Un inolvidable Azar¨ªas

Supo envejecer y engrandecer su carrera de actor con el paso del tiempo. Los surcos que atravesaban su cara escond¨ªan una belleza que le permiti¨® hacer de gal¨¢n en su juventud. Sin embargo, es dif¨ªcil no acordarse de Azar¨ªas, un personaje que interpret¨® con 58 a?os en Los santos inocentes, con el que gan¨® el premio de interpretaci¨®n en Cannes en 1984.

Su carrera en el cine comenz¨® en los Estudios Cinematogr¨¢ficos Chamart¨ªn como aprendiz de electricista y de ah¨ª logr¨® sus primeras oportunidades como figurante y como actor de reparto. En 1947 consigui¨® realizar peque?os papeles en los Teatros Infanta Isabel y Mar¨ªa Guerrero. Despu¨¦s de participar en la obra de teatro La muerte de un viajante, de Arthur Miller, altern¨® los trabajos cinematogr¨¢ficos con su presencia en los escenarios, hasta que en 1953 fue contratado por el director Vicente Escriv¨¢ para protagonizar algunas pel¨ªculas de corte religioso o pol¨ªtico.

Uno de los momentos decisivos de su carrera se produjo tras su encuentro con el realizador Luis Bu?uel con el que rod¨® Nazar¨ªn. La calidad de la interpretaci¨®n del sacerdote protagonista le supuso que el director aragon¨¦s confiase en ¨¦l para formar parte del reparto de pel¨ªculas como Viridiana (1961) y Belle de jour (1966). De ah¨ª naci¨® una amistad que dur¨® toda la vida.

Durante la d¨¦cada de los a?os setenta particip¨® en obras tan pol¨¦micas como desiguales. Sin embargo, su amplio registro interpretativo le permiti¨® superar el encasillamiento y dar vida a personajes memorables de los ¨²ltimos 20 a?os del cine espa?ol. Entre ellos: el p¨ªcaro Gin¨¦s de Truhanes; el se?or Cayo en El disputado voto del se?or Cayo; el viejo torero en Juncal; el pintor Francisco Goya, en Goya en Burdeos; el ratero en Tiempo de silencio o el intelectual Rocabruno de Ep¨ªlogo.