Juegos de n¨²meros
Si el debate sobre financiaci¨®n auton¨®mica se hubiera centrado en una valoraci¨®n ponderada del modelo, soy el primero en afirmar que el reciente acuerdo, aunque insuficiente, representa un paso adelante: sustancialmente por la cesta de impuestos, que permitir¨¢ una menor dependencia respecto de las transferencias del Estado, y por la incorporaci¨®n de la sanidad a la financiaci¨®n de car¨¢cter general. Ahora bien, CiU ha querido presentarlo a la opini¨®n p¨²blica como si se hubiera alcanzado un resultado excepcional en t¨¦rminos de cuant¨ªa. Y aqu¨ª hay que decir que, lament¨¢ndolo mucho, los resultados son s¨®lo mediocres para Catalu?a.
El Gobierno de la Generalitat ha negociado desde una posici¨®n de extrema debilidad, porque depende de los votos del PP en el Parlament, pero en cambio el Gobierno espa?ol no necesita para nada en Madrid los votos de CiU. El PP, adem¨¢s, ten¨ªa ganas de resarcirse del acuerdo de 1996 en el que pareci¨® que se hab¨ªa plegado a las exigencias de CiU. En estas condiciones era un suicidio pol¨ªtico acudir a negociar en solitario. ?Qu¨¦ fuerza pod¨ªa tener CiU para negociar con aquellos de los que depende en el Parlament? La Generalitat, en realidad, no ha ido a esta negociaci¨®n a conseguir una buena financiaci¨®n, sino el apoyo del PP al Gobierno de CiU hasta el final de la legislatura. Y por si no quedaba claro, dos d¨ªas despu¨¦s de firmado el acuerdo, una vez demostrada su buena conducta, Aznar recibi¨® a Pujol para garantizarle este apoyo.
Ahora bien, CiU hab¨ªa jugado muy fuerte en esta cuesti¨®n. La hab¨ªa convertido en la piedra angular de su acci¨®n pol¨ªtica en esta legislatura, despu¨¦s de reconocer que hab¨ªa fracasado en su otro gran objetivo, aumentar las cuotas de autogobierno. Por otra parte, el pacto con el PP, totalmente inexplicable en el terreno de los principios, s¨®lo pod¨ªa justificarse en el del pragmatismo, es decir, si era capaz de producir resultados tangibles. CiU est¨¢, pues, en falso, porque no puede exhibir unos buenos resultados, pero s¨®lo si los exhibe puede justificar la continuidad de su pacto con el PP. Por esto, porque est¨¢ en falso, es por lo que ha emprendido esta campa?a de m¨¢rketing. Porque cuanto mayor es la distancia entre lo que se dice y la realidad, mayor debe ser el despliegue medi¨¢tico para enmascarar y distorsionar los hechos.
?Cu¨¢l es la realidad? La realidad es que la Generalitat ha obtenido mucho menos de lo que dice, alrededor de la mitad, y much¨ªsimo menos (aproximadamente la d¨¦cima parte) de lo que se comprometi¨® a obtener con el pacto fiscal. El consejero Homs y el Gobierno de la Generalitat nos han ofrecido muchas cifras y muchas previsiones. De todas ellas el ¨²nico dato real e incontrovertible es el aumento de la cuant¨ªa de financiaci¨®n realmente acordado. Pues bien, este aumento cabe cifrarlo en unos 40.000 millones de pesetas en 1999 (que es el que se ha utilizado para realizar los c¨¢lculos) y aproximadamente en unos 50.000 en 2001, que podemos considerar el a?o base antes del nuevo periodo 2002-2006. Es decir, el aumento de cuant¨ªa derivado de la nueva financiaci¨®n vendr¨¢ a representar alrededor del 2,5% de los recursos globales de la Generalitat, que se sit¨²an, en 2001, por encima de los dos billones.
