El 'Requiem' de Verdi entusiasma en Santander
La versi¨®n de Fr¨¹hbeck de Burgos destac¨® por su hondura emocional
En el amplio repertorio de Fr¨¹hbeck de Burgos hay algunas obras que lleva por el mundo como banderas pues hace de ellas versiones m¨¢s que atractivas, irresistibles. As¨ª, el Requiem germano, de Brahms y el que podr¨ªa titularse 'Requiem italiano', de Verdi: la intimidad sensible, la oraci¨®n musitada frente al clamoreo de sentimientos y creencias entendidos como drama y expuestos como proclamaci¨®n.
La presencia de la Orquesta y Coro Nacionales en la Nueva Porticada, con una partitura programada recurrentemente, despert¨® inter¨¦s y convoc¨® a los filarm¨®nicos santanderinos. El director burgal¨¦s asume el Requiem con hondura emocional y flexibilidad din¨¢mica extremada, dentro de una gama que va desde el susurro inicial de los Kyries hasta la violencia explosiva del Dies irae, pasando por el ¨¢gil vuelo del Sanctus y detalla en la expresividad de cada pasaje, cada frase y dise?o esta m¨²sica representativa y grandiosa.
Respondi¨® la Nacional con disciplinada presteza y a?adi¨® el coro, preparado por Steubing-Negenborn, la organizada pasi¨®n desplegada por Verdi en homenaje a su admirado Manzoni. Un cuarteto de evidente categor¨ªa estableci¨® el orden dram¨¢tico de esta suerte de 'representaci¨®n sacra' sin escenario que es el Requiem en un orden trenzado de identificaciones y contrastes. Lo formaban la soprano venezolana In¨¦s Salazar, la mezzo bonaerense Alicia Naf¨¦, voz internacional y a la vez, de casa, el tenor tambi¨¦n venezolano Aquiles Machado y el bajo de Kaarlsruhe Reinhard Hagen, todos ellos garantizaron la nobleza de un protagonismo impostado con justeza en el gran conjunto sinf¨®nico coral.
Hermosa y definitiva
La audiencia se sinti¨® conmovida y a la vez emocionada, quiz¨¢ porque estos sentimientos se acusan en el hond¨®n individual de Fr¨¹hbeck ante una partitura tan hermosa y definitiva, tan humana en su dolor como glorificante en toda su organizaci¨®n vocal e instrumental y tan variada de matices dentro de una intencionalidad que espont¨¢neamente suma el gran teatro y la gran liturgia. No en vano la obra se estren¨® en mayo de 1874, primer aniversario de la muerte de Alessandro Manzoni, en Mil¨¢n (primero en la iglesia de San Marco y pocos d¨ªas despu¨¦s en el teatro della Scala), como si se quisiera subrayar esa suma de emociones de diverso orden. Noche grande en el 50? Festival, nuevo homenaje a Verdi en el centenario de su muerte y largo triunfo.
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