En 24 horas

Retrasar un d¨ªa el debate sobre pol¨ªtica general en las Cortes Valencianas, como acaba de ocurrir, es un gesto claro y obligado para mostrar respeto y consideraci¨®n hacia las v¨ªctimas de la tragedia norteamericana. La prolongaci¨®n de ese retraso no a?adir¨ªa nada al gesto, salvo quiz¨¢s un toque innecesario de histrionismo. Es m¨¢s importante mostrar serenidad y seguir trabajando como siempre.

Sin embargo, veinticuatro horas son completamente insuficientes para sacar consecuencias de lo ocurrido y anticipar repercusiones sobre nuestro entorno social y pol¨ªtico, a pesar del fogonazo de pensamiento instant¨¢neo que acaban de producir los medios de comunicaci¨®n de todo el mundo. Por eso resultan completamente prematuros todos los an¨¢lisis tanto de la tragedia como del debate, y tenemos que limitarnos a recoger las pistas y describir los s¨ªntomas.

A pesar de la ret¨®rica de algunas l¨ªneas, nadie tuvo tiempo para cambiar el discurso que ten¨ªa preparado. As¨ª que se habl¨® seg¨²n lo previsto. Como de costumbre, y lo afirmo ya sin miramiento alguno, el presidente Zaplana no tuvo adversarios en cuanto a formas y maneras parlamentarias, en la elaboraci¨®n del discurso y en su defensa del mismo. En parte puede ser m¨¦rito propio, que sin sudar lo tiene, pero la mayor parte se lo debe a la debilidad de sus oponentes que no cultivan la imagen, no se esmeran con la palabra y son muy pobres en los contenidos.

La estrategia fue la acostumbrada, al margen del tiempo empleado. En este caso, un poco m¨¢s de la mitad dedicado al aburrido balance de lo ya hecho, de la gesti¨®n realizada, del autobombo preparando la pista de despegue. Despu¨¦s, ya en pleno vuelo, comienza el entretenimiento. Novedades, golosinas, pel¨ªculas y distracciones varias. Seamos serios, as¨ª naci¨® -o al menos se dio a conocer- la Acad¨¨mia Valenciana de la Llengua, y ah¨ª est¨¢. Es cierto y hay m¨¢s ejemplos, pero no puede uno quitarse de encima la sensaci¨®n de fuegos artificiales. Si consiguiera evitar esa sensaci¨®n en los dem¨¢s, esa sospecha de que tampoco ¨¦l se lo cree, lo tendr¨ªa casi todo en cuanto a formas pol¨ªticas.

En esta ocasi¨®n nos hemos enterado, con veinticuatro horas de retraso, que piensa reformar la estructura de su gobierno. Principalmente, aunque no s¨®lo, por la creaci¨®n de una consejer¨ªa de innovaci¨®n y competitividad. Hay que esperar que no sea ese el nombre definitivo, porque ser¨ªa como confundir Internet con el silbato de una f¨¢brica. En cualquier caso, reformar la estructura casi siempre lleva impl¨ªcito modificar tambi¨¦n la composici¨®n del gobierno.

Si todo esto significa que Zaplana quiere de verdad renovar estructuras, formar un equipo con nueva gente, m¨¢s joven y sensible a los problemas actuales, y con mayor agilidad para reaccionar a las crisis inauguradas hace veinticuatro horas, vale la pena haber esperado y soportado un debate que se qued¨® en discurso. Si es simple entretenimiento para dejar pasar el tiempo, entretener a unos y otros hasta llegar a las elecciones, entonces le deseo suerte porque la va a necesitar. Y lo que es peor, la vamos a necesitar todos.

En un s¨®lo d¨ªa, tan s¨®lo veinticuatro horas y casi sin cambiar una l¨ªnea, lo que eran simples palabras se convirti¨® en realidad. Hasta es posible que ¨¦l mismo est¨¦ sorprendido.