Diversi¨®n en la segunda de feria

La gente de X¨¤tiva acudi¨® a la plaza a divertirse, est¨¢n de fiestas y tienen todo su derecho. Van dispuestos a aplaudirlo todo, pero, como no son tontos, no les gusta nada que les tomen el pelo. Y el pelo se lo quer¨ªa tomar el presidente del festejo, cuando se empecin¨® en no devolver al inv¨¢lido cuarto. Un toro que med¨ªa la arena en cada arrancada y exasperaba a la buena gente setabense. Tal fue la que se organiz¨®, que el terco us¨ªa no tuvo m¨¢s remedio que sacar el pa?uelo verde cuando Ortega ya estaba dispuesto para comenzar la faena. Mas el remedio fue peor que la enfermedad y, como sobrero, salt¨® un toro grand¨®n del mismo hierro que result¨® ser un aut¨¦ntico buey de carreta. Tras picarlo se acul¨® en tablas y no hubo forma de sacarlo de all¨ª. Ortega no pudo ni tan siquiera esbozar faena y pas¨® un calvario para matarlo: necesit¨® de tres pinchazos y hasta 17 descabellos. Con el primero de la tarde tampoco hab¨ªa tenido suerte el cartagenero. El toro se pas¨® toda la faena escarbando y Ortega dudando.

El p¨²blico de X¨¤tiva, que ven¨ªa de fiesta, se lo pas¨® en grande con El Cordob¨¦s. Y El Cordob¨¦s fue feliz con tanta generosidad. En su primero se le apuntan unos lances de recibo templados y una faena voluntariosa. Con el quinto anduvo embarullado, pero hizo rugir a la gente cuando interpret¨® el salto de la rana.

Lo mejor de la corrida lo hizo Barrera. El valenciano encontr¨® en X¨¤tiva lo que parec¨ªa que ten¨ªa perdido: el sentido del temple. Suyo fue el mejor de la tarde, el tercero, con el que tore¨® de forma admirable con la derecha y ligando los muletazos. El sexto, sin clase, tuvo cierta transmisi¨®n y en esta ocasi¨®n la faena de Barrera fue m¨¢s de arrojo, fuera de su estilo, pero encorajinada. Barrera en este toro, pareci¨® m¨¢s un torero de valor.