Marruecos sufre un ¨¦xodo incontenible
El paro, el crecimiento de la poblaci¨®n y otros factores contagian el sue?o europeo a miles de j¨®venes
En Marruecos han saltado las alarmas. La palabra psicosis ha sido mencionada en este reportaje por periodistas marroqu¨ªes, empresarios espa?oles y magreb¨ªes, pol¨ªticos que prefieren preservar sus nombres... La gente quiere irse. Y el paro, la miseria, el para¨ªso enga?oso que les llega a trav¨¦s de las antenas parab¨®licas no explican por s¨ª solos el ansia por salir que invade a miles de ciudadanos ahora precisamente, cuando Marruecos, seg¨²n reconocen hasta los m¨¢s cr¨ªticos, empieza a sentir los primeros vientos de libertad.
Las cifras facilitadas por los organismos oficiales marroqu¨ªes son contundentes, pero aun as¨ª, no lo explican todo: hay un 14% de paro en el campo y un 20% en la ciudad. Adem¨¢s, cada a?o nacen un mill¨®n de beb¨¦s. Si en 1971 viv¨ªan 15 millones de marroqu¨ªes en el pa¨ªs, en 1982 ascendieron a 20 millones, en 1994 pasaron a 26 y ahora suman 29 millones. En el a?o 2014 alcanzar¨¢n los 35 millones y s¨®lo entonces, seg¨²n el Gobierno marroqu¨ª, el crecimiento de la poblaci¨®n ser¨¢ como el de cualquier pa¨ªs desarrollado. S¨®lo a partir de 2014.
'Hay 770.000 familias viviendo en chabolas; son cuatro millones de personas', reconoci¨® el propio rey de Marruecos en un discurso
Si a ese estir¨®n demogr¨¢fico se le a?aden varios a?os de sequ¨ªa en un pa¨ªs donde la mitad de la poblaci¨®n activa vive de la agricultura, los resultados econ¨®micos no suenan muy esperanzadores.
'Hay casi 770.000 familias viviendo en chabolas; son, pues, cuatro millones de personas las que viven en chabolas y residen en habitaciones no reglamentarias'. Quien habla as¨ª no es otro que la m¨¢xima autoridad de Marruecos, el rey Mohamed VI, en su ¨²ltimo discurso, en el mes de agosto.
Aun as¨ª, las cifras no logran explicar la magnitud de este ¨¦xodo. Todas las ma?anas se agolpan frente al consulado franc¨¦s y espa?ol decenas de marroqu¨ªes solicitando visados. El consulado espa?ol de T¨¢nger otorga 16.000 visados al a?o. El de Francia, otro tanto. Y las colas no amainan.
La sangr¨ªa de marroqu¨ªes que saltan el Estrecho, los que se ahogan y los que alcanzan su meta, no se puede calcular. Pero s¨ª hay referencias que explican hasta qu¨¦ punto cada vez son m¨¢s los que salen y, por tanto, m¨¢s los que vuelven de vacaciones a Marruecos. Datos del propio Gobierno marroqu¨ª nos dicen que en 1985 entraron en el pa¨ªs, de vacaciones, 644.000 marroqu¨ªes residentes en el extranjero; en 1990 ascendieron a un mill¨®n; en 1999 entraron un mill¨®n y medio. Este a?o, tan s¨®lo por barco, seg¨²n cifras del Gobierno espa?ol, han pasado 1.165.000, un 6% m¨¢s que el a?o pasado.
Hasta el 9 de agosto hab¨ªan accedido a Marruecos 247.000 veh¨ªculos de marroqu¨ªes con matr¨ªculas europeas m¨¢s todo lo que eso conlleva: costumbres reci¨¦n adquiridas, regalos para la familia y un mensaje clave: 'En Europa hay trabajo'.
'Todo esto destruye el tejido social', se queja Mohamed Serifi, coordinador del programa contra la pobreza dise?ado por la Unicef para el norte del pa¨ªs. 'Una naci¨®n se hace o se deshace a trav¨¦s de la relaci¨®n que tiene con el trabajo. Cuando ves que tu amigo, con la misma preparaci¨®n que t¨², al tercer a?o de irse viene que parece un marqu¨¦s, la gente deja de valorar el esfuerzo diario'.
'Con las 200.000 pesetas que pagan cada uno de los treinta que se montan en una patera podr¨ªa montarse una cooperativa que ayudase a levantar el pa¨ªs', se?ala Abdel Ilah Abbad, director del semanario Le Journal de Tanger.
?A qu¨¦ se debe tanta fiebre por irse? ?A los reclamos de la televisi¨®n? Todo Marruecos se encuentra repleto de antenas parab¨®licas. Por supuesto, las chabolas tambi¨¦n. Oficialmente se juegan dos quinielas, la de la liga marroqu¨ª y la espa?ola tambi¨¦n. A las casas llegan los coches de El precio justo y los desnudos de Cr¨®nicas marcianas. Pero tambi¨¦n llegan las declaraciones de los compatriotas explotados en El Ejido o en los campos de fresa de Huelva. 'Y tambi¨¦n hab¨ªa parab¨®licas y todo ese mundo de para¨ªsos artificiales hace ocho a?os, cuando las libertades eran mucho m¨¢s reducidas. Sin embargo, entonces la gente no sent¨ªa esta fiebre por irse', se?ala un empresario marroqu¨ª.
