La segunda oportunidad de Blanca Esther
La juez a quien ha correspondido por sorteo investigar el robo de sumarios en Marbella fue suspendida tras denunciar la corrupci¨®n judicial
El escandaloso robo de 13 sumarios contra Jes¨²s Gil en los Juzgados de Marbella ha despertado muchos fantasmas en la ciudad malague?a. La certeza de que ha sido un robo perpetrado desde dentro, ejecutado por uno o varios funcionarios judiciales, que ha permanecido tapado por los jueces y fiscales responsables de la instrucci¨®n de esos casos, ha avivado la pol¨¦mica sobre la corrupci¨®n judicial, sabida y comentada por quienes conocen Marbella, pero nunca erradicada ni castigada.
Sin embargo, para quienes est¨¢n m¨¢s cerca de la investigaci¨®n, la pregunta del mill¨®n no es ya qui¨¦n o qui¨¦nes est¨¢n detr¨¢s de la operaci¨®n, sino qu¨¦ puede pasar por la cabeza de la juez a quien, por sorteo, le ha tocado investigar el caso: la titular del Juzgado n¨²mero 2, Blanca Esther D¨ªez.
Porque si a los dem¨¢s se les han removido fantasmas, a esta magistrada nacida en Asturias hace 39 a?os, casada con un inspector de polic¨ªa, se le han venido todos encima. Su intento de destapar, en 1993, la trama de corrupci¨®n judicial en los Juzgados de Marbella termin¨® un a?o despu¨¦s con una sentencia condenatoria del Tribunal Superior de Justicia de Andaluc¨ªa (TSJA) que supuso su inhabilitaci¨®n como juez hasta febrero de 1996.
En 1993, D¨ªez llevaba cuatro a?os como magistrada en Marbella. Hab¨ªa llegado desde Le¨®n, donde era juez de distrito, en 1989; dos a?os despu¨¦s de que el entonces inspector del Consejo General del Poder Judicial (CGPJ) Baltasar Garz¨®n se?alase por primera vez en un informe la 'peligrosidad social' de un veterano oficial de los juzgados llamado Juan Ram¨ªrez.
Aquel oficial, hijo de un humilde vigilante, era desde hac¨ªa muchos a?os uno de los personajes m¨¢s conocidos e influyentes de la ciudad: anfitri¨®n durante el franquismo de ministros y magistrados, amigo de personajes de la jet set, montado en un tren de vida muy superior al que se puede alcanzar con un sueldo de funcionario y, seg¨²n muchos, el amo de Marbella en la sombra.
En su informe, Garz¨®n ped¨ªa que se vigilase a Ram¨ªrez y alertaba del mal funcionamiento de los juzgados, recomendando la creaci¨®n de un tercero. Curiosamente, cuando se cre¨® se hizo con la plaza Pilar Ram¨ªrez, la hija juez del funcionario sospechoso, actualmente apartada de la carrera judicial por no abstenerse de instruir procedimientos en los que su familia ten¨ªa intereses.
Pero en 1989 Juan Ram¨ªrez era intocable. Y Blanca Esther D¨ªez, joven e inexperta. En 1993, le toc¨® instruir un procedimiento abierto por la supuesta venta fraudulenta del casino del hotel Andaluc¨ªa Plaza. El denunciante, Gioachino del Din, acusaba a Felice Cultrera y Gianni Meninno, a quienes la Interpol vinculaba al clan mafioso de Santapaola, de haberle cobrado 200 millones de pesetas por una falsa opci¨®n de compra del casino. El intermediario hab¨ªa sido Juan Ram¨ªrez, por entonces ya jubilado.
D¨ªez vio el cielo abierto. Anteriormente ya se hab¨ªan presentado otras denuncias contra Ram¨ªrez, pero por intrusismo profesional. Dos letrados hab¨ªan denunciado que se hac¨ªa pasar por abogado, y Garz¨®n en su informe hac¨ªa constar sus sospechas de que manten¨ªa abierto un bufete en Marbella. Por otro lado, aquellos eran los a?os duros de la droga y no eran pocos los padres de delincuentes adictos que se quejaban de haber tenido que pagar grandes sumas de dinero al oficial por la libertad de sus hijos.
La juez abri¨® diligencias contra Juan Ram¨ªrez, que lleg¨® incluso a pisar la c¨¢rcel en abril de 1993. Entretanto, las investigaciones y las declaraciones de testigos arrojaban nombres cada vez m¨¢s importantes; entre ellos el de Jos¨¦ Luis Manzanares, entonces vicepresidente del CGPJ, para quien Ram¨ªrez hab¨ªa mediado en la compra de un apartamento.
Las presiones aumentaban al mismo ritmo que la fama de D¨ªez. Ram¨ªrez se querell¨® contra ella. Los fiscales del caso denunciaron errores de procedimiento. La instrucci¨®n se encomend¨® a otro juez. D¨ªez se vio contra las cuerdas y se puso en manos del exc¨¦ntrico abogado Luis Bertelli, que la convirti¨® en una estrella medi¨¢tica: la juez defend¨ªa su causa en la prensa mientras que en el TSJA se fraguaba una contra ella que culmin¨® en noviembre de 1994 con su inhabilitaci¨®n.
Un a?o despu¨¦s, el Tribunal Supremo revisaba la sentencia del TSJA y la absolv¨ªa de los delitos de impedir el ejercicio de derechos c¨ªvicos, retardo en la administraci¨®n de justicia y revelaci¨®n de secretos por los que se le hab¨ªa condenado. El 14 de febrero de 1996, cruzaba de nuevo la puerta de los Juzgados de Marbella para ocupar su sill¨®n. Pero ya no era la misma. Hab¨ªa madurado y se hab¨ªa vuelto pesimista y taciturna. De la Plataforma Ciudadana por la Justicia que la apoy¨® en su d¨ªa con 2.000 firmas conserva pocos amigos. Ahora, la Plataforma se ha reavivado, pero tambi¨¦n son cautos. 'Si no la amparan desde arriba esto seguir¨¢ igual', dicen.
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