Fuego en Grazalema
La sangre se me hel¨® con el recuerdo, cuando le¨ª que de nuevo se hab¨ªa producido un incendio forestal en el monte Arroyomolinos y Monte Prieto en el Parque Nacional de la Sierra de Grazalema. Pienso mucho y agradablemente, en los seis a?os y medio que estuve de Director Conservador de este Parque Natural, pero el pensamiento se nubla siempre con el recuerdo del que probablemente haya sido el momento m¨¢s amargo de mi vida. La culpa fue de un miserable que arras¨® 800 hect¨¢reas de bosque, estuvo a punto de quemar el Pinsapar y seg¨® la vida de cinco trabajadores del Plan Infoca en septiembre de 1.992. No podr¨¦ olvidar jam¨¢s como, ante la imposibilidad de acceder al lugar con medios mec¨¢nicos, entre compa?eros de los fallecidos, agentes forestales, Jos¨¦ Ruiz (entonces Alcalde de Algodonales) y yo mismo tuvimos que hacer de tripas coraz¨®n y formar un grupo de voluntarios para sacar en nuestros propios brazos los cuerpos calcinados de los trabajadores a trav¨¦s de m¨¢s de dos kil¨®metros, por una vereda de no m¨¢s de un metro de ancho, que era el ¨²nico acceso que hab¨ªa. Recordar estos episodios puede parecer duro, pero es necesario tenerlo presente, y as¨ª lo hace un monumento que existe en el mirador del Puerto de los Acebuches.
Los que conocemos algo nuestros campos y a sus gentes, sabemos que en el monte no se cae una sola hoja sin que alguien lo vea, y lo que de verdad es triste es que ni la Unidad de Investigaci¨®n de la Guardia Civil ni la Justicia dieran con el autor de esta desgracia, quedando impune. La naturaleza es m¨¢s dura que nosotros y aquel paisaje casi hab¨ªa recuperado su normalidad, en cambio el dolor a¨²n aflige a los familiares de los fallecidos y este fuego, aunque afortunadamente ha quemado de nuevo s¨®lo 30 hect¨¢reas, lo remueve todo un poco.
Siete a?os que he estado trabajando directamente en gesti¨®n de espacios naturales, y por tanto muy cerca de este tema de los incendios forestales, me han bastado para ver algo que viene confirmando las estad¨ªsticas ¨²ltimamente; la mayor¨ªa y m¨¢s importantes incendios forestales no son accidentales, sino provocados. El fuego siempre ha sido un arma de venganza, de chantaje y de brutal y absurda forma de luchar contra la injusticia y desigualdades sociales en el mundo rural.
En 1.995 me toc¨®, junto con muchas m¨¢s personas, montar el dispositivo del Plan Infoca en C¨¢diz, siendo la primera vez que la administraci¨®n encomendaba esta tarea a la empresa p¨²blica Egmasa. A¨²n recuerdo como en la mesa de trabajo con los sindicatos, consensuando y poniendo en pr¨¢ctica unos criterios de profesionalidad que deber¨ªan marcar la selecci¨®n de los trabajadores que formaran parte del dispositivo de extinci¨®n de incendios, sobre nosotros revoloteaba el miedo de equivocarnos y crear la figura del agraviado que podr¨ªa pagarlo con el monte. Aquello funcion¨® y aproximadamente 4.000 trabajadores de zonas rurales deprimidas de Andaluc¨ªa ten¨ªan garantizado cuatro meses de trabajo, se ha ido mejorando y hoy probablemente se puede decir que Andaluc¨ªa tiene el mejor dispositivo de lucha contra los incendios forestales de Espa?a, sin miedo a equivocarnos. La polic¨ªa auton¨®mica se incorpor¨® al Plan Infoca asumiendo competencias de investigaci¨®n y puesta a disposici¨®n de la justicia de los pir¨®manos. Todo esto se ha notado y hemos tenido unos a?os en los que las estad¨ªsticas han bajado.
Pero este a?o creo que aparecen razones para preocuparnos, M¨¢laga, Huelva, Cazorla, Grazalema, ya van m¨¢s de 4.000 hect¨¢reas quemadas y aun queda el peor mes para los fuegos, que es septiembre. Es cierto que existe el descuido, el accidente y que las lluvias de este invierno han producido m¨¢s biomasa y esto en el bosque mediterr¨¢neo, en verano, es pero que un bid¨®n de gasolina. Pero no puedo dejar de pensar en la aparici¨®n de nuevo del fantasma de la venganza y el chantaje.
Ante esto, el dispositivo del Plan Infoca debe ser eficaz y la polic¨ªa y la justicia implacables y contundentes. Pero no podemos olvidar que el bosque no entiende de l¨ªmites de espacio protegido o no, de l¨ªmites de propiedad, ni mucho menos de diferencias entre monte p¨²blico o privado. Tampoco podemos olvidar que el bosque mediterr¨¢neo, nuestros montes, hay que manejarlos y trabajarlos todo el a?o y que son m¨¢s rentables ecol¨®gica y socialmente que econ¨®micamente. Produce caza, madera, prote¨ªnas, corcho, etc¨¦tera y tambi¨¦n produce ox¨ªgeno, paisaje, biodiversidad, educaci¨®n, placer, retienen el suelo. Por tanto, al esfuerzo para luchar contra los incendios forestales hay que unirle una valiente pol¨ªtica forestal con importantes recursos econ¨®micos que con un criterio ecol¨®gico y homog¨¦neo permita e incentive a conservar nuestros bosques. Curiosamente, estos d¨ªas ha sido noticia que la comunidad internacional podr¨ªa pagar a Brasil las rentas que le genera la explotaci¨®n de sus bosques amaz¨®nicos para que cese su tala por considerar un recurso natural de inter¨¦s general para toda la Tierra.
Juan Carlos Neva Delgado es biologo, y Gerente del Instituto Mancomunado de Gesti¨®n de la Naturaleza de la Mancomunidad de Municipios de la Bah¨ªa de C¨¢diz.
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