Londres exige a Par¨ªs que ataje el tr¨¢fico de inmigrantes a trav¨¦s del Eurot¨²nel
La oposici¨®n conservadora proclama el fracaso de la pol¨ªtica de asilo laborista
El ministro brit¨¢nico de Interior, David Blunkett, pidi¨® ayer 'sentido com¨²n' a Francia para que ambos gobiernos aborden conjuntamente la manera de acabar con el paso de inmigrantes clandestinos a trav¨¦s del canal de la Mancha, que une las playas francesas de Calais con los acantilados brit¨¢nicos de Dover. La oposici¨®n conservadora ha aprovechado la crisis para proclamar el fracaso de la pol¨ªtica de asilo e inmigraci¨®n de los laboristas de Tony Blair. Y mientras la derecha pide la intervenci¨®n del Ej¨¦rcito, la izquierda defiende el modelo de acogida brit¨¢nico.
El problema de Calais no es nuevo. Desde hace dos a?os, los inmigrantes clandestinos de Europa del Este, y sobre todo de las m¨¢s lejanas tierras de Afganist¨¢n, Kurdist¨¢n o Sri Lanka, se aprovechan del t¨²nel bajo el canal para llegar caminando al Reino Unido. Pero estos d¨ªas, aireado por la prensa, est¨¢ alcanzando caracteres de crisis pol¨ªtica.
El titular de Interior y uno de los hombres fuertes del Gabinete laborista, David Blunkett, ha tenido que saltar a la arena para pedir ¨¢rnica y colaboraci¨®n a Francia. Blunkett, que hasta ahora se limitaba a decir que ¨¦se es un problema franc¨¦s, ha tenido que admitir que tambi¨¦n los brit¨¢nicos han de colaborar y ha pedido una reuni¨®n con su hom¨®logo Daniel Vaillant, la semana que viene, para buscar soluciones conjuntas.
La crisis de Calais no se reduce a la conveniencia o no de que Cruz Roja mantenga abierto el campo de refugiados de Sangatte, muy cerca de la entrada del t¨²nel: lo que pone en cuesti¨®n es todo el modelo de asilo e inmigraci¨®n brit¨¢nico, y tambi¨¦n el europeo.
Para los conservadores es una prueba de que la pol¨ªtica de los laboristas, basada en cerrar las fronteras a cal y canto pero tratar con decoro a quienes consigan llegar a tierra brit¨¢nica, ha fracasado. El sistema est¨¢ 'totalmente colapsado', proclam¨® ayer Kenneth Clarke, candidato al liderazgo tory y ex ministro de Interior. Al contrario, proclama Blunkett, los problemas de estos d¨ªas prueban que los controles puestos en marcha por su antecesor, Jack Straw, han sido un ¨¦xito.
En el fondo, ambos tienen raz¨®n. El cierre de fronteras est¨¢ siendo un ¨¦xito, pero el conjunto de la pol¨ªtica de asilo e inmigraci¨®n empieza a parecer un fracaso. Los comentaristas m¨¢s cr¨ªticos argumentan desde la izquierda que el Gobierno deber¨ªa reflexionar sobre por qu¨¦ tantos inmigrantes quieren llegar al Reino Unido. A su juicio, se debe a la facilidad con que, cuando llegan a territorio brit¨¢nico, pueden encontrar trabajo en la econom¨ªa sumergida.
En lugar de acordar un flujo ordenado y transparente de extranjeros que aspiran a trabajar en el Reino Unido, la dureza de los controles en frontera ha provocado que la inmigraci¨®n, convertida en clandestina, se ponga en manos de mafias o intente de cualquier manera llegar a las islas, incluso andando bajo el mar.
Desde la derecha, el problema se ve con una ¨®ptica m¨¢s represora. Un diputado conservador y ex ministro de las Fuerzas Armadas, Nicholas Soames, ha escrito a Tony Blair pidiendo la intervenci¨®n conjunta de los ej¨¦rcitos brit¨¢nico y franc¨¦s.
Desde el otro lado del canal, el Gobierno y la opini¨®n p¨²blica defienden que los campos permiten a los inmigrantes refugiarse del fr¨ªo invernal y, sobre todo, de los ataques de bandas de ladrones. Y se preguntan por qu¨¦ hay tanto inter¨¦s en ir al Reino Unido. Quiz¨¢, concluyen algunos, porque all¨ª no hay documento nacional de identidad y es m¨¢s f¨¢cil vivir en la ilegalidad.
Orgullo nacional
Los ataques a esa ancestral tradici¨®n brit¨¢nica han sido contestados con dureza desde las islas. Un editorial del diario progresista The Independent defiende ese legado hist¨®rico bajo el significativo t¨ªtulo 'La falta de un documento de identidad en Gran Breta?a deber¨ªa ser una fuente de gran orgullo nacional'.
'Ya llevamos encima todas los identificadores que necesitamos', ironiza, y cita desde el carn¨¦ de conducir hasta los cheques garantizados, las tarjetas de cr¨¦dito o los pases de bibliotecas, gimnasios o tarjetas de viaje. 'Pero tenemos tambi¨¦n la libertad de optar por no llevar nada de esto encima y movernos a nuestras anchas sin preocuparnos por llevar ning¨²n papel ni t¨ªtulo de ninguna clase. ?se es el precio de la libertad', concluye.
En medio del creciente y f¨¢cil sentimiento antifranc¨¦s provocado por los dram¨¢ticos reportajes publicados estos d¨ªas por la prensa popular -y tambi¨¦n la m¨¢s seria- algunos comentaristas intentan explicar a sus ciudadanos que el problema es m¨¢s complejo que un simple campo de refugiados en la boca francesa del Eurot¨²nel. Y recuerdan la responsabilidad de quienes contratan mano de obra ilegal y barata.
O que muchos quieren llegar hasta el Reino Unido simplemente porque hablan ingl¨¦s, pero no franc¨¦s o alem¨¢n. O porque ya tienen parientes aqu¨ª. O sencillamente porque creen que las islas Brit¨¢nicas son el mejor aeropuerto de salida con destino al para¨ªso que sue?an: Estados Unidos.
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