India se enfrenta a la condena de su sistema social de castas en la Conferencia de Durban
Human Rights Watch se?ala que 250 millones de personas en el mundo sufren esa exclusi¨®n
El 6 de agosto una pareja de j¨®venes fue linchada a manos de sus propios familiares en el Estado de Uttar Pradesh, al norte de la India: ¨¦l era un brahman y ella pertenec¨ªa a la casta inferior de los jat. Ambos fueron arrastrados hasta el tejado de una casa y colgados ante cientos de espectadores. Era el castigo a una relaci¨®n entre castas que oficialmente fueron abolidas hace 50 a?os.
?ste es s¨®lo uno de los ejemplos cotidianos de un sistema de segregaci¨®n social que afecta a m¨¢s de 250 millones de personas en el mundo, seg¨²n un informe que Human Rights Watch (HRW) pretende presentar ante la conferencia sobre el racismo de Durban. Con ¨¦l, la organizaci¨®n pretende llamar la atenci¨®n sobre lo que considera 'un apartheid escondido de discriminaci¨®n, explotaci¨®n y violencia'. Una especie de racismo de clase, 'aunque se practique contra personas de la misma raza, que no pueden desarrollar plenamente sus derechos pol¨ªticos, econ¨®micos y sociales', seg¨²n el informe.
La abolici¨®n constitucional de la segregaci¨®n por casta desde 1950 no ha evitado que en la pr¨¢ctica la discriminaci¨®n contin¨²e en India, la mayor democracia del mundo. El actual Gobierno est¨¢ luchando ahora para evitar una condena en Durban. La ministra de Justicia Social, Maneka Gandhi, record¨® ayer, seg¨²n France Presse, que su pa¨ªs posee 'instrumentos', como la Constituci¨®n, para luchar contra estos abusos, que son 'un tema no pertinente' en Durban.
Seg¨²n HRW, el sistema indio de castas sobrevive desde hace 2000 a?os, y se basa en la doctrina religiosa del karma, que sostiene que el lugar que uno ocupa en la vida est¨¢ determinado por su conducta en vidas anteriores. Por tanto, pertenecer a una casta superior, como los brahmanes (sacerdotes y profesores), los ksyatriyas (legisladores y soldados), los vasiyas (mercaderes) y shudras (trabajadores y artesanos), est¨¢ determinado desde el nacimiento. Hay una quinta categor¨ªa, la de los dalits o intocables, excluidos del sistema que deben desarrollar tareas 'impuras' para merecer su inclusi¨®n en la sociedad.
Los intocables representan un sexto de la poblaci¨®n india, unos 160 millones de personas. No pueden cruzar las l¨ªneas que separan sus barriadas de las de las castas superiores, ni beber de los mismos pozos. Los ni?os dalits ocupan los ¨²ltimos lugares de las clases y su tasa de escolarizacion es del 15%, frente al 83% de los nacidos en castas superiores. La propia pol¨ªtica de servicios p¨²blicos del Gobierno fomenta la discriminaci¨®n. 'En muchos pueblos, el Estado instala electricidad, sanitarios y bombas de agua en zonas en las que viven castas superiores, y no en las que habitan los intocables'.
El terremoto de Gujarat
El informe pone como ejemplo el terremoto que asol¨® en enero el Estado de Gujarat, al norte de la India. El se¨ªsmo no sacudi¨® la tierra de la misma forma para todos. 'Seis semanas despu¨¦s, HRW visit¨® los pueblos de Bhuj, Bhijouri, Khawda, Anjar y Bchachau en Kutch, el distrito m¨¢s devastado. En todas estas ¨¢reas, dalits y musulmanes viv¨ªan separados de las castas hind¨²es altas'. Las v¨ªctimas no se sorprend¨ªan: 'Estamos sobreviviendo de la misma manera que vivimos, en campos separados'. Los dalits no ten¨ªan acceso a refugios adecuados, electricidad, agua corriente y otros suministros. Las mujeres dalits sufren a menudo violaciones y tratos degradantes: 'Cuando se trata de sexo no hay intocables', se?ala el informe
El Gobierno indio establece cuotas de representaci¨®n de las castas inferiores en el Gobierno, el Parlamento y en empleos p¨²blicos. Pero, por ejemplo, m¨¢s del 88% de los puestos reservados en el sector p¨²blico no se cubre. Y hay una pol¨ªtica soterrada para asignar trabajos a los brahmanes: en las universidades, las castas altas ocupan el 90% de los puestos de profesores de letras, frente al 1,2% de los dalits.
El sistema de estratificaci¨®n social de castas no se restringe a India, seg¨²n el informe, sino que se extiende a Nepal, Bangladesh, Sri Lanka, Pakist¨¢n, Nigeria o Senegal. En Nepal, cuya constituci¨®n proh¨ªbe la discriminaci¨®n sobre la base de casta, a los intocables se les impide la entrada en hoteles y templos hind¨²es, y hasta est¨¢n excluidos de los establos. En 2000, la intervenci¨®n de las ONG forz¨® a la cooperativa Gaidakot a vender la leche de vacas orde?adas por intocables, que era rechazada por las castas altas por estar 'contaminada'.
Las disparidades econ¨®micas entre castas se entierran muchas veces en el paisaje homog¨¦neo de la pobreza. Pero incluso en Jap¨®n, tres millones de buraku, descendientes de aquellos que se ocupaban de tareas 'impuras' en la ¨¦poca feudal (siglo XVII), sufren discriminaci¨®n. El sistema fue abolido en 1871, pero a¨²n hoy, muchos buraku viven en comunidades segregadas de importantes ciudades como Kioto. Siguen siendo calificados de 'sucios'.
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