La legendaria figura de Gengis Kan se enfrenta al probable descubrimiento de su tumba
El historiador Maury Kravitz ha estado ocho a?os buscando el lugar en el que fue enterrado el sanguinario guerrero mongol, 'b¨¢rbaro' para unos y 'genio militar y fil¨®sofo' para otros. Los arque¨®logos esperan la luz verde.
Gengis Kan cre¨® un imperio de la nada y su nombre a¨²n provoca escalofr¨ªos en Asia, continente que se?ore¨® con su genio militar. Ciudades y reinos, desde el mar Amarillo a las riberas del Caspio, cayeron a su paso, algunos para siempre. El Se?or Oce¨¢nico muri¨® en 1227, a los 65 a?os, y fue enterrado en un lugar que ha sido uno de los grandes secretos de la historia. Hasta hoy. Una expedici¨®n cient¨ªfica norteamericano-mongola acaba de descubrir unas tumbas no lejos de donde naci¨® el gran guerrero mongol, uno de los m¨¢s grandes de la historia, y los exploradores apenas pueden contenerse. 'Sentimos que estamos en el lugar', dice Maury Kravitz, el abogado de Chicago e historiador aficionado que es el alma de la exploraci¨®n. 'Si se confirma, ser¨¢ un descubrimiento de gran trascendencia, equiparable al de la tumba de Tutankam¨®n'.
Kravitz dice que se qued¨® prendado de Gengis Kan hace unos 38 o 39 a?os, tras leer un libro sobre el conquistador asi¨¢tico. 'No era un b¨¢rbaro. Es una v¨ªctima de la leyenda negra', dice ahora, con 69 a?os, tras d¨¦cadas de estudiar al guerrero. 'Introdujo la escritura en su pueblo, cre¨® un sistema de correo, estableci¨® un c¨®digo legal. Era sofisticado. Un genio militar y un fil¨®sofo'. El historiador aficionado decidi¨® lanzarse a la exploraci¨®n en serio hace ocho a?os, tras dar con unos documentos del siglo XVIII que 'hac¨ªan referencia a la vida de joven de Gengis Kan, en los que se dec¨ªa que hab¨ªa seleccionado el lugar de su enterramiento, con descripciones de valles, r¨ªos y monta?as'.
Kravitz mantiene que las conquistas de Gengis Kan cambiaron el curso de la historia. 'Rusia no se puede entender sin Gengis Kan', dice. 'Ni China, unificada por primera vez por su nieto, Kublai Kan', a cuyo servicio estuvo 17 a?os Marco Polo. 'Desciende este Kublai Kan, es decir, Se?or de Se?ores, del linaje del rey Chinchis', escribi¨® el veneciano al comienzo del libro segundo sobre sus viajes. Chinchis es la transcripci¨®n fon¨¦tica de c¨®mo se nombra hoy a Gengis en Mongolia.
La Expedici¨®n Geohist¨®rica Gengis Kan realiz¨® su primera salida el a?o pasado, cuando descart¨® dos posibles lugares, y este verano acudi¨® a un tercero, en una colina que es un descomunal pedregal de 200 metros de altura salpicado de pinos en un suave valle verde, no lejos de un poblado llamado Batshireet. Los exploradores hab¨ªan visto un trozo de muro el a?o pasado y hablado con un viejo pastor que les dijo que sus padres contaban que all¨ª hab¨ªa enterrado alguien importante. 'Nosotros hemos consultado muchas fuentes, hablado con mucha gente, escuchado muchas leyendas...', dice Kravitz para explicar su aparente ¨¦xito donde a principios de la pasada d¨¦cada fracas¨® una expedici¨®n japonesa: 'Los japoneses emplearon mucha maquinaria y tecnolog¨ªa, pero no hablaban con nadie'.
El coraz¨®n del abogado mueve la expedici¨®n, cient¨ªficamente dirigida, en el lado estadounidense, por John Woods, profesor de Historia y especialista en Asia Central de la Universidad de Chicago. Woods reconoce que acudieron con escepticismo al lugar, a unos 300 kil¨®metros al noreste de Ulan Bator, la capital, pero a 10 horas de todoterreno, con la idea de eliminar el sitio de la lista de b¨²squeda. 'Bazargur, un profesor mongol de la expedici¨®n, hab¨ªa hecho un atlas de la zona', dice Woods. '?l es muy mayor y padece asma, por lo que no pod¨ªa subir a la colina, pero nos dijo que ascendi¨¦ramos hasta arriba. Cuando llegamos y vimos las tumbas nos quedamos pasmados'. Lo que vieron los exploradores fue un grupo de 20 tumbas en la parte superior, correspondientes a gente de alta alcurnia, y unas 40 en la parte baja de la colina, con todo el per¨ªmetro de la zona rodeado por un muro de piedra de unos tres kil¨®metros de longitud e irregular altura, que en algunas zonas alcanza los cuatro metros. '?Qu¨¦ es esto? ?Qui¨¦n lo pudo haber construido?', se pregunt¨® y se sigue preguntando Woods.
