Adi¨®s a un s¨ªmbolo de otra ¨¦poca
Muere Mar¨ªa Luisa Echarte, 'madre' de buena parte del pelot¨®n espa?ol
El jueves muri¨® Mar¨ªa Luisa Echarte, la madre de Manolo Ariz-korreta, masajista y conductor del iBanesto.com. Madre tambi¨¦n, o casi, de Santi Blanco, ?ngel Casero, Jos¨¦ Mar¨ªa Jim¨¦nez, Carlos Sastre, Jos¨¦ Luis Rubiera, Rafa D¨ªaz Justo... y, en menor grado, de Txente Garc¨ªa Acosta, Igor Gonz¨¢lez de Galdeano y otros. En fin, de buena parte del pelot¨®n espa?ol, de aqu¨¦llos que pasaron en los 90 por el equipo aficionado del entonces Banesto y ahora son parte importante del ciclismo. Ellos eran los cachorros de Indur¨¢in.
Mar¨ªa Luisa era uno de los eslabones del viejo ciclismo, m¨¢s artesanal y familiar. Regentaba con su marido el restaurante-pensi¨®n Manolo, en Zegama (Vizcaya). All¨ª permanec¨ªan hospedados largas temporadas los j¨®venes del Banesto, sobre todo los que proced¨ªan de fuera de Euskadi, porque el grueso principal de la temporada se organizaba en aquella zona. 'Pod¨ªamos estar un mes entero', recuerda Jim¨¦nez. ?l siempre ha tenido una tendencia natural a dispersarse. La due?a de la pensi¨®n le echaba el freno. Para otros, el vicio estaba en la cocina. Ella les escond¨ªa las galletas.
Todos los que se hospedaron en aquella pensi¨®n reaccionaron ayer de la misma manera: 'Me trat¨® como una madre', respondieron todos. La pensi¨®n cerr¨® como tal hace unos a?os, cuando le detectaron un c¨¢ncer a la casera, y ahora s¨®lo funciona como cafeter¨ªa. En aquella ¨¦poca no se conoc¨ªan los grandes autobuses, los camiones equipados con lo ¨²ltimo, incluida la lavander¨ªa. Ahora, los corredores aficionados llevan una vida de lo m¨¢s parecida a la de los profesionales. Vida de hotel, todo comodidades, aunque sin convivir en grupo. M¨¢s impersonal.
La ¨¦poca del Manolo era otra. Los ciclistas repart¨ªan la vida entre la carretera y el Manolo. Todos juntos. En el desayuno, en la comida, frente al televisor y en la cena; y muchas veces compartiendo mesa con los due?os del hotel. 'Sab¨ªa m¨¢s de nosotros que nuestras madres', asegura Casero (Festina); 'ten¨ªamos secretos y algunos nos los tapaba'.
Rubiera, conocido por los platos que le sigue preparando su madre en Asturias, se acuerda sobre todo de la comida: 'El men¨² lo marcaba Jaimerena y nos prohibi¨® aquella tarta que hac¨ªa ella'.
Tambi¨¦n ten¨ªa dotes Mar¨ªa Luisa para la enfermer¨ªa. 'Nos recuperaba enseguida cada vez que le lleg¨¢bamos enfermos. Era nuestra protectora', afirma Carlos Sastre; 'signific¨® mucho para m¨ª. Hasta recuerdo que le dediqu¨¦ la victoria en la subida a Gorla. Fue muy especial. Ahora me acuerdo de cuando alguno se quejaba de que quer¨ªa el chulet¨®n poco hecho. Entonces lo cortaba con el hacha y se lo tiraba crudo al plato...'.
'Desayun¨¢bamos en la cocina de la pensi¨®n', matiza Santi Blanco; 'nos sent¨ªamos all¨ª mejor que en un hotel de cinco estrellas'. Los h¨¢bitos eran r¨ªgidos y flexibles al tiempo. Y, al parecer, los jefes del Banesto estaban encantados. Ten¨ªan controlados a los corredores aunque se sintieran como en casa.
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