Una mujer hiere a balazos a su sobrina y a otras dos personas en Las Barranquillas
Teodora B. R. y su sobrina, embarazada de ocho meses, vend¨ªan juntas droga en el poblado
Las chabolas del poblado de Las Barranquillas en las que viven Teodora B. R., la Negra, y su sobrina Encarnaci¨®n F. R., la Mora, distan apenas 60 metros. Fue la distancia que, con una pistola en cada mano y gritando como una fiera, recorri¨® Teodora sobre la una de la madrugada de ayer antes de liarse a tiros y herir a tres personas, entre ellas su sobrina, embarazada de ocho meses y a la que hasta hace poco trataba como a una hija.
El de ayer fue el pen¨²ltimo incidente que sacudi¨® al poblado marginal que se levanta en la carretera que une Vic¨¢lvaro y Vallecas y que es el mayor hipermercado de la droga de Espa?a. Encarna F. R., de 21 a?os, recibi¨® un disparo en el brazo que le desgarr¨® parte de la musculatura, seg¨²n sus familiares. Los otros heridos son Justo Maya, alias Cano, de 30 a?os y cu?ado de la Negra; y Miguel D. B., de 31, un machaca (toxic¨®mano que trabaja para los traficantes a cambio de droga).
Cano recibi¨® dos disparos. Uno le entr¨® por el hombro derecho y se le incrust¨® junto a la columna vertebral; el segundo tiro le atraves¨® limpiamente la pierna derecha. Miguel D. B. recibi¨® un disparo en una pantorrilla.
'Estaba como loca. Disparaba contra cualquiera sin parar de andar y de insultar a la Mora', explic¨® la mujer de Justo, la China, mientras cuidaba a su marido en el hospital Gregorio Mara?¨®n. 'Ni siquiera mir¨® al Cano cuando ¨¦l le dijo 'pero Negra, ?qu¨¦ haces? Si somos nosotros', a?adi¨®.
La polic¨ªa baraja dos hip¨®tesis sobre el m¨®vil del tiroteo. Teodora tiene antecedentes por venta de droga, al igual que el resto de los implicados en el suceso, y sol¨ªa trabajar a medias con su sobrina, por lo que no se descarta que todo obedezca a una pelea por negocios. Los investigadores tambi¨¦n ven posible que el arrebato de Teodora se deba a una cuesti¨®n de celos o a una disputa familiar.
Teodora y Encarnaci¨®n se llamaban madre e hija la una a la otra, aunque en realidad eran t¨ªa y sobrina. Los agentes de la comisar¨ªa de Villa de Vallecas, la m¨¢s cercana al h¨ªper de la droga de Las Barranquillas, las conocen bien. Las han detenido en m¨¢s de una ocasi¨®n vendiendo juntas coca¨ªna y hero¨ªna, primero en el poblado de la Celsa y luego en Las Barranquillas. Las dos mujeres hab¨ªan mantenido, alrededor de la medianoche, una fuerte discusi¨®n, seg¨²n fuentes familiares. Estas mismas fuentes se?alaron que la relaci¨®n entre ambas se hab¨ªa deteriorado mucho en los ¨²ltimos meses, aunque no aclararon las razones del distanciamiento.
Ayer, Teodora estall¨®. Tras cerrar la puerta verde de su chabola, situada a la entrada del poblado, se dirigi¨® a casa de su sobrina armada con dos pistolas. A mitad de camino, mientras pasaba junto al quiosco-bar La Alegr¨ªa, empez¨® a insultar a Encarnaci¨®n a gritos. La joven, que estaba delante de su casa junto a su compa?ero sentimental, apodado el ?o?o, y a la que acompa?aban Justo Maya y la China, apenas tuvo tiempo de levantar la cabeza al o¨ªr los gritos.
La Negra se plant¨® frente al grupo y empez¨® a vaciar los cargadores en todas direcciones. Apret¨® el gatillo al menos ocho veces, el n¨²mero de casquillos encontrados por la polic¨ªa en el lugar de los hechos, aunque la familia de Justo asegura que los disparos fueron m¨¢s. Nadie pudo precisar si Teodora iba acompa?ada en el momento del ataque.