'Es un hallazgo fascinante, porque est¨¢ cerca de otros sitios importantes en la vida de Gengis Kan', se?ala el profesor. Es la misma zona, no lejos de lo que hoy es frontera rusa, donde naci¨® Gengis Kan y donde fue proclamado por los suyos se?or del mundo. 'Es algo ¨²nico en Mongolia', dice del muro. 'Se emple¨® mucho trabajo en la construcci¨®n'. Pero tambi¨¦n hay paradojas. '?Por qu¨¦ construir un muro si el sitio era secreto?'.
Gengis Kan muri¨® en 1227 de una ca¨ªda de caballo, de una herida o quiz¨¢ de tifus, seg¨²n otra leyenda, mientras sitiaba Ningxia (hoy Yinchuan, en China), capital del reino de Xi Xia. Fue cerrar un ciclo. Con la conquista de esa misma ciudad hab¨ªa comenzado en 1209 la expansi¨®n de sus dominios desde las estepas al norte del Gobi. Ahora, el guerrero invicto quer¨ªa hacer pagar al rey tributario de Ningxia su negativa a ayudarle en una campa?a anterior. Antes de morir, el Kan decret¨® la destrucci¨®n de la ciudad. Con aquella orden desapareci¨® una cultura.
Una leyenda dice que Gengis Kan fue enterrado en compa?¨ªa de 40 doncellas y 40 caballos previamente sacrificados. Quienes participaron en el enterramiento fueron muertos por un grupo de soldados, que a su vez cayeron pasados a cuchillo por otros soldados cuando retornaron de su misi¨®n. Woods se?ala que el lugar del hallazgo, a unos mil kil¨®metros al norte de donde muri¨® el conquistador, se encuentra a 50 kil¨®metros de donde se hallan las que se suponen tumbas no exploradas de un centenar de aquel primer grupo de soldados.
'Estamos muy, muy cerca de descubrir el enterramiento de Gengis Kan', dice Ravitz con aire triunfal. Woods es m¨¢s fr¨ªo. 'Los cient¨ªficos tenemos que ser cautos. Queremos ver'. Las tumbas de la colina no han sido tocadas, porque la tradici¨®n chaman¨ªstica mongola cree que si se remueve un cad¨¢ver, se destruye su alma. Los exploradores esperan conseguir para el a?o que viene permiso del Gobierno para analizarlas. 'No sabemos qu¨¦ puede haber dentro', dice Woods.
La respuesta al enigma, a partir de junio del a?o 2002.Gengis Kan cre¨® un imperio de la nada y su nombre a¨²n provoca escalofr¨ªos en Asia, continente que se?ore¨® con su genio militar. Ciudades y reinos, desde el mar Amarillo a las riberas del Caspio, cayeron a su paso, algunos para siempre. El Se?or Oce¨¢nico muri¨® en 1227, a los 65 a?os, y fue enterrado en un lugar que ha sido uno de los grandes secretos de la historia. Hasta hoy. Una expedici¨®n cient¨ªfica norteamericano-mongola acaba de descubrir unas tumbas no lejos de donde naci¨® el gran guerrero mongol, uno de los m¨¢s grandes de la historia, y los exploradores apenas pueden contenerse. 'Sentimos que estamos en el lugar', dice Maury Kravitz, el abogado de Chicago e historiador aficionado que es el alma de la exploraci¨®n. 'Si se confirma, ser¨¢ un descubrimiento de gran trascendencia, equiparable al de la tumba de Tutankam¨®n'.
Kravitz dice que se qued¨® prendado de Gengis Kan hace unos 38 o 39 a?os, tras leer un libro sobre el conquistador asi¨¢tico. 'No era un b¨¢rbaro. Es una v¨ªctima de la leyenda negra', dice ahora, con 69 a?os, tras d¨¦cadas de estudiar al guerrero. 'Introdujo la escritura en su pueblo, cre¨® un sistema de correo, estableci¨® un c¨®digo legal. Era sofisticado. Un genio militar y un fil¨®sofo'. El historiador aficionado decidi¨® lanzarse a la exploraci¨®n en serio hace ocho a?os, tras dar con unos documentos del siglo XVIII que 'hac¨ªan referencia a la vida de joven de Gengis Kan, en los que se dec¨ªa que hab¨ªa seleccionado el lugar de su enterramiento, con descripciones de valles, r¨ªos y monta?as'.
Kravitz mantiene que las conquistas de Gengis Kan cambiaron el curso de la historia. 'Rusia no se puede entender sin Gengis Kan', dice. 'Ni China, unificada por primera vez por su nieto, Kublai Kan', a cuyo servicio estuvo 17 a?os Marco Polo. 'Desciende este Kublai Kan, es decir, Se?or de Se?ores, del linaje del rey Chinchis', escribi¨® el veneciano al comienzo del libro segundo sobre sus viajes. Chinchis es la transcripci¨®n fon¨¦tica de c¨®mo se nombra hoy a Gengis en Mongolia.
