Sentimientos encontrados
La Rambla, nuestra Rambla. De un tiempo a esta parte no paramos de o¨ªr hablar y de leer art¨ªculos sobre la degradaci¨®n de nuestro emblem¨¢tico paseo. Bien es verdad que contemplamos los cambios no siempre felices o acertados que el ¨¦xito de una ciudad como Barcelona ha obtenido a partir de los Juegos Ol¨ªmpicos.
Se sabe que la cantidad no siempre lleva aparejada la calidad. Barcelona, como toda gran ciudad, tiene barrios m¨¢s o menos atrayentes para el visitante, pero la proximidad del mar hace que nuestra Rambla sea el punto m¨¢s frecuentado por los turistas y que los que all¨ª vivimos y trabajamos padezcamos este ¨¦xito.
La Rambla se muere de ¨¦xito con sus pros y sus contras (especulaci¨®n, delincuencia, prostituci¨®n...). Nosotras, como vecinas y empresarias, amamos nuestra Rambla, y ya nos gustar¨ªa recuperar aquel glamour que en su d¨ªa tuvo. Nos contin¨²an pareciendo inigualables sus paradas de flores, sus quioscos permanentes, las paradas de p¨¢jaros, el mercado de la Boquer¨ªa y establecimientos emblem¨¢ticos. Por ello nos duele este juicio tan manido que nos hacen nuestros vecinos que viven de la plaza Catalunya para arriba. Barcelona vivi¨® durante muchos a?os de espaldas al mar, ahora parece que una parte de nuestros conciudadanos quieren vivir de espaldas a nuestras Ramblas. Nos gustar¨ªa animar a los ciudadanos para que vuelvan a invadirlas y no las entreguen tan f¨¢cilmente.
Por muchos y diversos motivos utilizamos nuestras grandes v¨ªas para manifestarnos y exigir soluciones, pues hoy, desde estas l¨ªneas, animamos a nuestros conciudadanos a manifestarse de la mejor y m¨¢s placentera manera: ?vengan a pasear y disfrutar de su Rambla!
Recuperemos con nuestra presencia el antiguo uso de llevar a ellas a nuestros amigos for¨¢neos con orgullo de barceloneses; no sin cesar en nuestro empe?o de continuar reclamando a las autoridades competentes un mayor celo en el cuidado, control y erradicaci¨®n de todos los puntos negativos que hay en ella, que, no nos enga?emos, son muchos. Porque si la abandonamos nunca m¨¢s ser¨¢ nuestra.
N¨²ria Paricio y Rosa Gil son due?as de sendos negocios de restauraci¨®n
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