"No hag¨¢is nada est¨²pido; no resultar¨¦is heridos"
El vuelo 11 de American Airlines despeg¨® puntual a las 7.59 del martes del aeropuerto Logan, de Boston. Al mando estaba el capit¨¢n John Ogonowski, un veterano piloto de 50 a?os que viv¨ªa en una granja al norte de la ciudad y que hab¨ªa planeado un picnic familiar para el fin de semana. Su copiloto era Thomas McGuinness y con ellos viajaban nueve asistentes de vuelo.
A bordo hab¨ªa 81 pasajeros, en una combinaci¨®n que parec¨ªa totalmente habitual: David Angel, productor ejecutivo de la serie de televisi¨®n Frasier, acompa?ado de su mujer, Lynn, volviendo a casa despu¨¦s de sus vacaciones. Tambi¨¦n volv¨ªa a casa Berry Berenson Perkins, actriz y fot¨®grafa de 55 a?os, viuda del actor Anthony Perkins.
El avi¨®n sigui¨® el rumbo previsto, hacia el oeste, durante casi 16 minutos. Al pasar sobre Worcester, Massachusetts, en lugar de girar hacia el sur, el Boeing 767 puso rumbo norte. Eran las 8.15. Hab¨ªa sido secuestrado. Poco despu¨¦s del despegue, seg¨²n funcionarios del Departamento de Justicia, entre tres y seis hombres sacaron cuchillos y cutters que al parecer hab¨ªan escondido entre su equipaje de mano. Amenazaron o atacaron a los asistentes de vuelo, para conseguir que los pilotos abrieran la puerta de la cabina.
Cinco minutos m¨¢s tarde, el vuelo 11 no sigui¨® las instrucciones previstas, que implicaban ascender hasta su altura de crucero. Fue en ese momento cuando los controladores empezaron a sospechar que algo iba mal. Y justo en ese momento, el transpondedor, un aparato que emite la localizaci¨®n del avi¨®n, fue desconectado.
El capit¨¢n Ogonowski intent¨® avisar a los controladores encendiendo y apagando el micr¨®fono y dej¨¢ndoles o¨ªr la voz de uno de los secuestradores, asegura el peri¨®dico The Christian Science Monitor citando como fuente a los controladores. 'No hag¨¢is nada est¨²pido; no resultar¨¦is heridos. Tenemos otros aviones.' Mientras tanto, uno de los asistentes de vuelo hizo una llamada telef¨®nica al centro de operaciones de American Airlines, advirtiendo de que hab¨ªan sido secuestrados e informando del n¨²mero de asiento de los secuestradores, un dato crucial para los investigadores. Ni la compa?¨ªa a¨¦rea ni los investigadores federales han desvelado el nombre de la persona que realiz¨® la llamada.
A las 8.29, el avi¨®n entr¨® en Nueva York. La ruta del vuelo era recta en ese momento, a lo largo del valle del Hudson, y despu¨¦s a la derecha siguiendo el curso del r¨ªo.
Ahora el avi¨®n volaba bajo, a 900 pies, y las torres del World Trade Center eran visibles elev¨¢ndose en el cielo de Manhattan. En las ventanas del World Restaurant, en la planta 107 de la torre norte, docenas de hombres de negocios disfrutaban de sus desayunos y de la espectacular vista cuando el vuelo 11 se empotr¨® contra el edificio 20 plantas m¨¢s abajo. Eran las 8.48.
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