Gloriosa, insuperable 'hollymemez'

Si uno se detiene de soslayo en la iconograf¨ªa bancaria de The Mexican y escarba en las cifras ocultas de sus t¨ªtulos de cr¨¦dito, los ojos se estrellan contra la incalculable, mareante y casi obscena fortuna que supone el simple enunciado de los nombres y los talentos de Julia Roberts, Brad Pitt, James Gandolfini y Gene Hackman, eminencias de alto y menos alto voltaje que, arropadas por un aparato de producci¨®n de lujo, han movilizado muchos miles de millones de pesetas destinados a la verg¨¹enza de hacer que se extienda y ensucie con su irrisoria presencia las pantallas del mundo este asombroso, por insuperable, engendro anticinematogr¨¢fico, esta gloriosa memez.

Una devastadora soser¨ªa y una sensaci¨®n redonda, perfecta, de incapacidad colectiva invaden la pantalla desde que la cosa arranca en una escena de pelea matrimonial que es imposible encuadrar peor, y que adem¨¢s padece la agravante de que quiere tener gracia y en vez de sonrisas arranca muecas. En ella, Julia Roberts vuelve a moverse, a lo Erin Brockovich, en las preciosas estrecheces de un desali?o medido al mil¨ªmetro y reanuda su fil¨®n fotog¨¦nico de adorable bocazas exquisitamente despeinada. Pero esta vez su refugio en la sobriedad no cuela, aunque cuenta con la ventaja de que aqu¨ª le d¨¦ la r¨¦plica Brad Pitt, que sigue sin salir del penduleo entre la risita de conejo a lo James Dean y la gesticulaci¨®n a lo Sheeta, que aprendi¨® en el desastre de los 12 monos, lo que indica que la pobreza de registros y la inseguridad del popular divo siguen atrincheradas en la sobreactuaci¨®n.

Pero de pronto se desata la melena el demente gui¨®n de un tal Wyman y comienza a crecer la empanada de la filmaci¨®n de un tal Verbinski, que nos arrastra al v¨¦rtigo de un thriller itinerante, a la trepidaci¨®n de un vagabundeo de road movie, y la cosa, aunque parec¨ªa imposible, empeora y deriva hacia un delirante contrapunto de tiroteos de chulos de Tijuana contra g¨¢nsteres de Los ?ngeles, y una leyenda absolutamente marciana de amor loco entre un ni?o y una ni?a mexicanos de hace un siglo, que el filme evoca en virados l¨ªricos de colosal cursiler¨ªa, rodados en blanco y negro sobre negativo de color, que componen una tragedia de amor a lo Emilio Indio Fern¨¢ndez que no hay manera de averiguar qu¨¦ demonios pinta en este fregado de pringosos chorizos californianos de un lado y otro de la frontera, en el que el ¨²nico rostro con rasgos cre¨ªbles es el del pistolero gay que interpreta con dolor y sorna James Gandolfini.

Es The Mexican un diluvio de falsos tiros trufados con p¨¦simos di¨¢logos ametralladores, en un bla-bla-bla incontinente y a ratos penoso. Necio gasto de talentos como los de Julia Roberts, James Gandolfini y Gene Hackman en una pel¨ªcula humillante para ellos.