¢cil, puesto que la corporaci¨®n municipal resisti¨® hasta que la Guardia Civil detuvo al alcalde y a buena parte de los concejales, que se hallaban junto a ¨¦l. Otro centro de resistencia civil estuvo en el Alc¨¢zar, donde se form¨® un comit¨¦ con algunos catedr¨¢ticos, el conservador del Alc¨¢zar, Lasso de la Vega, y representantes de republicanos, socialistas y anarquistas. El alcalde de Sevilla era el m¨¦dico Jos¨¦ Gonz¨¢lez y Fern¨¢ndez Labandera, quien declar¨® en un bando 'la absoluta adhesi¨®n y fidelidad al poder constituido, repugnando por sedicioso todo intento subversivo que bajo cualquier pretexto pretenda atacar el r¨¦gimen instaurado por la soberan¨ªa nacional'.
Labandera form¨® parte del Partido Radical, fue elegido diputado en 1933 y en 1936, siempre vinculado a Mart¨ªnez Barrios, por lo cual su ¨²ltima adscripci¨®n fue al Frente Popular, como miembro de la Uni¨®n Republicana. En las ¨²ltimas Cortes republicanas, presididas por Diego Mart¨ªnez Barrio, ocup¨® la secretar¨ªa de las mismas. Su posici¨®n frente al golpe de Sanjurjo, as¨ª como otras de sus actitudes, no ser¨ªan olvidadas por la derecha sevillana. El d¨ªa 13 de agosto de 1932 fue homenajeado en el Retiro de Madrid, con participaci¨®n de Alcal¨¢-Zamora, Besteiro y Aza?a, junto a todos aquellos que se hab¨ªan opuesto al golpe de d¨ªas atr¨¢s.
Cuatro a?os despu¨¦s, en julio de 1936, el golpe de Estado no pudo ser reducido como el de agosto de 1932. Labandera se mantuvo escondido algunos d¨ªas, hasta que decidi¨® entregarse al gobernador Pedro Parias. Tambi¨¦n estuvo oculto el diputado socialista Manuel Barrios Jim¨¦nez, hasta que finalmente unos falangistas lo detuvieron el mismo 10 de agosto. Unos d¨ªas antes, el 2, un grupo de falangistas hab¨ªa detenido en Coria al notario Blas Infante. Como es bien conocido, primero estuvo en el cuartel de la Falange y luego en el cine J¨¢uregui, convertido provisionalmente en prisi¨®n y donde cada madrugada se repet¨ªa el ritual de sacar a algunos detenidos que inevitablemente eran fusilados.
El 10 de agosto de 1936 un grupo de derechistas (seg¨²n Juan Ort¨ªz) quiso recordar el golpe de Sanjurjo, pues no hab¨ªan olvidado su sonoro fracaso de cuatro a?os antes. ?Qui¨¦n mejor para conmemorarlo que el alcalde sevillano de 1932? Como nos recuerda la historiograf¨ªa m¨¢s solvente, la represi¨®n ejercida por los sublevados tuvo siempre un car¨¢cter sistem¨¢tico y selectivo, de ah¨ª la eliminaci¨®n de buena parte de los dirigentes republicanos y de los l¨ªderes de las fuerzas de izquierda. Dentro de esos par¨¢metros, en el caso de Sevilla, se incluye una figura como el maestro laico y anarquista Jos¨¦ S¨¢nchez Rosa, y para otras ciudades disponemos de ejemplos similares. En la madrugada del 10 al 11 de agosto hab¨ªa que dar un escarmiento acorde con la fecha. Labandera fue fusilado en la carretera de Carmona, pero no estaba solo: junto a ¨¦l encontramos al citado diputado socialista, Barrios Jim¨¦nez; a Ferm¨ªn de Zayas, dirigente de la masoner¨ªa, y a Blas Infante.
Por fidelidad a la memoria republicana, por compromiso con la historia de Andaluc¨ªa, por respeto a la izquierda andaluza de aquellos a?os, conviene recordar que hubo otros que, para su desgracia, tambi¨¦n estuvieron presentes en aquella madrugada aciaga. Murieron por ser un peligro para la expansi¨®n fascista. No estar¨ªa de m¨¢s que sus nombres tambi¨¦n figuraran en nuestra memoria colectiva.
Carmen Calvo Poyato es Consejera de Cultura.
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