Incongruencia

Despu¨¦s de 11 d¨ªas de un sonrojante tira y afloja entre las tres administraciones implicadas (Ayuntamiento, Generalitat y Gobierno), y cuando ya parec¨ªa que el peregrinaje urbano de los inmigrantes de la plaza de Catalunya caminaba hacia una salida negociada con la Cruz Roja como ¨¢rbitro, la s¨²bita detenci¨®n de m¨¢s de cien africanos ha echado por la borda todos los esfuerzos conciliadores. Para un viaje as¨ª no hac¨ªan falta estas alforjas.

La incongruencia de las autoridades resulta, una vez m¨¢s, alarmante. Primero, por su incapacidad de aplicar la ley que ellos mismos impulsaron y aprobaron contra viento y marea. Pero m¨¢s grave a¨²n resulta el desproporcionado recurso a la fuerza de ayer que echa por tierra los esfuerzos de mediaci¨®n surgidos de la sociedad civil, a trav¨¦s de sindicatos, plataformas de apoyo a los inmigrantes y asociaciones vecinales.

Desde el primer momento, las autoridades han dado una tremenda sensaci¨®n de imprevisi¨®n y desbordamiento, lo que ha puesto de manifiesto de forma muy evidente la falta de una pol¨ªtica de inmigraci¨®n coordinada. A pesar de las varias opciones ideol¨®gicas que representan, ninguna de las instituciones implicadas ha sido capaz de presentar una propuesta ¨²til. En lo que s¨ª han coincidido las tres administraciones es en mantener a sus respectivos responsables m¨¢ximos -el alcalde de la ciudad, el presidente de la Generalitat y la delegada del Gobierno- lejos de un escenario donde se han producido acontecimientos tan vergonzosos como obligar a dormir al raso de una plaza a estas personas para finalmente acabar deteniendo a buena parte de ellas. La decisi¨®n de la Delegaci¨®n del Gobierno supone un inquietante paso atr¨¢s y la liquidaci¨®n de toda posibilidad de abordar un asunto tan dram¨¢tico con un m¨ªnimo sentido de humanismo.

Ser¨ªa ingenuo pensar que con una medida represiva como la aplicada ayer en Barcelona se vaya a poner punto final a un conflicto tan complejo. Al fin y al cabo, miles de personas siguen caminando desde toda ?frica en direcci¨®n al Norte porque las migraciones s¨®lo siguen una direcci¨®n, la que lleva de la miseria a la prosperidad. La simple aplicaci¨®n de medidas represivas, por severas que ¨¦stas sean, s¨®lo supone un parche para encubrir los s¨ªntomas, pero ninguna medida que pueda curar la herida.

El d¨ªficil encaje de los inmigrantes en la sociedad requiere un esfuerzo mucho m¨¢s amplio que el que se pueda dise?ar en una ley. La participaci¨®n de los distintos estamentos sociales es fundamental. Pero no han sabido verlo as¨ª las instituciones en Barcelona al despreciar un impulso ciudadano imprescindible para la convivencia.