El adi¨®s a un mundo que se evapor¨®
El mariscal Sergu¨¦i Ajrom¨¦yev, consejero militar del presidente Mija¨ªl Gorbachov para temas militares, interrumpi¨® sus vacaciones en Sochi, en el mar Negro, tom¨® un avi¨®n y se present¨® voluntariamente al vicepresidente Yan¨¢yev para dirigir el Estado Mayor de los golpistas. Era el 20 de agosto y el mariscal actuaba movido por su concepci¨®n del patriotismo sovi¨¦tico.
El 24 de agosto, Ajrom¨¦yev se ahorc¨® colg¨¢ndose del manubrio en la ventana de su despacho del Kremlin. Leonid Proschin, por entonces investigador de casos de especial importancia en la Fiscal¨ªa de la URSS, recibi¨® orden de levantar el cad¨¢ver. 'Fue la tragedia de un oficial honrado que ve¨ªa c¨®mo se destru¨ªa todo aquello a lo que hab¨ªa dedicado su vida', se?ala Proschin, seg¨²n el cual a Ajrom¨¦yev se le rompi¨® la cuerda en un primer intento.
Antes de conseguir su prop¨®sito, llam¨® a su casa y habl¨® por tel¨¦fono con una de sus hijas. Ajrom¨¦yev dej¨® cinco notas, desde un texto documental de la ruptura de la cuerda donde se criticaba por su torpeza hasta otro en la que ordenaba el pago de unas bebidas que deb¨ªa en la cantina del Kremlin.
La m¨¢s impresionante era una carta muy larga dirigida a Mija¨ªl Gorbachov, que se incorpor¨® al expediente de la investigaci¨®n sobre el golpe y en la que el oficial reflexionaba sobre aquel mundo que hab¨ªa sido el suyo y se descompon¨ªa ahora y hac¨ªa reproches al presidente.
'Es una carta dura', dice Proschin, seg¨²n el cual el mariscal no se pudo pegar un tiro porque, cuando hab¨ªa abandonado el puesto de jefe del Estado Mayor, hab¨ªa entregado todas sus armas y la ¨²nica que le quedaba era una pistola sin cargador. Como no era cazador, no pudo hacer como el ministro del Interior, Bor¨ªs Pugo, que se hab¨ªa suicidado unos d¨ªas antes y hab¨ªa matado antes a su mujer con una de las pistolas de su colecci¨®n, se?ala Proschin, que tambi¨¦n levant¨® el cad¨¢ver del ministro del Interior.
Pugo ten¨ªa junto a la cama una revista literaria donde se publicaban las memorias de uno de los participantes en la conspiraci¨®n contra Nikita Jruschov. El investigador tambi¨¦n fue el encargado de interrogar a Ra¨ªsa Gorbachova, y pas¨® m¨¢s tiempo tranquiliz¨¢ndola que haci¨¦ndole preguntas. Sus relaciones con los gekachepistas fueron buenas y ¨¦stos incluso le dedicaron un libro de Gorbachov y se lo estamparon con el sello especial que los conjurados se hab¨ªan hecho preparar en el taller del KGB.
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