Bodas reales
No puedo dejar de escribir esta nota con asombro y preocupaci¨®n por el posible compromiso del pr¨ªncipe don Felipe con esa modelo noruega.
Creo que, como futuro rey de Espa?a, el Pr¨ªncipe goza de una innumerable cantidad de privilegios de los que ning¨²n espa?ol m¨¢s goza. Y estos mismos privilegios conllevan, por supuesto, una serie de obligaciones. Entre ellas, la de encontrar no s¨®lo una compa?era sentimental, sino tambi¨¦n profesional. Creo que una instituci¨®n meramente representativa como la Corona ha de tener claro que su principal deber es representar, valga la redundancia, con honor y respeto a su pueblo. Si el Pr¨ªncipe se casa con esa modelo noruega, ni yo ni muchos espa?oles (basta consultar las encuestas de Internet) nos sentiremos correctamente representados, porque vemos en ella a una mujer sin preparaci¨®n alguna cuya ¨²nica virtud apreciable es tener un bonito cuerpo.
Me resulta cuanto menos sorprendente el curioso hecho de que buena parte de los pr¨ªncipes herederos europeos mantengan relaciones sentimentales con modelos o cantantes de segunda fila. Me pregunto en qu¨¦ ambientes se mueven estos herederos, incluido nuestro Pr¨ªncipe, para relacionarse s¨®lo con este tipo de gente. ?Es que no se sienten atra¨ªdos por mujeres con carreras universitarias, con amor por la cultura y preocupadas por algo m¨¢s que un desfile de modas? Lo pregunta una licenciada en Filolog¨ªa Hisp¨¢nica, amante de la literatura, la m¨²sica, la fotograf¨ªa, etc¨¦tera, y cuyo c¨ªrculo de amistades tiene gustos y aficiones muy similares a los m¨ªos. No conozco modelos ni cantantes ni nada de eso. Me sorprende esta actitud en personas que, se supone, preparadas para reinar desde su m¨¢s tierna infancia, con una vasta cultura y una educaci¨®n estricta y exhaustiva.
Por supuesto, no soy qui¨¦n para decir a nadie con qui¨¦n debe o no casarse, pero, como part¨ªcipe activa del sostenimiento econ¨®mico de la Corona, me permito darle un consejo al Pr¨ªncipe: 'Alteza, c¨¢sese, si lo desea, con esa modelo noruega, pero si es as¨ª, renuncie al trono'. Y no me equivoco si le digo que, como yo, piensa la mayor¨ªa de espa?oles mon¨¢rquicos.
Desde peque?a, en la Espa?a de Franco, he o¨ªdo hablar de la familia real como algo muy nuestro. Primero, porque estaba fuera; despu¨¦s, porque estaba aqu¨ª. Me gusta nuestra familia real. Creo que en este siglo es una barbaridad pensar que el Pr¨ªncipe tiene que casarse con alguien de sangre azul. Ser plebeya no equivale a ser incapaz de secundar a nuestro Pr¨ªncipe en sus tareas. Ser reina es un oficio y todo se puede aprender. As¨ª lo hicieron las reinas de Noruega y Suecia. Tambi¨¦n, y en poco tiempo, Mette- Marit parece que ha aprendido bien su papel. ?Qu¨¦ hace pensar que Eva Sannum no puede hacerlo? Yo creo que hay que darle un voto de confianza a don Felipe y creo tambi¨¦n que algo en la Monarqu¨ªa est¨¢ cambiando.- Rosario Montoro ?lvarez. Majadahonda, Madrid.
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