Peligrosa escalada
La escalada de violencia entre palestinos e israel¨ªes va subiendo pelda?os d¨ªa a d¨ªa. Ayer, por vez primera desde que empezara la segunda Intifada en septiembre pasado, dos guerrilleros palestinos realizaron una incursi¨®n en una base militar israel¨ª en un asentamiento jud¨ªo en Gaza y mataron a tres soldados israsel¨ªes y murieron en el comabte. El ministro israel¨ª de Comunicaci¨®n avis¨® de que 'si Arafat quiere la guerra, la tendr¨¢'; como si no la tuviera ya. En d¨ªas anteriores, tanques israel¨ªes hab¨ªan entrado en Gaza y en Hebr¨®n (Cisjordania), en territorios ya plenamente devueltos a la Autoridad Nacional Palestina (ANP), lo que los palestinos viven como nuevas invasiones. Si en los ¨²ltimos meses grupos palestinos han hecho llegar la violencia por medio de crueles atentados suicidas a ciudades como Tel Aviv, que se consideraban seguras, Israel, a su vez, ha replicado con medidas b¨¦licas, 'ataques selectivos' y otros actos que en ocasiones cabe calificar de terrorismo de Estado, que le desligitiman y manchan su imagen internacional.
?Nadie es capaz de detener esta escalada? La mediaci¨®n del ministro alem¨¢n Joschka Fischer para que Arafat y el ministro israel¨ª de Exteriores, Sim¨®n Peres, acepten entrevistarse en los pr¨®ximos d¨ªas ha despertado tibias esperanzas. Arafat sabe que Peres no puede negociar mientras haya actos de terrorismo por parte palestina y que, adem¨¢s, no es un interlocutor con autoridad suficiente para pactar nada, ni siquiera ese m¨ªnimo que ser¨ªa un acuerdo para una desactivaci¨®n escalonada y rec¨ªproca de los enfrentamientos. Que el fin de la violencia, que hace no tantos meses era una precondici¨®n para reanudar unas conversaciones de paz en las que casi nadie cree ya, se haya convertido en objetivo central y de momento ¨²nico de los esfuerzos internacionales refleja el deterioro de la situaci¨®n.
Ante la escalada, el primer ministro, Ariel Sharon, no pesta?ea. Los suicidas que atentan contra israel¨ªes se convierten en h¨¦roes entre las poblaciones palestinas, desesperadas, econ¨®micamente asfixiadas por Israel y mal dirigidas por un Arafat que no puede contar con la solidaridad de un mundo ¨¢rabe con pocas ganas de verse directamente en un conflicto que, de desbocarse, puede llevar a una guerra abierta. Arafat se ve, adem¨¢s, p¨²blicamente criticado por Bush por no actuar al cien por cien contra el terrorismo.
Sharon, en el mejor de los casos, intenta debilitar y presionar a los palestinos para detener una Intifada que en menos de doce meses se ha cobrado casi 700 muertos: 530 palestinos y 150 israel¨ªes. En el peor, puede tratar de rebobinar la pel¨ªcula de lo que hace tiempo ha perdido el calificativo de 'proceso de paz', recuperar el control de los territorios devueltos y vaciar de contenido la ANP. Quiz¨¢s lo que m¨¢s frena a Sharon es la posibilidad de que se atienda la petici¨®n de Arafat, apoyada por el rey de Jordania y otros, de unos monitores internacionales para controlar la situaci¨®n, pues lo ¨²ltimo que desea es una presencia internacional en Israel, que habr¨ªa que empezar a contemplar con seriedad.
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