LA MOSCA DETR?S DE LA OREJA

Yo me suelo casar cada 10 a?os. Dado que no soy, en absoluto, una persona fr¨ªvola, cuando establezco una relaci¨®n con una persona del g¨¦nero opuesto (al m¨ªo) me gusta formalizar las cosas. Digamos que mi estructura ideol¨®gica ser¨ªa la de Liz Taylor. Me identifico con esa coplilla que dice: 'Si me camelas, ay, si me camelas, ll¨¦vame a calles anchas, no a callejuelas'. Si la canta Carmen Linares, me identifico m¨¢s. La gente puede pensar que soy una antigua. Paso. Yo tengo un sentido de la moral muy alto y creo que est¨¢ quedando patente en estos art¨ªculos. Todo esto me vino a la cabeza porque, mientras el mundo est¨¢ atento al romance de Pe y Tom, yo miro a otro lado que me interesa m¨¢s desde un punto de vista antropol¨®gico, ya que, como declar¨¦ p¨²blicamente en su d¨ªa en una entrevista en profundidad que me hicieron en Pronto y que har¨ªa las delicias de Sergi Pami¨¨s, ante todo me siento antrop¨®loga, mucho m¨¢s que mujer de letras. Mis ojos est¨¢n puestos a d¨ªa de hoy en el romance que mantienen Liz y Jeff Goldblum, un romance que a muchas de nosotras -lectoras de EL PA?S- nos ha llenado de esperanza. Hay quien me puede decir que en Espa?a ya tuvimos el caso de Marujita D¨ªaz y Dinio. Para empezar, a la vista est¨¢ que Marujita no es Liz -aunque en el cardado violento se den un aire-. De Dinio ya es que ni hablo. Otro ejemplo nacional ser¨ªa el que est¨¢n dando Sarita Montiel y este profesor de cine cubano 30 a?os m¨¢s joven que ella, pero perm¨ªtanme que considere -puedo errar- que por las declaraciones del profesor entiendo que dicho romance se sustenta, ante todo, en los lazos intelectuales que se pueden crear entre un estudioso y esa musa tantas veces idealizada. Pero en el caso que nos ocupa, el de Liz y Jeff, no parece que sea el inter¨¦s econ¨®mico el que predomina (caso Dinio-Marujita), dado que Jeff es un hombre con una buena posici¨®n en el cine; ah¨ª est¨¢n El sue?o del mono loco, Los dinosaurios, La Mosca 1, La Mosca 2. En fin, es un actor un poco encasillado en el g¨¦nero animal pero se gana la vida razonablemente; y tampoco ser¨ªa l¨®gico pensar que les mueve el inter¨¦s intelectual (caso Sarita-cin¨¦filo cubano), la admiraci¨®n de estudioso a gran estrella. Jeff no es de esos.

Toda esta larga introducci¨®n, pl¨²mbea pero necesaria, viene a demostrar que es posible el amor pasional entre una anciana y un hombre que a¨²n tiene todo su potencial espermatozoidal. Perm¨ªtanme que hoy dedique esta columna a las mujeres: amigas, despu¨¦s de tantos a?os viendo c¨®mo infinidad de hombres ancianos abandonaban a sus mujeres, inteligentes, lectoras de este peri¨®dico, por otras mujeres m¨¢s j¨®venes y tal vez analfabetas funcionales (no quiero parecer sesgada), nuestra pionera, Liz, ha abierto un camino. La vida se nos alarga, chicas. Si bien es cierto que yo me caso cada 10 a?os, y siguiendo las cuentas, tendr¨ªa que ir haciendo las maletas, he pensado que voy a tomarme mi tiempo, dado que incluso puedo llegar a ser una abuela de costumbres abiertas tipo Liz. Voy a saltarme esta d¨¦cada sin mover ficha. Le dije a mi santo: cari?o, a pesar de que soy fiel a mis tradiciones, igual esta d¨¦cada me quedo, es que da como pereza, ?verdad?. Y me dijo: 'Mujer, t¨² por m¨ª no te reprimas'.

No s¨¦ c¨®mo interpretarlo. Francamente.