La Expedici¨®n Geohist¨®rica Gengis Kan realiz¨® su primera salida el a?o pasado, cuando descart¨® dos posibles lugares, y este verano acudi¨® a un tercero, en una colina que es un descomunal pedregal de 200 metros de altura salpicado de pinos en un suave valle verde, no lejos de un poblado llamado Batshireet. Los exploradores hab¨ªan visto un trozo de muro el a?o pasado y hablado con un viejo pastor que les dijo que sus padres contaban que all¨ª hab¨ªa enterrado alguien importante. 'Nosotros hemos consultado muchas fuentes, hablado con mucha gente, escuchado muchas leyendas...', dice Kravitz para explicar su aparente ¨¦xito donde a principios de la pasada d¨¦cada fracas¨® una expedici¨®n japonesa: 'Los japoneses emplearon mucha maquinaria y tecnolog¨ªa, pero no hablaban con nadie'.
El coraz¨®n del abogado mueve la expedici¨®n, cient¨ªficamente dirigida, en el lado estadounidense, por John Woods, profesor de Historia y especialista en Asia Central de la Universidad de Chicago. Woods reconoce que acudieron con escepticismo al lugar, a unos 300 kil¨®metros al noreste de Ulan Bator, la capital, pero a 10 horas de todoterreno, con la idea de eliminar el sitio de la lista de b¨²squeda. 'Bazargur, un profesor mongol de la expedici¨®n, hab¨ªa hecho un atlas de la zona', dice Woods. '?l es muy mayor y padece asma, por lo que no pod¨ªa subir a la colina, pero nos dijo que ascendi¨¦ramos hasta arriba. Cuando llegamos y vimos las tumbas nos quedamos pasmados'. Lo que vieron los exploradores fue un grupo de 20 tumbas en la parte superior, correspondientes a gente de alta alcurnia, y unas 40 en la parte baja de la colina, con todo el per¨ªmetro de la zona rodeado por un muro de piedra de unos tres kil¨®metros de longitud e irregular altura, que en algunas zonas alcanza los cuatro metros. '?Qu¨¦ es esto? ?Qui¨¦n lo pudo haber construido?', se pregunt¨® y se sigue preguntando Woods.
'Es un hallazgo fascinante, porque est¨¢ cerca de otros sitios importantes en la vida de Gengis Kan', se?ala el profesor. Es la misma zona, no lejos de lo que hoy es frontera rusa, donde naci¨® Gengis Kan y donde fue proclamado por los suyos se?or del mundo. 'Es algo ¨²nico en Mongolia', dice del muro. 'Se emple¨® mucho trabajo en la construcci¨®n'. Pero tambi¨¦n hay paradojas. '?Por qu¨¦ construir un muro si el sitio era secreto?'.
Gengis Kan muri¨® en 1227 de una ca¨ªda de caballo, de una herida o quiz¨¢ de tifus, seg¨²n otra leyenda, mientras sitiaba Ningxia (hoy Yinchuan, en China), capital del reino de Xi Xia. Fue cerrar un ciclo. Con la conquista de esa misma ciudad hab¨ªa comenzado en 1209 la expansi¨®n de sus dominios desde las estepas al norte del Gobi. Ahora, el guerrero invicto quer¨ªa hacer pagar al rey tributario de Ningxia su negativa a ayudarle en una campa?a anterior. Antes de morir, el Kan decret¨® la destrucci¨®n de la ciudad. Con aquella orden desapareci¨® una cultura.
Una leyenda dice que Gengis Kan fue enterrado en compa?¨ªa de 40 doncellas y 40 caballos previamente sacrificados. Quienes participaron en el enterramiento fueron muertos por un grupo de soldados, que a su vez cayeron pasados a cuchillo por otros soldados cuando retornaron de su misi¨®n. Woods se?ala que el lugar del hallazgo, a unos mil kil¨®metros al norte de donde muri¨® el conquistador, se encuentra a 50 kil¨®metros de donde se hallan las que se suponen tumbas no exploradas de un centenar de aquel primer grupo de soldados.
'Estamos muy, muy cerca de descubrir el enterramiento de Gengis Kan', dice Ravitz con aire triunfal. Woods es m¨¢s fr¨ªo. 'Los cient¨ªficos tenemos que ser cautos. Queremos ver'. Las tumbas de la colina no han sido tocadas, porque la tradici¨®n chaman¨ªstica mongola cree que si se remueve un cad¨¢ver, se destruye su alma. Los exploradores esperan conseguir para el a?o que viene permiso del Gobierno para analizarlas. 'No sabemos qu¨¦ puede haber dentro', dice Woods.
La respuesta al enigma, a partir de junio del a?o 2002.
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