Thomas Hampson y Simon Rattle apasionan en la recta final de Salzburgo

Al margen de las batallas esc¨¦nicas, el paisaje musical salzburgu¨¦s tiene aut¨¦nticos oasis de paz. El bar¨ªtono Thomas Hampson, por ejemplo, ha organizado una serie de conciertos a su medida en el Mozarteum, centrados fundamentalmente en la canci¨®n americana de culto o afroamericana del ¨²ltimo siglo. En el del mi¨¦rcoles invit¨® como compa?era de viaje a la mezzosoprano Susan Graham. La velada fue deliciosa y cont¨® con el gran pianista escoc¨¦s Malcolm Martineau. Los dos cantantes desentra?aron textos de Walt Whitman, Langston Hughes, Paul Goodman y otros, con m¨²sicas de Ned Rorem, Berger, Grosz o Virgil Thomson. I hear America singing era el t¨ªtulo del recital. Y Graham y Hampson cantaron con ese sentido de la melod¨ªa a la americana, entre el jazz y el susurro. Escucharlos en esa mezcla de confidencia y swing era estimulante. Desencadenaron melod¨ªas sacando a la luz un encanto interpretativo indescriptible. Fue uno de esos recitales inolvidables por su clima tranquilo y atm¨®sfera intimista. Un recital lleno de glamour, de carretera y balada, de cosas vividas y sensaciones compartidas.

La Filarm¨®nica de Viena est¨¢ en las ¨®peras (Mozart, Verdi, Strauss) y tambi¨¦n en los conciertos. Est¨¢ en todas partes. La Filarm¨®nica, o las filarm¨®nicas, que eso es otra historia. Con el director de orquesta Simon Rattle y el pianista Alfred Brendel est¨¢n haciendo la integral de los conciertos para piano de Beethoven, aderezados con piezas de Sch?nberg. Beethoven y la transici¨®n del XVIII al XIX; Sch?nberg, uno de los puntales del XIX al XX. ?Y del XX al XXI? Bueno, eso tambi¨¦n es otra historia.

La combinaci¨®n de Brendel y Rattle, con la Filarm¨®nica de Viena detr¨¢s, es prodigiosa. Brendel ha llegado este a?o a los 70 y lo celebra a su manera: leyendo sus poemas, con m¨²sicas de Kurtag y Ligeti; rindiendo homenaje a Beethoven desde el piano. En el primer concierto, en el cuarto, estuvo primoroso: en los desarrollos, en las cadencias e, incluso, en la b¨²squeda de un sonido ligero y a la vez compacto. Ten¨ªa, claro, a Rattle y los filarm¨®nicos vieneses al lado.

La experiencia de Brendel junto a la alegr¨ªa de hacer m¨²sica de Rattle: un c¨®ctel irresistible. El director de Liverpool est¨¢ cuidando con mucho tino el a?o previo a su incorporaci¨®n a la Filarm¨®nica de Berl¨ªn. Ha estado en Lockenhaus, uno de los festivales m¨¢s entra?ables del planeta, y en el Burgenland austriaco, junto a Gidon Kremer y sus incondicionales. Y est¨¢ tocando Beethoven, mucho Beethoven: en Glyndebourne, Fidelio; en Lucerna, las sinfon¨ªas; en Salzburgo, los conciertos para piano. Las versiones con Brendel estuvieron llenas de vitalidad y emoci¨®n, consiguiendo ese milagro de hacer poes¨ªa desde la exactitud. Adem¨¢s, en las cinco piezas opus 16 de Sch?nberg, Rattle lleg¨® al ¨¦xtasis tanto por la belleza de las obras como por el dominio m¨¢gico de la direcci¨®n. Un gran tipo este Rattle de pelos inquietos.