Sur¨¢frica no ha enterrado el 'apartheid'
Siete a?os despu¨¦s del fin del sistema de la segregaci¨®n, el racismo y la xenofobia siguen latentes en este pa¨ªs
Lo que realmente asusta a Mashinga Homera no son los alambres de 2.500 voltios ni las patrullas del Ej¨¦rcito a lo largo de la frontera. ?l tiene p¨¢nico a los mejores centinelas de Sur¨¢frica: los temibles cocodrilos del r¨ªo Limpopo.
'Los soldados y la polic¨ªa surafricana tienen buenos modales, no nos golpean y disparan al aire. Cuando me detienen y me deportan a Zimbabue, intento cruzar de nuevo inmediatamente. Pero los cocodrilos son un tremendo problema. Ellos no tienen modales', asegura el joven de 25, a?os que trabaja ocasionalmente como obrero en la construcci¨®n.
Homera es uno de los 47.469 zimbabuos capturados este a?o por la patrulla surafricana en los 288 kil¨®metros de frontera que separa a ambos pa¨ªses. En 1996, s¨®lo 14.651 personas fueron capturadas en la misma zona. El considerable aumento se debe a la ca¨ªda en picado que sufre la econom¨ªa de Zimbabue desde hace dos a?os. La polic¨ªa estima que por cada indocumentado que detienen muchos otros logran pasar.
Aunque los l¨ªderes del ANC se refugiaron en pa¨ªses vecinos, hoy muchos rechazan a sus inmigrantes
El pueblo surafricano no siente piedad alguna por estos extranjeros. Con una tasa de desempleo cercana al 40%, el trabajo es un bien escaso y toda competencia est¨¢ mal vista. Este descontento suele expresarse de forma violenta. Hace pocos d¨ªas dos j¨®venes zimbabuos fueron salvados de ser linchados en Soweto, donde un vecino les acus¨® de varios robos. Los chicos, de 16 y 21 a?os, est¨¢n detenidos y a la espera de un juicio.
Para la gente del resto de ?frica, la actitud surafricana es desconcertante. La gran mayor¨ªa de los miembros del Congreso Nacional Africano (CNA) en el exilio recibieron entrenamiento, ayuda y casa en pa¨ªses como Zimbabue, Zambia, Botswana y Mozambique. Ello a pesar de que al hacerlo se expon¨ªan a ataques militares del Gobierno blanco surafricano.
'El comportamiento de Sur¨¢frica sobre este tema nos averg¨¹enza. Somos intolerantes con estas personas y usamos excusas para culparlos de cr¨ªmenes y otros problemas, algunas veces sin raz¨®n. Tenemos que cambiar nuestras actitudes y mentalidad', declara Barney Pityana, presidente de la Comisi¨®n de Derechos Humanos.
Las cr¨ªticas de Pityana se dirigen b¨¢sicamente contra la polic¨ªa, acusada casi cotidianamente de maltrato a extranjeros. Estos extranjeros son casi siempre negros y algunas veces incluso se trata de surafricanos que tienen la mala suerte de ser demasiado oscuros. Todav¨ªa est¨¢ fresco en la memoria el v¨ªdeo que mostraba a un grupo de polic¨ªas blancos golpeando y lanzando a sus perros contra dos mozambique?os sin papeles.
En la polic¨ªa como en las Fuerzas Armadas, el personal participa en cursos de sensibilizaci¨®n hacia los problemas raciales. Este proceso es lento, costoso y dif¨ªcil, sobre todo para los blancos que fueron educados para ver al hombre negro como enemigo y ahora tienen que aceptar que el jefe es alguien de color.
El racismo y la xenofobia son temas latentes en esta sociedad que hace tan s¨®lo siete a?os termin¨® con el apartheid, sistema que efectivamente separ¨® a blancos y negros durante m¨¢s de 40 a?os.
Curiosamente, en las encuestas, el racismo no figura como uno de los problemas principales. Los primeros lugares los ocupan la falta de empleo, la criminalidad y la falta de vivienda. Tan s¨®lo en el noveno lugar aparece el racismo, seg¨²n una encuesta encargada por el Instituto de Relaciones Raciales al soci¨®logo Lawrence Schlemmer. Incluso el 50% de aquellos que dicen que el racismo es un factor importante en sus vidas, jam¨¢s han experimentado un acto racista de manera personal.
'Ciertamente, temas relativos al racismo y antipat¨ªas raciales no dominan los problemas en las relaciones sociales en Sur¨¢frica (...). La experiencia cotidiana en el pa¨ªs no est¨¢ llena de fricciones raciales', explica Schlemmer. Pero el soci¨®logo admite que el asunto cambia cuando se pregunta directamente sobre el racismo y qu¨¦ importancia atribuye el encuestado al tema. El 65% dijo no tener confianza en sus compatriotas, aunque un 48% de los adultos y un 49% de la poblaci¨®n negra dice que las relaciones raciales han mejorado en los ¨²ltimos a?os. S¨®lo un 25% cree que la situaci¨®n se ha deteriorado. Entre los blancos son los afrikaners, cuyos l¨ªderes crearon el apartheid, los que son m¨¢s pesismistas, con un 44% que cree que las relaciones interraciales han empeorado.
La encuesta refleja la percepci¨®n que se obtiene tras escuchar El show de Tim Modise en SAFM, la principal cadena de radio surafricana. El popular presentador es una de las pocas figuras negras que es igualmente respetado por blancos y negros, y su programa es un foro abierto cada ma?ana, donde el p¨²blico da a conocer sus preocupaciones. No importa cu¨¢l sea el tema del d¨ªa, al final siempre se termina discutiendo sobre los beneficios que han tenido hist¨®ricamente los blancos frente a las desventajas de las diferentes etnias negras. Nunca faltan quienes opinan que ya es hora de que el hombre blanco pague sus culpas como tampoco el blanco o blanca que asegura que nunca se enter¨® de que exist¨ªa el apartheid.
Para Pityana, el problema radica en que el apartheid dej¨® fuertes secuelas en la psique del pueblo surafricano, lo que impide a la gente afrontar la realidad del racismo. 'Negamos que existi¨® porque el racismo nos averg¨¹enza; se convierte en algo que no sabemos c¨®mo afrontar. Pero debemos enfrentarnos al racismo de hoy, no s¨®lo al del pasado. Aunque ello es dif¨ªcil porque las estructuras del pasado a¨²n permanecen en todas las ¨¢reas de la sociedad. Basta ver la representaci¨®n de blancos y negros en la vida cient¨ªfica, cultural o profesional; all¨ª todav¨ªa se refleja la estratificaci¨®n del apartheid, su cultura y sus valores. Todav¨ªa los valores europeos siguen siendo los m¨¢s importantes y minamos la tradici¨®n africana. Mire los nombres de las calles y de nuestras ciudades, como Johanesburgo o Pretoria, siguen reforzando el pasado porque hablan de una historia de conquista. Actualmente no hay nada que valore el heroico pasado del pueblo surafricano', asegura.
'Sur¨¢frica sigue siendo muy racista. Y nos llevar¨¢ mucho tiempo superarlo. Debemos dedicar mucho tiempo y esfuerzo a la educaci¨®n y al deporte. Tenemos que cambiar la manera en que uno siente el ser surafricano. Siete a?os son demasiado poco tiempo. La Conferencia Mundial contra el Racismo es un paso en la direcci¨®n correcta', concluye Pityana.
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