Chasco en el Camp Nou

Un gran chasco hubo anoche en el Camp Nou. No pudo el Barcelona con el Rayo para desdicha de su hinchada, que acud¨ªa al estadio muy estirada porque el Madrid no arranca y el calendario azulgrana invitaba a sumar puntos y m¨¢s puntos en el primer mes del campeonato. El empate final result¨® igual de raqu¨ªtico que el de Chamart¨ªn con la visita del M¨¢laga.

Y para nada fue injusto, aun cuando el ¨¢rbitro estuvo mal. El Rayo se puso serio y valiente y destap¨® un Bar?a fam¨¦lico futbol¨ªsticamente. Ha ganado f¨ªsico en la misma medida que por ahora le falta juego. A la hora del inventario, no hay ni un mal remate que contabilizar, un s¨ªntoma evidente de que le faltaba Rivaldo.

Por mal puesto y desestructurado, el Bar?a pareci¨® un equipo jorobado. Ya ten¨ªa mala pinta cuando asom¨® por el t¨²nel de vestuarios y a la que pis¨® la cancha se afe¨® de mala manera. Ni defend¨ªa ni atacaba, sino que mataba el partido de forma espantosa. Falto de zurdos, sobre todo de Overmars y Rivaldo, qued¨® mal volcado hacia la banda derecha, donde Rochemback apretaba desde el lateral y Luis Enrique empujaba a Geovanni hasta salirse por el bander¨ªn de c¨®rner. El tr¨¢fico era tan denso que la pelota no iba adelante ni atr¨¢s. La carga de los diestros contrast¨® con el absentismo de los futbolistas que manejan el bal¨®n con la izquierda. Cocu y Sergi se quedaron tuertos mirando hacia el otro lado. Pasaron todos un mal rato para suerte del Rayo, al que le bast¨® con rebanar un par de pelotas para rematar tantas veces como el Bar?a.

Entre el polvo que levantaban Rochemback y Luis Enrique no se ve¨ªa la pelota por ning¨²n sitio. Tanta era la lentitud de la jugada que daba tiempo para ir al ba?o y a la vuelta todav¨ªa no hab¨ªa pasado el cuero del medio campo. El Rayo tuvo a bien tapar a Xavi y el Bar?a gir¨® sin sentido hacia la banda derecha de Cristanval, que golpea por igual a la pelota que al tobillo del contrario. La faltaba al equipo azulgrana dinamismo, desmarque, una punta de velocidad para revolucionar un partido plano y hueco. ?nicamente Geovanni revolote¨® por las bandas y aceler¨® el partido. Harto de no tocar bola, a la media hora el brasile?o se pas¨® del lado derecho al izquierdo, pese a ser diestro, y el plantel se reparti¨® mejor, aunque continuaba sin llegar a la porter¨ªa.

El Rayo aguard¨® sin sobresaltos a que el Bar?a se condenara. Vivi¨® como un rey durante un buen rato. Tap¨® bien a Kluivert y Saviola, que siempre tuvieron que recibir de espaldas, y procur¨® esmerarse en las jugadas de estrategia. Inanimado como estaba el partido; superado Saviola, que anduvo m¨¢s rato a gatas que de pie, y desanimado Kluivert, el encuentro reun¨ªa los mejores condicionantes para el visitante. Quevedo hab¨ªa marrado el remate en dos llegadas muy claras y Sergi sac¨® una pelota que se colaba. A la cuarta el Rayo no perdon¨®. Roy forceje¨® con Luis Enrique y sac¨® un penalti que los ¨¢rbitros s¨®lo acostumbran a cobrar a los d¨¦biles y no a los grandes. Parado como estaba el choque, la decisi¨®n del colegiado adquiri¨® una gran trascendencia, pues encendi¨® a la hinchada y encorajin¨® al Bar?a. Momentos para futbolistas como Rochemback, que, a falta de juego, toman el partido por las bravas. El brasile?o remat¨® al larguero para aprovechar la segunda jugada con la colaboraci¨®n de Hern¨¢ndez.

Espabil¨® algo el Bar?a, aunque no hab¨ªa quien pusiera un buen centro, as¨ª que para nada se espant¨® el Rayo, al que s¨®lo la desdicha le neg¨® un segundo gol tras un remate que fue de palo a palo para acabar en el regazo de Bonano. El estreno de Coco no aport¨® gran cosa. A la primera jugada se sali¨® del campo por la porter¨ªa contraria y en la segunda Luis Cembranos le recort¨® hasta dejarle tieso en el lateral izquierdo. Y ah¨ª se acab¨® la funci¨®n. Hubo tiempo, eso s¨ª, para que, a juego con el partido, Carles Rexach rebajara a¨²n m¨¢s los ¨¢nimos con la sustituci¨®n de Saviola por Alfonso. El pibito no conect¨® con el equipo y est¨¢ aun verde para resolver como s¨®lo hace Rivaldo. El drama estuvo en la incapacidad del equipo para armar un buen juego el d¨ªa en que faltaba el futbolista m¨¢s autista. El Bar?a ha ganado capacidad de trabajo y perdido criterio y est¨¦tica, por no decir personalidad y qui¨¦n sabe si talento. Hoy aparece todav¨ªa como un equipo confuso, por no decir barroco.