Guineanos de cuarta generaci¨®n
Dos de cada diez inmigrantes afincados en la regi¨®n proceden del ?frica subsahariana, sobre todo de Guinea Ecuatorial y Nigeria
Los ecuatoguineanos fueron los primeros inmigrantes del ?frica negra que se afincaron en Madrid. Los pioneros llegaron en los a?os 50, cuando su pa¨ªs era una colonia espa?ola. Y ahora existe hasta una cuarta generaci¨®n, seg¨²n Marcelino Bondjale, secretario de la asociaci¨®n cultural Maleva. Pone como ejemplo a Clemencia Kobolo, presidenta de su asociaci¨®n, una octogenaria que vive en la zona del Rastro con sus hijas, nietos y bisnietos. 'Somos de los pocos colectivos de inmigrantes con ancianos. Cuatro de cada diez familias tenemos personas de m¨¢s de 65 a?os; ¨¦se es, por ejemplo, mi caso: aqu¨ª vive mi madre, de 78 a?os, y mi suegra, de 65', asegura.
Los ecuatoguineanos forman la comunidad subsahariana m¨¢s numerosa de la regi¨®n. De los 16.000 ciudadanos del ?frica negra empadronados en Madrid (el 20% de los extranjeros censados) -seg¨²n datos de la Delegaci¨®n Diocesana de Migraciones (ASTI)-, 4.000 son ecuatoguineanos (cifra que Maleva multiplica por dos). Les siguen los nigerianos (2.861), caboverdianos (865), angole?os (647) y senegaleses (485 censados, aunque la Asociaci¨®n de Inmigrantes Senegaleses eleva su n¨²mero a 1.500).
Jos¨¦ Ram¨®n tiene nueve a?os y a¨²n recuerda cuando, hace un lustro, lleg¨® con su madre y sus hermanos desde Guinea. Su padre, Besari Bohopo, ten¨ªa problemas pol¨ªticos con el r¨¦gimen de Malabo. De hecho, vive en Madrid como asilado. 'De aqu¨ª me gusta el parque de atracciones y las pizzer¨ªas, pero odio las lentejas, las jud¨ªas y los chicos que van de raperos y se meten con los m¨¢s peque?os', afirma convencido el chaval. Aunque lo que m¨¢s detesta es estar interno en un colegio de un pueblo salmantino. Se aburre 'de ver s¨®lo vacas'.
Sus padres explican que, como dedican muchas horas a trabajar para salir adelante, han tenido que meter internos a los chicos 'porque, de lo contrario, estar¨ªan demasiadas horas solos en casa'. A Besari, especialista en mercadot¨¦cnica e inform¨¢tica, no le ha costado encontrar empleo en Madrid en el sector de ventas por Internet. Su esposa, secretaria, trabaja en la hosteler¨ªa. 'En Madrid estamos bien, aunque yo me siento como en una jaula porque no puedo regresar a Guinea', explica este hombre de 44 a?os. Su mujer, Eulalia, s¨®lo encuentra una pega: el racismo. 'Hay gente blanca con el coraz¨®n negro de maldad'.
Celebraci¨®n bubi
Los Bohopo son de la etnia bubi, como muchos de los ecuatoguineanos afincados en Madrid. De hecho, en Fuenlabrada -una de las localidades con m¨¢s subsaharianos junto a M¨®stoles, Torrej¨®n y Parla- existe una asociaci¨®n cultural que agrupa a los ecuatoguineanos procedentes de esta etnia mayoritaria en la isla de Bioko. Cada 15 de agosto celebran la fiesta de la virgen de Bisila. 'Los bubis hemos sufrido una mayor persecuci¨®n del r¨¦gimen de Malabo y por eso somos mayor¨ªa entre los que han emigrado', explica Fernando Dekeno, de la asociaci¨®n Bubi.
La segunda comunidad africana en importancia es la nigeriana. Afincados en Fuenlabrada y Torrej¨®n, la mayor¨ªa de los nigerianos trabaja en la construcci¨®n y la venta ambulante. Seg¨²n otros africanos, hay tambi¨¦n un sector vinculado a redes delictivas dedicadas a prostituir a compatriotas en la Casa de Campo y a la venta de drogas.
Entre los ecuatoguineanos, las principales ocupaciones son el servicio dom¨¦stico y la construcci¨®n. Hay tambi¨¦n algunos empleados en la sanidad como ATS y auxiliares de cl¨ªnica.
