Milosevic, el reo
Slobodan Milosevic va a ser acusado formalmente ante el Tribunal Internacional de La Haya del crimen de genocidio, cargo que se sumar¨¢ a los de cr¨ªmenes contra la humanidad y las leyes de la guerra, asesinato y deportaci¨®n, en relaci¨®n a sus responsabilidades en las guerras de Kosovo, Croacia y Bosnia.
Milosevic podr¨¢ defenderse con las garant¨ªas propias de los Estados de derecho que ¨¦l neg¨® a centenares de miles de v¨ªctimas. Ah¨ª reside el abismo moral que separa a Milosevic y los que reclaman su impunidad y quienes le exigen responsabilidades por sus actos durante la d¨¦cada m¨¢s sangrienta en Europa desde la Segunda Guerra Mundial.
Milosevic se defiende, pero otros muchos le acusan. Y ser¨¢n los jueces en La Haya quienes dicten sentencia. Su juicio podr¨ªa comenzar a finales de 2002. Ser¨¢ el juicio m¨¢s importante contra un pol¨ªtico realizado en el continente desde N¨²remberg. Entonces fueron juzgados -en gran parte condenados y algunos ejecutados- los lugartenientes de Adolfo Hitler en el aparato pol¨ªtico, militar, policial y meramente genocida del Tercer Reich. Hitler se evadi¨® de la justicia con el suicidio. Milosevic no lo ha hecho, muy probablemente porque algunos pr¨®ximos le han hecho creer en el delirio de que puede convertir su juicio en una repetici¨®n de algunas causas c¨¦lebres en las que los acusadores acabaron siendo los acusados.
Los jueces han admitido el derecho de Milosevic a defenderse a s¨ª mismo, rechazando la solicitud de la fiscal¨ªa de nombrar directamente un juez defensor, ante la negativa del acusado a hacerlo. Parece creer que nombrar abogado equivale a reconocer una legitimidad al tribunal que ¨¦l niega. Se equivoca, pero toda la biograf¨ªa de Milosevic es una equivocaci¨®n permanente. Se equivoc¨® al pensar que destruyendo Yugoslavia desde su hegemonismo serbio iba a conseguir el pa¨ªs ¨¦tnicamente homog¨¦neo, y que podr¨ªa arrebatar a sangre y fuego territorios de las otras naciones yugoslavas. Consigui¨® lo contrario, la derrota y humillaci¨®n internacional de Serbia. Reincidi¨® en el error cuando apost¨® por que la comunidad internacional se resignar¨ªa a la impunidad de sus actos. Y finalmente, cuando supuso que toda Serbia se alzar¨ªa contra su entrega al Tribunal de La Haya.
Ahora se equivoca creyendo que puede restaurar en Serbia un estado de opini¨®n que le ayude a salir de su situaci¨®n. Sus intervenciones buscan m¨¢s que nada una agitaci¨®n nacionalista que desestabilice a una Serbia que a duras penas intenta dar sus primeros pasos en libertad. Slobodan Milosevic debe ser juzgado lo antes posible, para lo que la fiscal Carla del Ponte ultima la recopilaci¨®n de pruebas. Esta jurista est¨¢ demostrando una gran energ¨ªa y serenidad en su investigaci¨®n, frente a las continuas provocaciones del reo, la ¨²ltima el pasado jueves cuando compareci¨® ante el tribunal por segunda vez. Esta vez ser¨¢ el m¨¢ximo responsable, y no sus lugartenientes, quien responda ante un tribunal internacional de decisiones que provocaron directamente cientos de miles de muertos, mutilados, desplazados y humillados.
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