Rompiendo el silencio sobre el Opus Dei
Sobre el Opus Dei se ha tendido un velo de silencio que pocos osan desvelar. Parece como si hubiera un pacto, al menos t¨¢cito, para no hablar de ¨¦l. Y como de lo que no se habla no existe, se tiene la impresi¨®n de que el Opus Dei se ha diluido o, al menos, se ha recluido en el mundo de la salvaci¨®n de las almas para el que, seg¨²n los documentos fundacionales, naci¨®. Al final, muchos terminan por creer las escuetas notas emanadas de la oficina de prensa opusde¨ªsta, seg¨²n las cuales la 'Obra' de monse?or Escriv¨¢ de Balaguer se mueve en el terreno espiritual y no se implica en proyecto temporal alguno como tal instituci¨®n. Hablar en p¨²blico o escribir sobre el Opus Dei se ha convertido en algo pol¨ªtica y religiosamente incorrecto. Voy a transgredir aqu¨ª el pacto de silencio siendo consciente de que puedo ser recriminado incluso por algunos cr¨ªticos de la Obra.
El Opus Dei sigue vivo y activo, y su poder se extiende a lo largo y ancho de la Iglesia cat¨®lica. En la c¨²spide cuenta con seguidores y valedores incondicionales. El primero es Juan Pablo II, quien, antes de entrar en el c¨®nclave del que sali¨® papa, fue a rezar ante la tumba de Escriv¨¢ en Roma en busca de intercesi¨®n para el cumplimiento de las posibles responsabilidades que pudieran caerle encima. A su vuelta del primer viaje a Estados Unidos, el Papa, exultante por el recibimiento multitudinario, pregunt¨® en el avi¨®n a sus m¨¢s directos colaboradores qu¨¦ impresi¨®n hab¨ªan sacado los norteamericanos de la visita. Le respondieron que 'hab¨ªa gustado el cantor, pero no el canto'. Juan Pablo II coment¨® entonces: 'Est¨¢ visto que la ¨²nica organizaci¨®n eclesial que me es plenamente fiel es el Opus Dei'.
Venciendo la resistencia de cardenales, obispos, te¨®logos y movimientos cristianos de todo el mundo, beatific¨® en un tiempo r¨¦cord -s¨®lo 17 a?os despu¨¦s de su muerte- al fundador de la Obra, Escriv¨¢ de Balaguer, llamado con aire paternalista no disimulado 'el Padre'. Eso suced¨ªa en 1992 y fue una de las beatificaciones m¨¢s pol¨¦micas y contestadas, s¨®lo comparable en los tiempos recientes con la de P¨ªo IX, el '¨²ltimo papa rey', que durante el largo pontificado de 32 a?os (1846-1878) destac¨® por su militancia antisemita y antimoderna. De ambos se subray¨® el celo por la ortodoxia y su piedad a la antigua usanza, pero no la opci¨®n por los pobres ni la tolerancia, virtudes que no practicaron. Esa beatificaci¨®n nunca se hubiera producido con Pablo VI, que limit¨® sobremanera el poder del Opus Dei en la Iglesia cat¨®lica.
En el proceso de beatificaci¨®n de Escriv¨¢ se excluyeron testimonios cr¨ªticos de personas que convivieron muy de cerca con 'el Padre', como el arquitecto Miguel Fisac, vinculado a la Obra durante 19 a?os (1936-1955). El prestigioso arquitecto comunic¨® al cardenal Taranc¨®n que cre¨ªa un deber de conciencia declarar en el proceso. El cardenal le indic¨® que se lo dir¨ªa al secretario del Tribunal para que lo incluyera en la lista, pero unos d¨ªas despu¨¦s le hizo saber que hab¨ªa sido excluido.
Menos ¨¦xito han tenido las te¨®logas y los te¨®logos latinoamericanos de todas las tendencias y los movimientos cristianos de amplia base popular que vienen pidiendo a Juan Pablo II la beatificaci¨®n de los m¨¢rtires salvadore?os: monse?or Romero, seis jesuitas y dos mujeres, reconocidos como santos y venerados como m¨¢rtires en Am¨¦rica Latina y otros lugares de la cristiandad, y cuya beatificaci¨®n ser¨ªa la ratificaci¨®n eclesial de lo que ya es vox populi.
La informacion en el Vaticano -que es lo mismo que decir en la Iglesia cat¨®lica universal- est¨¢ en manos del portavoz, Joaqu¨ªn Navarro Valls, miembro del Opus Dei. Si la informaci¨®n es poder, quien la controla en la Iglesia detenta todo el poder. El portavoz no s¨®lo difunde la informaci¨®n, sino que la crea, la elabora y la administra pro domo sua, sin someterse a control democr¨¢tico alguno. Y una parte fundamental de la informaci¨®n es ocultar o negar la influencia de la Obra en el Vaticano.
En la ¨®rbita del Opus Dei se encuentran el cardenal ?ngel Sodano, secretario de Estado de la Ciudad del Vaticano, ex nuncio apost¨®lico de Su Santidad en Chile y amigo personal de Pinochet, por quien intercedi¨® ante el Gobierno brit¨¢nico para que no fuera juzgado en Espa?a, y el cardenal espa?ol Eduardo Mart¨ªnez Somalo, miembro muy influyente de la curia romana, que constituye un referente fundamental para los obispos espa?oles.