'La mitad de mi plantilla cobra el salario m¨ªnimo marroqu¨ª, que son unas 30.000 pesetas', afirma Jos¨¦ Acosta, empresario catal¨¢n radicado en T¨¢nger desde hace 15 a?os. 'A usted le parecer¨¢ una miseria esas 30.000 mensuales, pero eso aqu¨ª es un privilegio para mucha gente. Pues bien: desde hace unos meses muchos empleados no hacen m¨¢s que pedirme papeles para irse'.
Espa?a es el cuarto pa¨ªs inversor en Marruecos, con 800 empresas, detr¨¢s de Portugal, Francia y los Pa¨ªses Bajos. La C¨¢mara espa?ola de Comercio en T¨¢nger trata de animar las inversiones. Sin embargo, a pesar de la mano de obra tan barata y de las facilidades que ofrece el Gobierno marroqu¨ª, el capital espa?ol no termina de desembarcar a lo grande, no acaba de creer en Marruecos. ?Por qu¨¦?
Seg¨²n Acosta, por desinformaci¨®n. Seg¨²n Pablo G¨®mez-Rodulfo, director de Autasa, la empresa espa?ola que ha ganado este a?o un concurso de autobuses en T¨¢nger, por desconocimiento del pa¨ªs. 'Hay muchos inconvenientes en esta sociedad', se?ala G¨®mez-Rodulfo, 'pero al final se pueden salvar. Nosotros hemos ganado el concurso sin tener que engrasar la m¨¢quina burocr¨¢tica, sin pagar a funcionarios corruptos. Claro, que despu¨¦s te encuentras con que todas son facilidades a la hora de invertir y cuando ya no te puedes echar atr¨¢s, empiezan los retrasos. Ellos tienen un concepto del tiempo distinto. El tiempo juega siempre a su favor. Los autobuses que ten¨ªan que haber llegado hace un mes no pueden venir por problemas de papeleo. Te encuentras tambi¨¦n que hay cientos de furgonetas piratas que te hacen competencia y que las autoridades te dicen que no pueden acabar con ellas as¨ª de pronto. Siempre hay inconvenientes. Pero si sabes comprenderles, si aguantas, te compensa. Merece la pena invertir'.
?Ser¨ªa la inversi¨®n extranjera una soluci¨®n al ¨¦xodo?
Algunos empresarios creen que eso es una especie de chantaje del Gobierno marroqu¨ª a Europa. Y tampoco creen que se fuese a arreglar nada con m¨¢s inversiones de fuera. 'Las empresas vendr¨ªan atra¨ªdas por las 30.000 pesetas del salario m¨ªnimo. Pero esa gente precisamente, la del salario m¨ªnimo, es la que quiere irse', sostiene un espa?ol.
Antes de afrontar la soluci¨®n al ¨¦xodo habr¨ªa que saber cu¨¢l es la causa. Y no parece tan simple encontrarla.
'La causa es una mezcla de todo', comenta Mohamed Serifi. 'El paro es muy alto, pero no alarmante. La gente busca sobre todo encontrar expectativas. Se busca algo m¨¢s que dinero: unas condiciones de vida mejor, condiciones culturales, mentales... Le he dicho ya al c¨®nsul franc¨¦s, que es amigo m¨ªo: 'Si te vuelvo a pedir m¨¢s visados, me dices que no'. Es que el a?o pasado, de 15 chavales que se fueron en un intercambio a Marsella, me volvieron cinco. Y este a?o, de 15, s¨®lo una mujer ha vuelto. Era gente con estudios que cobraba el salario m¨ªnimo'.
Serifi a?ade, adem¨¢s, otros factores para analizar las razones del ¨¦xodo: 'El marroqu¨ª tiene un sentido de la familia muy tradicional. Y el que se va a all¨ª, se va pensando en ayudar a su gente como sea. Adem¨¢s, tal vez inconscientemente los j¨®venes huyen de una progresiva islamizaci¨®n del pa¨ªs. Y, ?por qu¨¦ no decirlo? La mayor¨ªa de los que se van son j¨®venes y les atraen tambi¨¦n las parejas de otra raza, otra cultura. Es humano'.
Un empresario espa?ol aduce otro motivo relacionado con la familia: 'En una misma casa aqu¨ª viven ocho o nueve personas. Los m¨¢s j¨®venes ven constre?idos sus horarios a los que les impone el cabeza de familia. Y al irse a Europa buscan tambi¨¦n m¨¢s libertad. ?De qu¨¦ sirve que el Gobierno abra la mano y conceda m¨¢s derechos si en tu casa sigues estando vigilado?'.
Sean cuales sean las causas, todos los consultados coinciden en que el ¨¦xodo no amainar¨¢. Y Europa habr¨¢ de prepararse.
Pablo G¨®mez-Rodulfo, el director de la empresa espa?ola que ha ganado este a?o un concurso de autobuses en T¨¢nger, emite un mensaje esperanzador. 'Nos interesa a todos que Marruecos prospere. Y nos interesa que vengan a nuestro pa¨ªs. Si no conseguimos que vayan a Espa?a y coticen en la Seguridad Social, tal vez usted, cuando sea mayorcito, no podr¨¢ cobrar su pensi¨®n'.
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