Gui?os electr¨®genos
Las noches junto al mar resultar¨ªan un muermo para los enamorados si no fuera por los faros. Una vez asimilada la m¨¦trica del oleaje y la coreograf¨ªa de luces muertas del firmamento, para lo que apenas son necesarios unos diez minutos, a las parejas no les quedar¨ªa otra salida que sumirse en esa apasionante monoton¨ªa introspectiva o irse a casa y meterse en el sobre. Sin embargo, el gui?o electr¨®geno de los faros facilita las cosas. Evita que se dispersen considerando su insignificancia frente a ese resplandor sideral apabullante, cuya misi¨®n no parece ser otra que recordar con insistencia a los seres humanos su ignorancia respecto a su origen y destino, lo que invita a la m¨ªstica y al celibato. Los aguijonazos luminosos de faro, en cambio, hacen la noche agradable, laica. Incluso reconfortan y reconcilian al hombre consigo mismo por haber sido capaz de haber dado una respuesta tecnol¨®gica a un problema f¨ªsico.
Estas torres con un potente foco luminoso en la c¨²spide tuvieron su origen en la isla de Faros, situada a la entrada del puerto de Alejandr¨ªa, donde se levant¨® una de estas primeras barbacanas con una hoguera en lo alto para guiar a los barcos que llegaban a ese fondeadero por las noches. Durante la dominaci¨®n romana estas se?alizaciones prosperaron por toda la costa mediterr¨¢nea, con el objeto de facilitar la navegaci¨®n de los barcos en la proximidad a la costa, salvar los peligros en las zonas de arrecifes y, asimismo, proporcionar informaci¨®n sobre la situaci¨®n exacta en la que se encontraban en todo momento los navegantes.
La prolongaci¨®n litoral del territorio valenciano propici¨® la edificaci¨®n de faros a lo largo de la costa, incluso impuls¨® la fundaci¨®n en el siglo XIX de una empresa especializada en la se?alizaci¨®n mar¨ªtima, como es el caso de La Maquinista Valenciana, que ha llenado el mundo de estos monolitos cada vez m¨¢s sofisticados. Primero, la siller¨ªa cedi¨® ante la mamposter¨ªa ba?ada con cemento portland. Y enseguida el fuego dio paso a la l¨¢mpara, lo que permiti¨® a los faros incorporar distintas coloraciones a su luz blanca a trav¨¦s de cristales de colores. Luego, el uso de aparatos cat¨®ptricos, di¨®ptricos y zonas catodi¨®ptricas con rotaci¨®n dio a los faros un juego muy ameno de luces fijas, fijas alternativas, fijas con destellos, de ocultaciones, de rel¨¢mpagos o asociadas, desplegando un lenguaje luminoso que, m¨¢s all¨¢ de su argumento espec¨ªfico, ha entretenido en las noches de verano a los amantes.
Bajo estos gui?os del faro de Pe?¨ªscola suspiraron las muchachas por Charlton Heston, cuyos genitales adquirieron una celebridad casi g¨®tica por todo el Maestrazgo durante el rodaje de la pel¨ªcula El Cid. Y las mismas sensaciones inundaron a los chicos, abstra¨ªdos en el t¨®rax de Sof¨ªa Loren, con los ojos clavados en ese resplandor. ?sa fue la primera luz psicod¨¦lica que vieron muchos adolescentes valencianos cuando las playas empezaron a llenarse de extraterrestres que nos contagiar¨ªan con sus modos y comportamientos. Entonces la m¨²sica cobr¨® entidad junto a la arena bajo el efecto hipn¨®tico de los faros, cuyas r¨¢fagas descubr¨ªan a unos melenudos sacando ginebra de una botella de MG para luego inyectarla en una sand¨ªa que enseguida iba a ser devorada en comuni¨®n mientras sonaba A whiter shade of pale de Procol Harum.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.