A partir de aqu¨ª, la lluvia de cifras con las que el Gobierno de CiU pretende confundir a la opini¨®n p¨²blica (los 230.000 millones que seg¨²n dice se obtendr¨¢n de m¨¢s el 2006 y los 770.000 acumulados a lo largo del periodo) son fruto de un ejercicio de prospectiva m¨¢s que discutible. Porque ni es cierto que todos los recursos que proporciona el nuevo modelo vayan a crecer m¨¢s de lo que crec¨ªan los del antiguo, ni, de acuerdo con las tendencias constatables, el diferencial de crecimiento ser¨¢ tan alto como se pretende. M¨¢s bien, si empeora la coyuntura, puede suceder lo contrario. En realidad, el cambio de modelo s¨®lo permite abrigar hip¨®tesis fundadas de un mayor crecimiento en el caso de los recursos destinados a la sanidad, que hasta ahora crec¨ªan seg¨²n el PIB nominal del Estado y ahora lo har¨¢n seg¨²n vayan los rendimientos de IVA e impuestos especiales en Catalu?a (es decir, la recaudaci¨®n estatal y el consumo en Catalu?a). Ah¨ª s¨ª cabe esperar una mejora, aunque hay que tener presente que, seg¨²n los ¨²ltimos datos disponibles, el consumo puede estar creciendo actualmente en Catalu?a por debajo de la media espa?ola.
Pero en todos los dem¨¢s recursos, las cosas en ning¨²n caso ir¨¢n mejor con el nuevo modelo. Porque en el IRPF se ha eliminado la garant¨ªa del PIB, y en las transferencias recibidas v¨ªa PIE (ahora Fondo de Suficiencia) no est¨¢ nada claro que la pauta de evoluci¨®n introducida por el nuevo modelo sea m¨¢s din¨¢mica. En cualquier caso, no resulta arriesgado aventurar que en el escenario m¨¢s favorable (es decir, suponiendo que en todos estos otros ingresos las cosas continuaran igual), los recursos adicionales que obtendr¨¢ la Generalitat gracias al acuerdo son muy inferiores (aproximadamente la mitad) de lo que pretende el Gobierno de CiU.
Naturalmente, todas estas previsiones est¨¢n sujetas al comportamiento de distintas variables. Y como que lo que cuenta son los hechos, no vamos a embarcarnos ahora en una batalla de cifras. El tiempo dar¨¢ y quitar¨¢ razones. Se admiten apuestas sobre cuanto tiempo pasar¨¢ antes de que los mismos que hacen ahora estas demostraciones de triunfalismo y de autocomplacencia empiecen a reclamar m¨¢s dinero.
Pero es que, adem¨¢s, la cuant¨ªa obtenida, y la que CiU dice que ha obtenido, es muy inferior de la que dijo que obtendr¨ªa. ?Hemos de recordar los 400.000 millones del pacto fiscal? ?Hemos de recordar las aspiraciones que se conten¨ªan en el mismo: 60% de IRPF, 50% de IVA y Sociedades y 100% de impuestos especiales? Traducido al a?o 2001 ello hubiera supuesto, como m¨ªnimo, 550.000 millones adicionales, cuando la cuant¨ªa que realmente se obtendr¨¢ de la actual negociaci¨®n rondar¨¢ los 50.000 millones, como antes se ha se?alado. Es decir, el Gobierno de CiU ha obtenido la mitad de lo que dice y la d¨¦cima parte de lo que dijo que obtendr¨ªa.
Atenci¨®n, esto no supone reivindicar las cuant¨ªas del pacto fiscal. La propuesta de los 400.000 millones siempre me pareci¨® fuera de la realidad. Hay que recordarla, pues, no para echar en cara que no se haya obtenido, sino para evitar que los que la propusieron se puedan permitir hacer dos veces demagogia: una vez cuando la propusieron; y ahora otra vez, pretendiendo encima que la han obtenido.
Antoni Castells es catedr¨¢tico de Hacienda P¨²blica y secretario de Econom¨ªa del PSC
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