Barcelona descubre su 'parade'
A las 17.30, con m¨¢s de una hora y media de retraso respecto a la hora prevista, arranc¨® ayer la B-Parade, el primer desfile techno que se celebra en Barcelona a imagen y semejanza de la concurrid¨ªsima Love Parade de Berl¨ªn, que aunque ¨²ltimamente va de baja, en su ¨²ltima edici¨®n reuni¨® a un mill¨®n y medio de personas en el centro de la capital alemana. La de Barcelona -organizada con muchas prisas y bastantes dosis de improvisaci¨®n a causa de las disputas entre las empresas que esperaban contar con el permiso municipal para realizar el evento- lleg¨® finalmente a las cifras previstas inicialmente por los convocantes, las empresas Wocom Events y Night Sun Group. A las 19.30, seg¨²n la Guardia Urbana, se hab¨ªan reunido unas 50.000 personas en los alrededores de las fuentes de Montju?c y en la avenida de la Reina Maria Cristina.
El p¨²blico, en su mayor¨ªa joven, fue llegando lentamente pero sin pausa durante toda la tarde. La temperatura del ambiente tambi¨¦n fue creciendo poco a poco, y eso que el sol cay¨® a plomo hasta entradas las siete.
En los momentos iniciales, el desfile lleg¨® a parecerse a una cabalgata de Reyes, aunque sin regalos. Pero la cosa consiste, sobre todo, en bailar. Y, aunque cost¨®, el p¨²blico acab¨® entreg¨¢ndose a los sonidos techno, house y pop que pon¨ªan los pinchadiscos encaramados en las 16 carrozas -m¨¢s bien camiones- que circularon hasta pasadas las nueve de la noche.
A partir de esa hora, se procedi¨® a leer un manifiesto en solidaridad con las v¨ªctimas de los atentados del pasado 11 de septiembre en Estados Unidos, lectura que dio paso a la llamada rave urbana, en la que se mezclaron performance musicales y la participaci¨®n de los pinchadiscos David Gausa, Xpansul y Frank M¨¹ller, que sustituy¨® a ¨²ltima hora al norteamericano Kenny Larkin, que cancel¨® su actuaci¨®n como consecuencia de los ataques terroristas. Las carrozas luc¨ªan en su morro un lazo blanco. Los primeros en llegar, con puntualidad, digamos, europea, fueron los extranjeros. Hab¨ªa de todo: alemanes, franceses, ingleses... Muchos de ellos se hab¨ªan acercado expresamente a Barcelona. Sven, alem¨¢n de 28 a?os, que hab¨ªa participado en la Love Parade de Berl¨ªn en 1997, explicaba, con cara de decepci¨®n, que en la capital alemana la fiesta 'es mucho m¨¢s loca, porque la mayor¨ªa de gente va disfrazada'. Lo cierto es que en Barcelona, donde la celebraci¨®n se organiz¨® como es tradici¨®n en este tipo de eventos bajo el signo de la paz y la convivencia, los disfrazados eran los menos. Entre los asistentes, todo el mundo se fijaba en un chico enfundado en una bandera estadounidense, puesta a modo de pareo, que llevaba inscrito en el torso las palabras 'Fuck war' (jodida guerra). En el p¨²blico, la mayor¨ªa de los j¨®venes, muy j¨®venes, beb¨ªan uno de esos brebajes a base de cafe¨ªna que supuestamente otorgan una energ¨ªa inagotable. El ambiente recog¨ªa una extra?a mezcla de makineros -de est¨¦tica postskin, con cabellos casi rapados, pantalones de ch¨¢ndal, calzado deportivo y camisetas muy ajustadas- y de asiduos a clubes m¨¢s sofisticados y pijos -cuyo signo m¨¢s distintivo fueron quiz¨¢ las gafas de sol de cristales ahumados. Todos buscaban lo mismo: diversi¨®n a raudales y tomar muchas im¨¢genes de la juerga: no hab¨ªa grupo sin m¨¢quina de fotografiar o de v¨ªdeo. Pero lo cierto es que muchos, sobre todo en los primeros momentos, hac¨ªan gala de una sorprendente timidez a la hora de decidirse a bailar. Quiz¨¢ era dif¨ªcil, puesto que la m¨²sica que surg¨ªa de las carrozas se superpon¨ªa la una con la otra, creando una cacofon¨ªa de dif¨ªcil audici¨®n. Muchos esperaban a la rave para poder dar rienda suelta a sus movimientos, como Raquel, una madrile?a de 31 a?os que tachaba de 'sosas' las carrozas, cuyos habitantes hac¨ªan lo posible para animar a la concurrencia. Bailarinas mulatas del colectivo Brasil2000show se abr¨ªan paso a ritmo de carnaval. Las carrozas representaban a clubes, como Arena, La Cova y La Terrrazza, empresas varias y ONG, como Amnist¨ªa Internacional. Desde lo m¨¢s alto, volaban serpentinas de colores, confetti, muchas pistolas de agua y lanzamiento de flores, que salpicaban un recorrido por las avenidas de Rius i Taulet y Reina Maria Cristina. Todo termin¨® con una monumental fiesta y, llegada la medianoche, la consigna era desfilar hacia algunos de los clubes de la ciudad que programan m¨²sica electr¨®nica.
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