Tr¨¢gala, Skopje
Pocos Estados en el mundo (y ninguno en Europa) hubieran aguantado el continuo tr¨¢gala neocolonial que le ha tocado vivir a Macedonia. El reconocimiento comunitario de su independencia ten¨ªa que haberse hecho el 6 de abril de 1992, el mismo d¨ªa que el de Bosnia. Pero mientras las potencias europeas ten¨ªan una prisa irreprimible para con esta rep¨²blica (con lo cual aceleraron el comienzo de la guerra), no ocurri¨® lo mismo con Macedonia, que se qued¨® en el limbo durante meses por las presiones griegas. Tampoco pudo mantener su nombre, sino que se le impuso la extra?a sigla de FYROM (Former Yugoslav Republic of Macedonia); ni su bandera con la estrella de Vergina, descubrimiento arqueol¨®gico de 1977 y que se quiso identificar con Filipo de Macedonia. A cambio le toc¨® ondear una especie de estrella autista, con los rayos invertidos, que asemeja un sol naciente de estilo nip¨®n.
Pero la siguiente perrada fue m¨¢s original. En Macedonia exist¨ªa un despliegue preventivo de cascos azules de la ONU, la misi¨®n Unpredep. A comienzos de 1999, cuando se ve¨ªa claramente que la crisis de Kosovo terminar¨ªa en intervenci¨®n de la OTAN, ocurri¨® un curioso incidente. Por medio de Vasil Tupurkovski, un popular pol¨ªtico -que hab¨ªa residido en los Estados Unidos- y vicepresidente del Gobierno VMRO-DPMNE, Macedonia reconoci¨® diplom¨¢ticamente a Taiwan. La furibunda reacci¨®n de la Rep¨²blica Popular China consisti¨® en vetar la renovaci¨®n del mandato Unpredep en el Consejo de Seguridad de la ONU, que conclu¨ªa el 28 de febrero de 1999. Muy a tiempo, porque pocas semanas m¨¢s tarde comenzaba el ataque de la OTAN contra Yugoslavia, la ONU fue mantenida al margen por las potencias occidentales y sus tropas retiradas de Macedonia. Mientras tanto, la OTAN hab¨ªa desplegado una Fuerza de Extracci¨®n que en caso de urgencia deb¨ªa actuar en Kosovo y retirar de all¨ª a los observadores de la OSCE. Con lo cual, el Gobierno de la VMRO-DPMNE, que acababa de ganar las elecciones en oto?o, tuvo que desdecirse de sus promesas, seg¨²n las cuales ninguna fuerza extranjera se estacionar¨ªa en suelo patrio.
Una vez iniciada la campa?a a¨¦rea contra Yugoslavia, Macedonia se vio obligada a acoger como pudo a una avalancha de refugiados albanokosovares que representaba m¨¢s del 10% de su poblaci¨®n total. Mientras tanto, se sucedieron toda una serie de gobiernos que, a la derecha o a la izquierda, inclu¨ªan al correspondiente partido de la minor¨ªa albanesa sin mayores problemas de coexistencia.
Como premio tard¨ªo a tanta paciencia, la Uni¨®n Europa le ofreci¨® a Macedonia un novedoso Acuerdo de Estabilizaci¨®n y Asociaci¨®n, ¨²nico en los Balcanes. Pero en marzo de este mismo a?o, pocas semanas antes de su firma, una fuerza guerrillera albanesa, cuyas armas e integrantes proced¨ªan en buena medida de Kosovo, se plant¨® ante la ciudad de Tetovo, dando comienzo una nueva crisis balc¨¢nica. El joven Ej¨¦rcito macedonio pareci¨® controlar la situaci¨®n, pero pocos meses m¨¢s tarde se produjo un rebrote virulento de los combates. Tras numerosas presiones y sucesivos intentos de negociaci¨®n apadrinados por la UE y la OTAN, en el que la parte macedonia ha hecho importantes concesiones, parece haberse logrado un tambaleante acuerdo de paz.
