Banqueros
Me sorprende que la noticia principal sea la separaci¨®n de hecho de dos banqueros, Amus¨¢tegui y Bot¨ªn. Borra los min¨²sculos incidentes del d¨ªa: los b¨¢rbaros del Norte y los ladrones del Sur, que roban en los juzgados mientras los funcionarios y los jueces van a desayunar. Queda apenas el asunto de Gescartera, porque est¨¢ en relaci¨®n con la sagrada econom¨ªa. Y alguna foto de los b¨¢rbaros catalanes agarrando por los pescuezos, retorciendo brazos. Inocentes: no tienen papeles: con lo f¨¢cil que es robarlos de un juzgado. V¨ªctimas de una ley racista nazi del paleofalangista Aznar y del in¨²til perdedor Mayor Oreja. Se los llevan de la plaza de Andr¨¦ Malraux: ?qu¨¦ dir¨ªa ¨¦l, si viviese? Probablemente, nada. El hombre que escribi¨® la primera y mejor novela de la guerra de Espa?a, L'espoir, o La condici¨®n humana: un fil¨®sofo rojo que termin¨® de ministro del general De Gaulle.
La condici¨®n humana es evolucionar hacia lo contrario. No quiero citar con mala palabra a Malraux: me rega?aban siempre por ello personas respetables para m¨ª como Max Aub y Jos¨¦ Bergam¨ªn. No viene a cuento: s¨®lo que la plaza de su nombre era refugio de los perseguidos, de los huidos de la miseria, y en ella han entrado los medievales de Pujol, la alcaldesa, el gobernador: unidad admirable.
En todo caso, es verdad que son asuntos menores, y los medios tienen raz¨®n en dar a sus lectores una noticia incomprensible y que no tiene repercusi¨®n en sus vidas. Los creyentes dicen que la Iglesia son todos; la banca somos todos. Desde la m¨¢s sencilla cuenta de ahorro de la hijita hasta la gran hipoteca, o los cr¨¦ditos de todas clases. Para cobrar las n¨®minas, para pagar los servicios.
La verdad es que para el peat¨®n no va a cambiar nada, pero tampoco cambi¨® nada para el cristiano cuando sacaron a san Jorge del calendario. El nombre de Bot¨ªn s¨ª suena. A veces es el hombre que tiene m¨¢s dinero en la Bolsa, otras veces es Polanco o Mr. Zara. Antes no se sab¨ªa qui¨¦nes eran los banqueros, y cuando se sab¨ªa, mal asunto. March fue popular porque la Rep¨²blica le encarcel¨®, se compr¨® la c¨¢rcel y el director y se escap¨®, y luego financi¨® a Franco. Los bancos eran acero y hierro y m¨¢rmol, con empleados serios y confortadores: ahora sortean cacharros de cocina. Tampoco se sab¨ªa qui¨¦nes eran los jueces, ni qui¨¦n se acostaba con qui¨¦n entre la buena sociedad. Tambi¨¦n era distinta la buena sociedad.
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