Seg¨²n los testigos, el ?o?o logr¨® desarmar a Teodora, presumiblemente cuando se le acabaron las balas, y le golpe¨® una o dos veces en la cabeza con la culata de una de las pistolas. 'Le abri¨® la cabeza a golpes', explic¨® la mujer de Justo. El relato, desde ese momento, se hace confuso. Seg¨²n contaron algunos de los familiares de Teodora, la mujer logr¨® escapar del lugar sangrando abundantemente y fue atendida en un hospital donde le rasuraron parte del cabello y le suturaron la herida. La polic¨ªa da verosimilitud a esta versi¨®n, pero no ha logrado confirmar el paso de Teodora por alg¨²n centro sanitario. Las pesquisas para detenerla siguen su curso.
La polic¨ªa se inclinaba ayer por descartar el ajuste de cuentas como m¨®vil, debido a la visceralidad del ataque. 'Es dif¨ªcil creer que alguien que quiera hacer un ajuste de cuentas abandone armado su casa, recorra una calle donde todos la conocen y dispare contra parte de su familia', explicaron fuentes de la Jefatura Superior de Polic¨ªa.
'Parece un pronto'
Sin embargo, otra persona que conoce bien la vida en el poblado no se explicaba qu¨¦ motivo pudo provocar el ataque de Teodora. 'Parece un pronto por celos o una disputa familiar. Pero ellas han estado siempre juntas y, aunque ahora se llevan mal, por aqu¨ª [el poblado] no se hab¨ªa dicho nada que lo pueda explicar', coment¨®.
Dos de los heridos, Justo y Encarnaci¨®n, fueron trasladados por sus familiares al hospital Virgen de la Torre, desde donde fueron enviados al Gregorio Mara?¨®n debido a la gravedad de las lesiones sufridas. Justo permanec¨ªa ayer ingresado en dicho hospital, donde los facultativos valoraban si se le deb¨ªa extraer la bala que ten¨ªa alojada junto a la m¨¦dula espinal. 'No le ha da?ado la columna, y los m¨¦dicos dicen que en estos casos puede ser mejor no sacarla', explic¨® su mujer.
El otro herido, Miguel D. B., fue encontrado por la polic¨ªa en la sala de venopunci¨®n de Las Barranquillas, donde se hab¨ªa refugiado tras el ataque. Fue trasladado al hospital Doce de Octubre para extraerle la bala que ten¨ªa alojada en una pierna.
La familia de Justo se mostraba ayer indignada y muy preocupada por la reacci¨®n del compa?ero sentimental de Teodora. Pepe, que as¨ª se llama, est¨¢ a punto de salir de la c¨¢rcel, y todos temen que intente acabar lo que su mujer dej¨® a medias.
Tres tiroteos en cinco meses
Tres muertos y seis heridos es el fatal balance de los tres tiroteos que este a?o han sembrado de plomo y sangre los poblados chabolistas de la periferia de Madrid, habitados mayoritariamente por personas de etnia gitana. El m¨¢s grave acab¨®, el pasado 3 de julio, con la vida de un matrimonio ante sus tres hijas en el Pozo del Huevo, otro poblado cercano a Las Barranquillas. Seg¨²n los familiares de los fallecidos, los cinco agresores, que no han sido detenidos, vengaron con el doble asesinato otro homicidio ocurrido en el distrito de San Blas en 1995. Dos meses antes, el 28 de abril de este a?o, otra persona muri¨® y tres m¨¢s sufrieron heridas de bala en el enfrentamiento entre dos clanes dedicados a la venta de droga. El escenario fue entonces el mismo que el del tiroteo de ayer: Las Barranquillas. En este poblado vallecano numerosas familias se dedican a la venta de coca¨ªna y hero¨ªna, abasteciendo a los miles de toxic¨®manos que acuden al lugar diariamente para surtirse de sus dosis. Hay muchas familias que utilizan las chabolas exclusivamente como punto de venta, ya que viven en otros lugares de la ciudad.
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