'Antes de 1968 (a?o de la independencia), muchos ecuatoguineanos vinieron a Espa?a a estudiar o como profesionales. Luego, en los setenta, con los reg¨ªmenes de [Francisco] Mac¨ªas y [Teodoro] Obiang, se produjo la gran salida, ya que hubo caos y represi¨®n', a?ade Bondjale. 'Ahora sigue llegando gente, en general con visado de turista sin tener que recurrir al polizonaje ni a las pateras', matiza. Los ecuatoguineanos, como los latinoamericanos y los filipinos, pueden solicitar la nacionalidad espa?ola tras dos a?os de residencia.
Sin embargo, todav¨ªa hay un 20% de sin papeles. 'Para nosotros ha sido m¨¢s f¨¢cil integrarnos que para otros africanos', explica Bondjale, 'porque, al fin y al cabo, hablamos castellano y en los a?os de la colonia nos educaron dici¨¦ndonos que ¨¦ramos espa?oles. Luego, al llegar, cuando empezaron a pedirnos la residencia supimos que era mentira'.
Del negocio de importaci¨®n a la venta ambulante
'Los senegaleses somos buenos comerciantes', asegura Tafsir Dia, presidente de la Asociaci¨®n de Inmigrantes Senegaleses (Aise). No es su caso, porque ¨¦l trabaja de mediador intercultural para el Ayuntamiento de Madrid. Pero buena parte de sus compatriotas afincados en la regi¨®n se dedican a la venta, en todas sus facetas: desde las m¨¢s humildes hasta las m¨¢s lucrativas. Unos pocos tienen boyantes negocios de exportaci¨®n e importaci¨®n; otros regentan peque?as tiendas de artesan¨ªa o est¨¢n empleados en ellas, y, ya en un nivel de precariedad, est¨¢n los vendedores ambulantes de bisuter¨ªa, artesan¨ªa o CD pirateados. 'Quienes venden por la calle a salto de mata no lo hacen por gusto, sino porque o no tienen papeles o, aunque los tengan, no encuentran otro empleo y tienen que alimentarse ellos y su familia', explica Dia. Tambi¨¦n, en menor medida, hay obreros de la industria y la construcci¨®n. El mayor flujo de inmigrantes senegaleses se produjo desde finales de los a?os ochenta. 'El pa¨ªs sufri¨® una gran tensi¨®n social por los ajustes y recortes impuestos por el Fondo Monetario Internacional y por la crisis pol¨ªtica, y comenz¨® la desbandada. No hab¨ªa trabajo ni perspectivas', asegura. En a?os anteriores algunos comerciantes senegaleses hab¨ªan llegado a Espa?a debido a su constante contacto con Canarias en la exportaci¨®n e importaci¨®n de productos. Pero el segundo flujo de inmigrantes estuvo formado por personas sin recursos, aunque a menudo contasen con una buena preparaci¨®n acad¨¦mica. M¨®stoles y el distrito Centro de la capital son sus principales lugares de residencia. 'Hasta la entrada de Espa?a en la UE [en 1986] no se nos exig¨ªa visado; despu¨¦s, la gente emigraba con el visado de turista y se quedaba. En los ¨²ltimos cinco a?os todo se ha endurecido y ya, como apenas se dan visados, quienes vienen, salvo que sea por reagrupaci¨®n familiar, se ven abocados a llegar en pateras o como polizones', a?ade Dia. En la actualidad, el porcentaje de senegaleses sin papeles es bajo en Madrid. La mayor¨ªa ha conseguido la residencia en las ¨²ltimas regularizaciones. La comunidad senegalesa est¨¢ formada sobre todo por hombres. Son menos las mujeres que han decidido emprender el viaje, aunque hay algunas. Tampoco hay apenas ni?os. 'Mucha gente viene con la idea de estar aqu¨ª unos a?os y regresar con alg¨²n dinero ahorrado, as¨ª que no traen a su familia'. Dia matiza que proceden de un pa¨ªs laico con una mayor¨ªa musulmana 'en general nada estricta en su forma de entender el Islam'. Es infrecuente encontrar a senegaleses malviviendo en la calle o en albergues. Hubo a?os de hacinamiento en pensiones, que ahora se han superado 'porque entonces no nos alquilaban pisos y ahora s¨ª'. 'Los ya afincados suelen acoger a los reci¨¦n llegados. Al fin y al cabo somos conocidos como el pa¨ªs de la teranga (hospitalidad en wolof)'.
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