Dicho lo cual, ha de recordarse que en el estallido del conflicto han jugado un importante papel graves defectos infraestructurales del Estado macedonio. Uno de ellos era la enraizada corrupci¨®n en las esferas de poder de la joven rep¨²blica, que mucho tuvo que ver con los turbios negocios de privatizaci¨®n de las empresas p¨²blicas. Desde que la coalici¨®n de derechas presidida por los nacionalistas del VMRO-DPMNE se instalara en el poder se hicieron famosos ministros como Ljuben Pavnovski en la cartera de Defensa, y Dragan Danilovski, en la de Sanidad. Estos manejos no eran nuevos: los inauguraron los socialistas casi desde la independencia de Macedonia. Y tampoco eran exclusivos de los partidos de la mayor¨ªa macedonia, eslava o no: alcanzaban tambi¨¦n a nombres de los partidos albaneses 'institucionales'. No en vano otro mago de la corrupci¨®n a escala gubernamental ha sido el alban¨¦s Besnik Fetai, ministro de Econom¨ªa. Por lo tanto, todo parece indicar que, como m¨ªnimo, en la muy compleja crisis macedonia han jugado consideraciones de acaparaci¨®n, control y reparto del bot¨ªn entre 'viejos' albaneses y reci¨¦n llegados o entre los que fueron dejados al margen y los que de alguna manera comieron en el banquete del poder. M¨¢s que explicar el nacimiento del Ej¨¦rcito de Liberaci¨®n Nacional, el fen¨®meno lleva hacia la fundaci¨®n de un nuevo actor pol¨ªtico, el Partido Democr¨¢tico Nacional, que podr¨ªa terminar por convertirse en cerebro y patr¨®n pol¨ªtico de los guerrilleros. Por otra parte, la ofensiva del ELK ha tenido y tiene un fuerte impulso desde Kosovo, hecho que ni la guerrilla albanesa ni el mismo presidente Bush ha negado en su reciente visita a la zona. La antigua provincia serbia se ha convertido en un claro elemento desestabilizador en la zona y a estas alturas ignorarlo es, pura y simplemente, temerario.
Pero la crisis est¨¢ lejos de haberse resuelto porque los manejos negociadores apadrinados por los occidentales han vuelto a repetir viejos errores en cuyas consecuencias hemos tenido diez a?os para revolcarnos. Uno de ellos es no haber aprendido a manejar a los diversos grupos paramilitares o guerrilleros que han venido apareciendo en la zona, siempre que se autotitulen como fuerza de liberaci¨®n nacional. A diferencia de lo ocurrido en Kosovo en 1999, el ELK en Macedonia todav¨ªa no ha entrado en las negociaciones de paz, pero sus reivindicaciones s¨ª que han sido tomadas en consideraci¨®n y parece claro que sus integrantes pasar¨¢n a formar parte de alguna forma de cuerpo de polic¨ªa o 'cuerpo de defensa' local, que a su vez se convertir¨¢ en un foco de conspiraciones y futuras rebeliones. Por otra parte, los guerrilleros saben que si bien la OTAN no est¨¢ de su parte, tampoco les atacar¨¢. En consecuencia, pueden jugar durante mucho tiempo a la pol¨ªtica de los hechos consumados, fusil en mano, al margen de las negociaciones que apadrinen las potencias. Otro gran error es insistir en la diplomacia cerrada, en el secretismo y los dobles raseros descarados. Si se est¨¢ hablando de federalizar Macedonia sin usar esos t¨¦rminos, ?por qu¨¦ no se hace lo mismo con el protectorado de Kosovo? La minor¨ªa serbia de esa provincia tiene, como m¨ªnimo, los mismos derechos que la minor¨ªa albanesa en Macedonia. No les vendr¨ªa mal a los albaneses probar un poco de la medicina que ellos est¨¢n pidiendo a Skopje. El tercer error consiste en no contar con las perspectivas de conjunto y abordar las crisis en base al 'efecto lupa'. Esa pr¨¢ctica es bien nociva, pero ha sido la pauta seguida por las potencias occidentales desde 1991 en unos territorios que muchas veces apenas est¨¢n separados por menos de un centenar de kil¨®metros. El resultado final es un batiburrillo de soluciones pol¨ªticas que de alguna forma est¨¢n llevando a la recreaci¨®n de una especie de nueva federaci¨®n yugoslava, al menos en lo que respecta a Bosnia, Serbia m¨¢s Montenegro y, posiblemente, Macedonia. Curioso panorama en el que incluso los viejos tanques del Ej¨¦rcito federal yugoslavo han sido sustituidos por los de la KFOR y la SFOR, mientras pandillas de guerrilleros y paramilitares juegan al escodite entre ellos como si tal cosa.
Por ¨²ltimo, las tentaciones satelizadoras. En el conflicto de Macedonia interviene el proyecto norteamericano de convertir a Albania en cabeza de puente balc¨¢nico, idea que arranca, como m¨ªnimo, de 1993, y que ahora recobra nuevos br¨ªos cuando las potencias europeas parecen decantarse m¨¢s por los pa¨ªses eslavos de la zona. Algo l¨®gico si se piensa que el destino final de la UE ser¨¢ establecer fuertes v¨ªnculos con Rusia, algo que Washington intentar¨¢ dificultar o retardar como sea. Aparte de las ventajas geoestrat¨¦gicas inmediatas que supone la satelizaci¨®n de Albania, puede resultar bastante barato. Pero la condici¨®n es que el peque?o aliado no presente fisuras, es decir, que previamente se hayan reunido todos los territorios albaneses en uno solo. Ll¨¢mesele Gran Albania o como se quiera.
Francisco Veiga es profesor de Historia de la Europa Oriental en la UAB y autor de La trampa balc¨¢nica.
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