Desde la c¨²spide del catolicismo se va conformando, as¨ª, un cristianismo intransigente y poco dialogante con otras creencias religiosas, seg¨²n la consigna de Camino, libro escrito por Escriv¨¢ durante la guerra civil espa?ola en Burgos, muy cerca del cuartel general de Franco: 'El plano de santidad, que nos pide el Se?or, est¨¢ determinado por estos tres puntos: la santa intransigencia, la santa coacci¨®n y la santa desverg¨¹enza' (n. 378). M¨¢s a¨²n, 'la transigencia es se?al cierta de no tener verdad' (n. 393).
En la Iglesia cat¨®lica latinoamericana destacan dos figuras del Opus Dei: el cardenal Cipriani, arzobispo de Lima, y monse?or S¨¢enz Lacalle, arzobipo de San Salvador. Cipriani apoy¨® hasta el ¨²ltimo momento los modos pol¨ªticos dictatoriales de Fujimori. Su nombramiento como cardenal en el ¨²ltimo c¨®nclave ha sido, sin duda, el m¨¢s pol¨¦mico, ya que cont¨® con el rechazo de un importante sector de la ciudadan¨ªa y de los cristianos peruanos. Durante la primera misa de Cipriani como cardenal en el atrio de la catedral de Lima, la multitud despleg¨® pancartas con lemas como 'Dios, l¨ªbranos de Cipriani', 'Cristo es justicia; Cipriani, corrupci¨®n', y le compar¨® con el asesor de Fujimori Vladimiro Montesinos. A pesar de ello, es uno de los valores en alza en la Iglesia latinoamericana.
Otro miembro del Opus Dei en ascenso en la Iglesia centroamericana es el espa?ol Fernando S¨¢enz Lacalle, arzobispo de San Salvador, que fue capell¨¢n castrense del mismo Ej¨¦rcito que asesin¨® a seis jesuitas y dos mujeres salvadore?as el 16 de noviembre de 1989. Siendo ya arzobispo de San Salvador, acept¨® el nombramiento de general del Ej¨¦rcito, si bien posteriormente se vio obligado a renunciar por la protesta popular. Su rechazo a la orientaci¨®n liberadora de la Universidad Centroamerciana Jos¨¦ Sime¨®n Ca?as (UCA), de la que era rector Ignacio Ellacur¨ªa cuando fue asesinado y de la que es profesor Jon Sobrino, uno de los principales representantes de la teolog¨ªa de la liberaci¨®n, queda patente en la respuesta dada a un estudiante de teolog¨ªa de la UCA que le pidi¨® ser ordenado sacerdote: 'Antes muerto que ordenar a un alumno de la UCA'.
?Y en la Iglesia espa?ola? El cambio de actitud del episcopado en relaci¨®n con el Opus Dei ha sido espectacular. Durante el pontificado de Pablo VI, la distancia de los obispos espa?oles con respecto a la Obra era notoria, y las cr¨ªticas hacia ella no se ocultaban. Sin embargo, en la medida en que ha ido consolid¨¢ndose el protagonismo opusde¨ªsta con Juan Pablo II, la jerarqu¨ªa eclesi¨¢stica de nuestro pa¨ªs se ha plegado a sus directrices. El silencio es ahora poco menos que sepulcral. Ning¨²n obispo, arzobispo o cardenal ha salido todav¨ªa del armario confesando su pertenencia opusde¨ªsta, y es posible que no lo hagan en el futuro. Pero eso no significa que est¨¦n lejos del Opus. Como ya dijera el cardenal Taranc¨®n, muchos obispos espa?oles padecen tort¨ªcolis de tanto mirar a Roma. Y, como ya he dicho, el poder en Roma lo detenta el Opus Dei. Si alguna duda cupiere todav¨ªa al respecto, se disipa con s¨®lo leer los mensajes papales y episcopales en temas como sexualidad, familia, mujer, dogma, moral, disciplina eclesi¨¢stica, etc¨¦tera. La Obra no s¨®lo conserva su influencia, sino que est¨¢ recuperando a miembros relevantes -te¨®logos incluidos- que la hab¨ªan abandonado en d¨¦cadas pasadas.
El clima de sumisi¨®n vigente hoy en la Iglesia cat¨®lica se inspira en una m¨¢xima de Camino: 'Obedecer..., camino seguro. Obedecer ciegamente al superior..., camino de santidad. Obedecer en tu apostolado..., el ¨²nico camino: porque en una obra de Dios, el esp¨ªritu ha de ser obedecer o marcharse' (n. 941).
Hay, sin embargo, un campo donde el Opus Dei apenas tiene influencia, al menos en nuestro pa¨ªs: el de la producci¨®n teol¨®gica. Sus aportaciones son m¨ªnimas, por no decir nulas, en las cuestiones m¨¢s vivas del actual debate teol¨®gico: recurso a los m¨¦todos hist¨®rico-cr¨ªticos, sociol¨®gicos, de antropolog¨ªa cultural y de historia social en el estudio de la Biblia, hermen¨¦utica cr¨ªtica aplicada a los dogmas, cristolog¨ªa en clave hist¨®rica y ¨¦tica, espiritualidad encarnada en la historia, teolog¨ªa feminista, eclesiolog¨ªa comunitaria, di¨¢logo interreligioso e intercultural, moral social, teor¨ªa de los paradigmas en el estudio de la historia del cristianismo, teolog¨ªas de la liberaci¨®n, etc¨¦tera. Los te¨®logos de la ¨®rbita del Opus, o bien consideran estas cuestiones ajenas a la reflexi¨®n teol¨®gica o bien las tienen por heterodoxas.
Juan Jos¨¦ Tamayo-Acosta es te¨®logo y autor de Iglesia prof¨¦tica, Iglesia de los pobres.
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